* Las cursivas son flashback.
* Creo que este capítulo sobrepasa los niveles de la cursilería x.x
En
cuanto Ashiya se fue, me encontraba algo nervioso; el corazón me latía
alborotado en el pecho y no podía siquiera estar sentado. Estaba inquieto, y la
razón había sido mi conversación con ella.
En
mis manos se encontraba la tarjeta que ella me había entregado; con la
dirección de J. Suspiré y la guardé en uno de mis bolsillos, pensando en qué
haría, en cómo me iría y en qué le diría a mi madre para poder marcharme.
Tomé
mi abrigo antes de salir de casa a dar una vuelta; necesitaba hacer algo para
calmar mis nervios y caminar sería lo mejor. Mientras iba por las tranquilas
calles del vecindario no dejé de pensar en J ni un segundo, preguntándome
internamente cuál sería su reacción al verme.
Había un desorden en la sala de mi
apartamento, los chicos se hallaban allí y habíamos ordenado pizza, la cual la
acompañamos con cerveza. Las latas de cerveza se encontraban amontonadas sobre
la mesa, al igual que las cajas de pizza. Aiba eructó, causando la risa de los
presentes.
- Chicos, necesito hacer una confesión…-
anunció
- Después de semejante eructo, creo que
no tienes nada que decir- contestó J con una risilla. Sho rio con el comentario
- No le hagas caso a MatsuJun, cuéntanos
Aiba-chan, ¿qué quieres confesar?- preguntó Sho-chan antes de tomar un poco de
su cerveza
- Si, si, dejen que Masaki se exprese-
comenté
- No es que yo esté por ahí espiando a
nadie, pero…- Aiba suspiró sonoramente- Pero vi a Jun y a Nino besándose hace
días en los vestidores de la agencia- sentí como las mejillas me ardían y
comenzaba a sentirme mareado- Yo de verdad no los vi porque quise, de hecho
pensaba ponerme algo de ropa allí y…- se detuvo.
Un silencio sepulcral nos acogió a todos
de repente; hasta que J se animó a hablar.
- Bueno Aiba, tampoco es para que te
pongas así; sólo estábamos besándonos, no asesinando a nadie…
- ¡J!- le reprendí, pegándole en uno de
los brazos; Ohno esbozó una sonrisa al verme
- Nino, pero si es la verdad- volvió a
centrar su atención en Aiba, esbozando una sonrisa- Bueno, Aiba… chicos…
supongo que lo mejor es confirmar lo que ya sospechaban, ¿no?- Sho asintió,
conteniendo la risa- Nino y yo estamos saliendo desde hace poco tiempo… Aiba,
de verdad, lamento que te hayas enterado de esa manera…
- ¿¡En serio!?- le interrumpió el
aludido, lanzándose sobre nosotros para abrazarnos- ¡Omedetou!
- Hasta que al fin lo admitieron- dijo
Ohno con una enorme sonrisa- Espero que no se maten mutuamente y se quieran
mucho, de verdad, felicidades.
- ¡Nino, Ya lo sabía, pero escucharlo de
los labios de MatsuJun lo hizo mucho más emocionante!- exclamó Sho con alegría
- Ahora dense un besito, ¿ne?- comentó
Aiba con su estridente risa
- ¡Por supuesto que no! No pienso besar
a nadie- negué con la cabeza, comenzando a reír; J tomó una de mis manos,
entrelazando sus dedos con los míos, haciéndome sonrojar levemente. A pesar de
que los chicos nos gastarían bromas de por vida, pero me sentía feliz de que ya
no teníamos que ocultar lo que sentíamos frente a ellos…
Sonreí
al recordar aquél momento, deteniéndome justo en frente a un parque. Me senté
en un banquillo que se encontraba desocupado, lanzando un enorme suspiro. Habían
pasado ya dos años que había sucedido aquello, y aún continuaba recordándolo
como si fuese ayer. Imaginaba que al igual que yo, J también lo recordaba, sólo
esperase que él también sintiese la nostalgia que yo sentí y que sus
sentimientos por mi continuasen intactos.
Días después…
- ¿Estás
seguro de que eso es lo que quieres hacer? El marcharte de casa no evitará que
siempre estemos encima tuyo todo el tiempo…- suspiró por enésima vez
- Lo
sé Mana-chan, pero, de verdad, tengo que irme- contesté cerrando la maleta,
alzando la vista para encontrarme con sus preocupados ojos castaños.
-
Kazu… - dijo en voz baja
-
Debo hacerlo- musité para zanjar el tema.
- ¿Sakurai-san
sabe esto? ¿Sabe que te vas de la casa?- preguntó
- A
ver…- me pasé una mano por la cara, sintiéndome algo frustrado- Te diré la
verdad. Esto no lo sabe absolutamente nadie y por más que te niegues, pienso
hacerlo…- Manami se acercó más a mí, expectante- Me voy a Corea, voy a ver a J…
cuando Ashiya vino, me hizo entrar en razón, y en realidad, creo que es lo que
ambos necesitamos…
- ¿De
verdad Kazu? ¿Irás a verlo? – inquirió esbozando una sonrisa. Asentí- ¡Wow! ¡No
puedo creerlo!
- Sí,
me voy dentro de unos días… tengo miedo de no poder llegar a él, pero, haré lo
que sea. No regresaré a Japón sin verle-
- Si
es así, claro que te dejo ir- Manami me abrazó con fuerza- Ashiya-san tiene
toda la razón. Nuestros hermanitos lo que necesitan es verse para poder ser
completamente felices en medio de este infierno…
-
Gracias…- susurré correspondiendo a su abrazo, algo embargado por la emoción.
-
Sólo quiero que seas feliz, enano-
- Ya
lo soy. Gracias por apoyarme en esto… y no le digas a nadie a donde voy, ¿vale?-
dije cuando nos separamos
-
Entendido. Les diré que estás con Ashiya-san, así no me mataran cuando sepan
que te deje ir…
- De
acuerdo- sonreí- Ahora a terminar de empacar y…- me detuve- ¿Mana? ¿Te atreves
a venir conmigo?
- ¿Ser
tu compañera en esta aventura? ¡Por supuesto que quiero!- gritó antes de volver
a abrazarme- Tengo que empacar, comprar el vuelo, pensar en una buena excusa
para mamá, comprar cosas para el viaje, arreglarlo todo en el trabajo…
-
Ya, calma- reí- tienes unos días para ello.
-
Los hermanos Ninomiya en Corea… de solo pensarlo, me emociono. Gracias Kazu, ¡eres
el mejor hermano en todo el mundo!- exclamó antes de besarme en la mejilla e
irse corriendo a su habitación.
Jamás
en mi vida me había encontrado tan nervioso…
Durante
el vuelo no pude comer nada, a pesar de los intentos de mi hermana por
conversar conmigo y hacerme reír, continuaba con los nervios a flor de piel. Me
encontraba aterrado, no sabía cuál sería la reacción de J al verme, y no quería
que fuese negativa, pues lo conocía, sabía que me diría que era un tonto al
haber ido a visitarlo así tan abruptamente.
-
Todo va a salir bien, tranquilízate un poco…- susurró mi hermana con una
sonrisa mientras subíamos hacia nuestra habitación en el hotel. El cual se
encontraba a solo cuadras de él.
A
sólo unas cuadras de distancia del amor de mi vida…
-
Eso espero. Creo que me encuentro cansado, eso es todo…- repuse esbozando una
sonrisa forzada. En ese momento el elevador abrió sus puertas y el botones nos dejó
frente a nuestras respectivas habitaciones; las cuales estaban comunicadas por
una puerta (por órdenes de Mana-chan, así podría “vigilarme” para que no
cometiera ninguna “imprudencia”).
- ¿Cuándo
irás a verle?- preguntó en cuanto nos quedamos a solas. Ella en su habitación,
y yo en la mía, con la puerta entre ambas, abierta.
- Mañana-
- ¡Ganbatte!
Te irá súper. Kazu. No tengas miedo- sonrió
-
Gracias- asentí- Ahora voy a darme una ducha y a dormir un poco, me encuentro
algo cansado…
- Yo
creo que daré una vuelta por los alrededores. Si necesitas algo, me llamas, ¿vale?-
volví a asentir.
-
Vale.
Aquella
noche, después de despertar, y comer algo para cenar, me vestí y bajé a la
calle para dar una vuelta por los alrededores. Me acomodé la gorra negra
mientras caminaba, observando las casas y los enormes edificios del tranquilo
vecindario, deteniéndome justo en frente de uno en particular…
- ¿Qué
estarás haciendo en estos momentos?...- susurré alzando la vista, mirando hacia
la última planta. En donde él se encontraba.- Mañana… mañana nos volvemos a
ver, J. Te lo juro…- añadí con un largo suspiro antes de alejarme de allí con
pasos lentos.
Al
día siguiente, mientras tomaba el desayuno en la habitación, la puerta contigua
a la habitación de Manami se abrió y ella atravesó el umbral con una gran
sonrisa y con una barra de granola en la mano libre.
-
Buenos días hermanito, ¿qué tal te va?- canturreó alegremente antes de sentarse
en la cama, observándome con expresión soñadora.
-
Bien, me encuentro bien…- respondí antes de darle una mordida a mi tostada- Te
veo de muy buen humor, ¿a qué se debe?- inquirí
-
Pues, me siento feliz porque cuando te cuente esto sé que vas a amarme más de
lo que ya lo haces- alcé una ceja
- Ah
sí… ¿Y qué hiciste Mana-chan?-
- Resulta
que anoche, cuando saliste por ahí, me fui detrás de ti- confesó dándole una
mordida a su granola. La observé de hito en hito
- ¿Qué
hiciste qué?-
-
Bueno, estaba preocupada por mi hermano menor…- musitó a modo de defensa
- En
serio te pasas…- murmuré mirándola con los ojos entrecerrados
- ¿Me
dejarás explicarte o no?- levantó una de sus arregladas cejas y sonrió
-
Bien.
- El
caso es que, cuando vi el recorrido que hiciste, me di cuenta de que te
detuviste en el edificio en donde se encuentra Matsumoto-kun, y yo- se señaló a
si misma- En un acto de buena hermana mayor, fui a investigar hoy de qué manera
tienen a tu chico allí…- sonrió con autosuficiencia- El caso es que investigué
que él está en el último nivel, sólo hay dos apartamentos ocupados allí, y uno
de ellos es el de Matsumoto-kun…
-
Eso ya lo sabía, Ashiya-san me lo contó- dije limpiándome la comisura de los
labios
-
Sí, pero sé que no sabes que él está custodiado y vigilado en exageración… hay
policías en todo el lugar. Incluso hasta en las escaleras…- lancé un silbido, y
mi hermana asintió con lentitud
-
Joder, ¿cómo demonios podré acercarme allí?- murmuré frustrado
- Es
ahí en donde yo entro en acción- señaló mi hermana ensanchando la sonrisa-
Estuve hablando con uno de los guardias de seguridad que tienen en la escalera,
ya sabes, utilicé mis encantos para sacarle información, y bueno, me invitó a
comer esta tarde, pues los custodios de Matsumoto-kun salen con él para
almorzar por ahí, así que esa es tu oportunidad hermanito, sino pueden hablarse
en ese intervalo de tiempo, entonces tendrás que esperar a que él regrese a
Japón…
- Es
muy arriesgado…- murmuré por lo bajo- Pero lo intentaré. Quizás corro con
suerte y J llega a verme. Mil gracias Manami, eres un sol. De verdad, no sé qué
haría sin ti…
- Ah
hermanito, sólo lo hago porque quiero verte feliz- Manami sonrió y volvió a
darle una mordida a su granola- Pero ya sabes, debes de ser súper rápido y
discreto, pues nadie debe verte allí, sino ya sabes la que se armará si
Kitagawa-sama sabe que estás aquí en Corea.
- ¿Crees
que no sé qué me estoy jugando la vida estando aquí?-
-
Pero bueno, lo hecho está hecho. Así que, vamos a hacerlo- asentí vigorosamente
-
Claro, no me iré de aquí sin ver a J, se lo debo a ambos- dije en voz baja
-
Perfecto hermanito, entonces…- se puso de pie- Te dejo terminar tu desayuno, yo
iré a buscar algo que ponerme y te avisaré más tarde, pues sería lo mejor que
estuvieses por los alrededores antes de que yo llegue al edificio, así subes
sin levantar sospechas- asentí nuevamente
- De
acuerdo… -suspiré- ¿Mana?- le llamé antes de que ella saliese de la habitación
- ¿Si?-
-
Gracias por ayudarme de esta manera…
-
Shh, no tienes que agradecérmelo. Te lo mereces Kazu, mereces ser feliz.
Siempre te lo he dicho; y no me importaría salir a almorzar con un tipo feo y
tonto con tal de que mi hermanito pueda volver a sonreír como antes. Por ti lo
haría un millón de veces, pues sé que si estuvieses en mi posición, harías lo
mismo…- esbozó una dulce sonrisa.
Sentí
como los ojos se me llenaban de lágrimas e incliné el rostro para que mi
hermana no me viese tan emocional. Ella salió de la estancia, dejándome a
solas; fue entonces cuando me puse de pie, tratando de calmar los agitados
latidos de mi corazón. Había perdido el apetito y me encontraba con los nervios
a flor de piel… no era para menos, después de dos meses volvería a ver a J, y
ya me daba igual si me reclamaba y me decía que era un estúpido; pues lo único
que yo quería era sentir sus fuertes abrazos otra vez, que me apretase contra
él y me dijese que todo iba a salir bien.
Me
encontraba en la planta baja del edificio, en un descuido de unos minutos del
guardia de seguridad en la puerta había logrado entrar, y solo me quedaba
esperar a que el chico con el que Mana saldría, bajase. Ella me dijo que me
enviaría un mensaje de texto en cuanto se encontrara con él, así, que todo era
cuestión de esperar.
Estaba
agachado, debajo de la escalera. Al escuchar unos pasos, agudicé el oído,
dándome cuenta de que solo era una persona; unos dos minutos después, recibí un
mensaje de mi hermana mayor. Así que salí de mi escondite y comencé a subir las
escaleras con rapidez, sintiendo como él corazón me latía alborotado en el
pecho a medida que iba acercándome más y más a mi destino.
Al
llegar al último nivel, observé las escaleras totalmente desiertas; con un
suspiro de alivio, me detuve en el último peldaño, observando el pasillo sin
sacar mucho la cabeza, pues suponía que debían de haber cámaras allí. Ahora
sólo me costaba rogarles a los dioses que nadie llegase hasta que pudiese ver a
Jun.
Las
manecillas del reloj marcaban las 2:24 de la tarde. Llevaba diez minutos allí y
me encontraba más aterrado a cada minuto trascurrido, pues suponía que pronto
alguien iría a vigilar ese lugar y yo tendría que irme.
-
Maldición, J… ¿Dónde estás?- murmuré entre dientes, observando el pasillo
nuevamente. Volví a esconderme contra la pared, de repente, se escucharon unas
voces masculinas de la nada; supuse que era porque habían llegado en el
ascensor. Escuché unas risas y luego, le escuché… sin duda, no tenía que verlo
para saber que estaba allí.
No
contuve las ganas de verlo, así que, lo más discretamente posible, ladeé un
poco el rostro y el corazón me dio un vuelco. Ahí estaba él, llevaba unos jeans
negros, converse del mismo color; una camiseta azul celeste y una gorra negra, por
la cual se escapaban algunos rebeldes mechones de pelo, el cual le había
crecido, al parecer. Se había quitado los lentes de sol y sentí como las
piernas me flaquearon al verle sonreírle a uno de los hombres que le
acompañaban.
Uno
de ellos era alto, de la misma estatura de J, con el tono de piel un poco
oscuro; tenía el pelo negro, corto y algo despeinado, nariz recta, labios
prominentes y las cejas bastante pobladas y algo descuidadas. El otro chico era
un poco más joven y el más bajo de los tres, con el corto pelo en un tono castaño
claro, llevaba lentes y una dulce sonrisa que me recordó mucho a Aiba-chan.
J
alzó la vista, mirando hacia donde yo me encontraba. Con rapidez, volví a
esconderme contra la pared… ¿me habría visto? Por un lado esperaba que sí, pues
eso me facilitaba aún más las cosas. Pero al notar que nadie dijo nada, al
parecer, nadie me había visto.
Tenía
una idea y la pondría en práctica; rogaba internamente que aquello no me
fallase… Con el corazón, literalmente, en la boca, tomé mi móvil y lo dejé
caer. Este rodó dos peldaños hacia abajo, y segundos después, escuché sus voces
nuevamente.
- ¿Qué
fue eso?- inquirió uno de los dos
-
Puedo ir a ver- respondió una voz desconocida
-
Iré a ver yo- musitó J
- No
creo que sea conveniente, Matsumoto-san- escuché que alguien contestó. Crucé
los dedos de la mano derecha, para que dejasen que fuese Jun.
- Me
hacen sentir como un completo inútil, ustedes esperen aquí, iré a ver…- unos
pasos se acercaban, los escuchaba más, más, más cerca. Mordí mi labio inferior
con tanta fuerza que me estaba haciendo daño, pero aquello no me importó en lo
más mínimo.
Al
ladear el rostro, me encontré cara a cara con Jun. Éste se quedó paralizado al
verme, totalmente inexpresivo y conmocionado.
- ¿Pasa
algo, Matsumoto-san?-
-
No… fue solo el perrito del apartamento de abajo, nada más- se inclinó,
fingiendo anudarse los cordones y siseó por lo bajo- ¿¡Qué buscas aquí!?-
-
Vine a verte, J…- susurré con un hilo de voz
- Deberías
irte, si te descubren…
- Lo
sé, me meteré en un lio, pero…- suspiré y bajé aún más la voz- necesitaba
verte…
- ¿Todo
bien, Matsumoto-san?- inquirió uno de sus custodios
-
Sí, ya voy…- fingió anudarse el otro zapato- Nino, vete, si te descubren te
mataran. Dame un número a donde llamarte, rápido…
-
Tengo mi teléfono, ¿llámame si? Necesito hablarte- susurré
-
Vale, ¡ahora vete!- exclamó mirándome suplicante. Asentí y tomé mi móvil con
rapidez, bajando las escaleras apresuradamente, con cuidado para que no
escuchasen mis pasos; al encontrarme dos niveles más abajo, me detuve,
sintiendo como las emociones se agolpaban en mi pecho.
¡Lo
había visto! Había visto a J finalmente.
Ahora
lo único que esperaba era que cumpliese a su promesa y que encontrásemos un
método para que nos viésemos y pudiésemos hablar. Pero al menos lo había tenido
frente a mí por unos segundos, aquello me hizo sentir reconfortado.
Fue
entonces cuando entendí que Ashiya tenía razón, lo único que podía hacerme
sentir vivo, superar esta horrible depresión y sonreír nuevamente era Jun. Y la
sensación de felicidad que me embargaba en aquél momento no hizo más que
confirmármelo.
Ya quiero saber que se van a decir por favor espero la continuación ERES LA MEJOR
ResponderEliminarLes prometo conti super super pronto, no se imaginan lo que harán este par para volverse a ver...
EliminarGracias por tomarte tiempo en pasar por aquí y leer esta fic :D
Siiiiiii!! por fin!! aunque solo fue 1 minuto
ResponderEliminarde estar tan cerca *0* que mi corazon dejo de latir en ese momento fhgdsf kyaaaaaaah!! X__X
fue tan emocionante que estaba como Nino toda nervios@ >////<
ahora POR FAVOR!! Iza no tardes mucho que me quedare pelona y sin uñas apiadate de mi onegai! *-* jejeje
arigatou!! por el capitulo<3333
Hontou? Tanto te emocionó? D:
EliminarGosh! Y yo que pensaba que esa escena había quedado medio rara :s
Para que no te quedes pelona subiré la conti pronto, créeme, te quedarás así :O cuando veas lo que hará Nino por verse con J por más rato -se cubre la boca con ambas manos- Ya no doy más spoilers x.x
Gracias por continuar leyendo Kana-chan :D
Pues como no me va emocionar iza
Eliminarsi todo lo sucedido con ellos y el sufrieminto es algo que nose puede olvidar ;o; asi que ver a nino tomar valor para ir a verlo fue dfjhsgfsh kyaah! >///< jajaja bueno ya sabes q vivo mucho los fics XDD jajaj
pero con ese spoiler(?) ya estoy mas desesperada *se le empieza caer el cabello* XDD jajaja
GANBATTE!! IZA \o/
OMG Por fin se vierooooooon *O*
ResponderEliminarno lo puedo creer están así de cerca para arreglar las cosas!
Aunque espero que no empeoren ><
waaaa desde que nino comenzó a subir las escaleras yo también comencé a morder mi labio hasta el punto de dañarme XDDDD es que los nervios me inundaban, sentía que moriría si nino veía a J y así fueeee me dio mi infarto >//////<
Iza no puedes dejarlo ahí quiero conti!!!! gambatte!