martes, 25 de junio de 2013

Be With You 17


Tarde, pero seguro...
Al fin actualizo! D:
Debo de confesar que se me hizo bastante dificil escribir este capítulo y no se porqué... Sólo espero que les guste y que consideren que la espera valió la pena.

Ya estamos casi casi en la recta final de la historia ^^



La habitación se encontraba en penumbras, iluminada tenuemente por la lámpara de la mesilla, las cortinas corridas. Sólo se escuchaba el húmedo sonido que producían el roce de nuestros labios y nuestras respiraciones un tanto agitadas; Jun comenzó a levantar con lentitud mi camiseta, dejando mi cintura al descubierto, mordisqueando mi labio inferior con suavidad antes de separarse de mí para quitarme la prenda en color negro, y haciendo lo mismo con su camisa, la cual fue a parar al suelo. Sus cálidos labios se posaron sobre mi cuello, besándome con una delicadeza desconocida e algo inusual en él.

- Quiero que esta noche sea inolvidable para ambos…- susurró en respuesta, acariciando mis caderas con lentitud, rozando el dedo índice por la cinturilla de mis pantalones, haciéndome estremecer con aquél simple roce. Tomé su rostro por la barbilla y le besé en los jugosos labios apasionadamente, dejando escapar un jadeo en cuanto su intrépida lengua se coló en mi cavidad, acariciando la mía incesantemente mientras su dedo se detenía justo en el botón de mis vaqueros.

Enrosqué mis brazos alrededor de su cuello para atraerlo más a mí, sintiendo como su calor, su cercanía y su aroma estaban enloqueciéndome a cada momento. Con tan solo unos cuantos besos ya me encontraba al borde de la lujuria y mi cuerpo no hacía otra cosa que no fuese pedir más y más de él. Con un suspiro, tiré de su labio inferior con los dientes, encontrándome con una mirada llena de malicia que caló hasta lo más profundo de mi ser.

- ¿Ya te encuentras tan ansioso y siquiera hemos empezado?- susurró levantando una ceja, dejando que su dedo se paseara por el notorio bulto en mi entrepierna.
- Jun es que…- me detuve, sintiendo como las mejillas me ardían por aquella interrogante. Era increíble que él se encontrase tan tranquilo, tan apaciguado, cuando todo dentro de mí se encontraba hecho nada por los nervios y por la misma excitación; estaba muy mal y lo único que deseaba era que J me tomase entre sus brazos y me hiciese suyo ya mismo.
- ¿Es que qué, Kazu?- inquirió nuevamente, acariciando mi endurecido miembro con la mano por encima de la tela, haciéndome jadear nuevamente.
- Que deseaba mucho volver a sentir esto… -respondí quedamente, cerrando los ojos mientras me abandonaba a la deliciosa sensación de placer que me daban las caricias que J me propinaba- Te eché tanto de menos, J…
- Yo también te eché de menos, Nino- musitó en respuesta, dejando escapar un suspiro en cuanto me escuchó gemir nuevamente.

Sin darme tiempo a nada, bajó el cierre de mis pantalones y los desabotonó, tirando de ellos con fuerza hacia abajo con todo y mi ropa interior, dejándome desnudo por completo frente a él. Me regaló una mirada cargada de deseo que me hizo ruborizar por completo nuevamente. Tomó posesión de mi boca con un acalorado beso, mientras una mano se ceñía en torno a mi miembro, regalándole vigorosas sacudidas que me hicieron delirar del placer.

Moví las caderas instintivamente hacia atrás y hacia delante, deseoso de continuar sintiendo sus caricias, cerrando los ojos con fuerza y mordiendo mi labio inferior en cuanto él aumentó el ritmo, apretando mi dureza con sus dedos mientras su mano se deslizaba por la longitud de mi erección, logrando que se escapasen algunos gemidos que intenté contener. Me encontraba preso del placer, mi piel se erizó desde la cabeza a los pies y lo único que deseaba era sentirlo dentro de mí.

- J…- ronroneé, sosteniéndome con fuerza de las sabanas, sintiendo como me abandonaba lo poco que me quedaba de autocontrol. A pesar de tener los ojos cerrados, podía imaginar la mirada que me dedicaba en aquel momento; sabía más que nadie que la mayor debilidad de Jun era verme jadeante, sumiso, y excitado entre sus brazos, tal y como me encontraba en estos momentos - Detente… necesito…- pero un nuevo jadeo interrumpió mi frase. Sentí como mi miembro se endurecía un poco más por las caricias que me propinaba, en una deliciosa vorágine de dolor y placer que me hizo arquear la espalda por la intensidad. Si continuaba así iba a correrme y todavía no quería hacerlo, no sin él.
- ¿Sí? ¿Necesitas?...- susurró contra mis labios, haciendo que se rozasen cada vez que musitaba una palabra.
- Te quiero dentro de mí, ¡no puedo esperar más!- exclamé abriendo los ojos, encontrándome con un brillo de malicia en los suyos; estaba haciéndolo adrede para desesperarme, y efectivamente, lo había logrado.

Jun suspiró y me besó en la punta de la nariz antes de detener sus caricias y ponerse de pie, quitándose los pantalones. Ahogué un gemido al ver como su pene se apretaba bochornosamente contra sus boxers, exigiendo ser liberado. En cuanto J se deshizo de ellos, mordí mi labio inferior al verlo totalmente erguido.

Él volvió a subirse en la cama, acomodándose encima mío, tomando mis piernas con delicadeza y dejándolas alrededor de su estrecha cintura; besándome apasionadamente mientras me introducía un dedo con lentitud. Arqueé la espalda nuevamente, volviendo a estremecerme por aquella deliciosa, aunque un poco dolorosa intromisión. Con suavidad movía su dedo dentro de mí, introduciéndolo y sacándolo muy despacio, excitándome a tal punto que en cuanto penetró el segundo fui incapaz de sentir dolor, lo único que podía sentir era un indescriptible placer.

- ¿Estás listo?- inquirió con dificultad, mirándome a los ojos; asentí y él esbozó una hermosa sonrisa que hizo que me diera un vuelco el corazón. Dejó la punta de su miembro justo en mi entrada y me tomó de las manos, entrelazando sus dedos con los míos mientras nos hacíamos uno. Ambos gemimos al unísono en cuanto J estuvo por completo dentro de mí, comenzando a mover las caderas con aquel lento vaivén, con suaves estocadas que incrementaron más mi excitación, como si aquello fuese posible.

Un forzado gemido se escapó de mi garganta; al paso que continuábamos no podría soportar más, me encontraba muy mal y Jun, con sus movimientos, sus besos, el calor que emanaba su cuerpo, sus gemidos… Todo en conjunto no hacía más que llenarme de un deseo casi enfermizo por él.

J se inclinó a besar mi cuello, besándolo con intensidad mientras aumentaba el ritmo en sus embestidas, golpeando sádicamente mi cavidad con su endurecido falo. Suspiré en cuanto sentí sus dientes mordisqueando mi sensibilizada piel mientras yo movía las caderas a su ritmo, buscando más roce, más placer, más, muchísimo más…

Nuestros cuerpos se encontraban sudados, y el eco de nuestros gemidos resonando en toda la habitación; mi chico bajó una de sus manos para acariciar mi desatendido miembro, sin dejar de propinarme rápidas embestidas. Y las oleadas de placer volvieron a tomar posesión de mi cuerpo; tenía la vista nublada y el respirar con normalidad era más que una proeza. Tomé su rostro por las mejillas, besándolo nuevamente mientras me abandonaba a aquella magnifica sensación. Dejé escapar un prolongado gemido cargado de placer en el momento justo en que derramaba mi esencia en su mano, volviendo a jadear en cuanto J se corrió, llenándome con sus cálidos fluidos.

Se dejó caer agotado sobre mí, hundiendo su rostro en mi cuello mientras ambos luchábamos por encontrar un poco de oxígeno. Débilmente esbocé una sonrisa, hundiendo los dedos en su pelo y acariciándolo con suavidad, disfrutando de uno de los momentos más especiales de mi vida, el cual nunca olvidaría.


Aquella noche nos quedamos en la cama, platicando de mil y un cosas, abrazándonos, besándonos sin parar. Deseosos de que aquel momento nunca llegase a su fin.

- Cuando Sho me dijo lo que habías hecho…- suspiró con pesadez- Joder, quise morirme, ¿sabías? Me pregunté una y mil veces qué iba a hacer con mi vida si tu no sobrevivías, y me sentía culpable. Pues reconocía que mis palabras te habían empujado a hacer eso.
- Fui un idiota, J- contesté mirándole a los ojos, bajando la vista para ver nuestras manos entrelazadas- No debí hacerlo, pero en aquél momento sentí que era la mejor opción. Era terrible, eso de visitar psicólogos, tener a una señora que me decía a diario que era un psicótico, todos encima de mí, queriendo saber qué hacía, que pensaba… -mordí mi labio inferior antes de continuar- Sé que lo hacían con buenas intenciones, pero yo en realidad lo único que necesitaba era tenerte a mi lado- confesé apenado.
- Si tan solo hubiese escuchado tus advertencias…
- Shh, no es momento para eso ya- le interrumpí con una sonrisa- Ahora aprendiste la lección y no vas a volver a consumir esa porquería nunca más, ¿verdad?- inquirí en un tono conciliador que rayaba casi en lo maternal
- Por supuesto que no, no quiero volver a pasar otra odisea como esta- negó con la cabeza, besándome en la frente- Extraño mucho a mi familia, a los chicos y ni hablar de ti.
- Yo también te extrañaba demasiado- susurré, abrazándole con fuerza.
- ¿Cómo se porta Riida contigo?- inquirió después de un largo silencio
- ¿Oh-chan? Como un ángel, es el que menos me ha atosigado, aunque no puedo negarte que estuvo igual de preocupado, como todos- respondí con una sonrisa- Pero, en cuanto al incidente aquel, todo se encuentra bien; él se disculpó conmigo y acordamos sepultar ese asunto- Jun asintió- ¿Aún sigues molesto por eso?
- No, echo demasiado de menos a Riida como para seguir molesto, además, él es un caballero, y sabía que no iba a volver a ocurrir eso entre ustedes, yo solo pregunté porque no quería que se distanciasen por eso.
- Todo está bien, todo se encuentra estupendamente bien- aseguré en voz baja cerrando los ojos mientras el cansancio iba haciendo mella en mí, y mientras me quedaba dormido, podría jurar que Jun me había dicho nuevamente que me amaba, haciéndome sentir el ser más feliz y afortunado del planeta.



By Jun


Habría dado mi vida porque aquella noche nunca llegase a su fin.

Sonreí nuevamente al observar a la hermosa criatura que dormía entre mis brazos; con la pequeña boca ligeramente entreabierta, y completamente despeinado. Tenía los labios enrojecidos e hinchados a causa de tantos besos y el atisbo de una tonta sonrisa, quizás se encontraba en medio de un sueño, o simplemente, al igual que yo, no podía creer lo que había sucedido entre nosotros horas antes.

No imaginaba que él tendría la osadía de viajar hasta Seúl a verme.

Cuando lo vi escondido en las escaleras del edificio, pensé que estaba delirando o que de tanto extrañarlo ya me imaginaba que le veía en todas partes; pero no, Nino estaba allí, había ido sólo para verme, a pesar de que consideraba que no merecía nada de aquello.
Después de dos meses sin estar a su lado, dos infernales meses que para mí habían parecido milenios, por fin volvía a verle, abrazarle, escuchar su melódica risa, sus pucheros involuntarios y la manera graciosa en que fruncía los labios.

No quería separarme de él, no quería que amaneciera.

No había dormido en toda la noche, observándole mientras él lo hacía, pues no sabía con exactitud cuándo volvería a verle mientras continuase aquí, y es por eso que quería aprovechar el tiempo al máximo.
Nino se aferró más a mí, sin abrir los ojos aún; yo le abracé con más fuerza, cerrando los ojos con lentitud, aspirando el olor de su pelo, quedándome dormido sin darme cuenta.


Desperté sobre las nueve, Nino se encontraba en la ducha y mientras aún estaba tirado en la cama, él comenzó a vestirse, poniéndose un vestido en azul claro, leggins negros y la peluca, haciendo una mueca graciosa en cuanto estuvo listo.
- ¿Qué tal me veo?
- Hermosa- respondí conteniendo la risa. Mi novio me fulminó con la mirada, inclinándose a tomar uno de los cojines de mi cama, que al parecer había caído al suelo mientras dormíamos, arrojándomelo a la cara.
- ¡Baka!- exclamó sacándome la lengua, cruzándose de brazos finalmente.


En cuanto me duché y me vestí, hice algo ligero para desayunar; mientras comíamos no dejábamos de tomarnos el pelo y reír, retrasando más el momento, aunque ambos sabíamos que ya se acercaba la hora en la que Nino se tuviese que ir, y que yo volviese a mi vida de presidiario.

Cuando Midõ llamó gentilmente a la puerta de mi apartamento, supe que ya Nino debía irse; con pesadumbre, él se puso de pie y se dirigió hasta el recibidor, conmigo pisándole los talones, literalmente, comenzando a calzarse con lentitud, sin decir siquiera una palabra. Sabía que para él, esto era mucho más difícil que para mí.

- Vamos a volver a vernos, ¿verdad?- inquirió casi en un susurro, mirándome a los ojos
- No sé cómo lo haremos, pero, si- asentí- vamos a volver a vernos, Kazu…- confirmé. Esbozó una sonrisa y me abrazó con fuerza, levantando ligeramente el rostro. Acaricié una de sus mejillas con dulzura antes de besarle en los labios con delicadeza. Fue un beso largo, intenso, en el que expresamos todo lo que sentíamos en aquél momento.
- Prometo llamarte siempre, pues me regreso a Japón mañana…- susurró contra mis labios, sin abrir los ojos aun- No quiero irme, J.
- Yo tampoco quiero que te vayas, pero…- las palabras murieron en mi boca, pues Nino había vuelto a besarme. Me tomaba con fuerza por la camiseta, rozando su lengua contra la mía con extremada delicadeza, haciéndome estremecer por lo íntimo de su contacto.
Nos separamos lentamente, regalándonos un último abrazo. Nino sonrió y me besó en la mejilla.
- No olvides que te amo, J

-Yo te amo más…- musité quedamente antes de tomar una de sus manos con delicadeza y depositarle un beso en el dorso, sintiendo como el corazón me latía alborotadamente al verlo cruzar el umbral de mi puerta, no sin antes dedicarme una de aquellas sonrisas que sólo él sabía darme.

1 comentario:

  1. Nooo! otra vez se separan TOT
    en verdad que fue fugas esa visita despues
    de tanto que han pasado :(
    senti su tristeza al separarse de nuevo
    mi ♥ se encongio T.T
    pero a pesar de ello se aman mucho y al saberlo se ha echomas fuerte su relación. ♥♥♥♥♥

    MATSUMIYA Forever!<33333

    Gracias iza*-*

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