La
ciudad de Seúl comenzaba con el trajín de las mañanas, las personas
encaminándose hacia sus lugares de trabajo, los niños yendo de la mano de sus
padres a la escuela; y mientras eso sucedía en el exterior, en mi apartamento
sólo reinaba el silencio. Ni un murmullo, ni una maldición, siquiera un
suspiro. Absolutamente nada.
Tenía
dos días sin saber nada de Nino, Sho me había atendido al teléfono una sola vez
y me había dicho que continuaba inconsciente. El saber aquello me había
derrumbado por completo, y no tenia deseos de llamarle otra vez, todo por no
escuchar una mala noticia. La noche anterior apenas había pegado un ojo, y las
ganas de llorar aumentaban más a cada momento trascurrido… Jamás había
imaginado que tan duro era sentir culpa.
Mis
custodios se encontraban preocupados por mi, pues, apenas había hablado, no
salía siquiera al pasillo y no les había llamado. Ginji me había dejado su
móvil, quizás por pena, pero en el fondo, se lo agradecía, aunque todavía me pertenecía
por haber ganado la partida; bien podía devolverlo, pero… Necesitaba estar en
contacto con los chicos.
Me
levanté de la cama y caminé hasta el baño con desgana, dándome una rápida
ducha; me sequé y me vestí, quedándome con el pelo mojado. Fui hasta la cocina
para prepararme un poco de café, pues no me apetecía desayunar; mientras ponía
la cafetera, el móvil de Ginji sonó… El corazón me dio un vuelco al ver el
número de Ohno.
Dejé
lo que estaba haciendo para atender la llamada.
- ¿Hai?-
dije con rapidez
-
MatsuJun… Al fin- contestó en voz baja, casi susurrando. Sonreí al escucharle;
el enojo que sentí al descubrir que había besado a Nino se evaporó en aquel
momento. Fue entonces cuando descubrí cuanta falta me hacia Riida, y que, a
pesar de todo, el cariño y la admiración que sentía por él continuaban
intactos.
- ¿Cómo
estás?- inquirí apoyándome contra la encimera- ¿Cómo está él?- pregunté con
rapidez
- Me
encuentro bien… Estoy en el hospital- contestó con el mismo tono bajo de voz y
dejó escapar una risilla- Y Nino está bien, hoy despertó del estado de
inconsciencia, y ya quiere irse de aquí…
- Típico
de él, odia estar hospitalizado- sonreí débilmente- Pero, ¿ya está estable?
-
Si, aunque su estado es un poco delicado aun, ya sabes… Por los medicamentos
que tomó para…- escuché un movimiento brusco del teléfono- Perdón, pensaba que
Sho-chan andaba por ahí-
- ¿No
quiere que hablen conmigo?- inquirí
- No
exactamente, pero él quería esperar un poco más para contactarte…
- Entiendo
que me odie- musité con voz queda
- No
es que te odie Jun, es que, Nino estaba muy mal. Quizás reaccionó así por lo
que sentía en el momento, pues el pobre se encontraba asustadísimo cuando vio a
Nino de esa manera. Pensamos que lo perderíamos- noté la preocupación en la voz
de Ohno y volví a suspirar; definitivamente, la habían pasado fatal aquella
noche.
- No
te imaginas lo feliz que me hace saber que él está bien- contesté con pesadez
- Te
llamaré luego, Sho anda buscándome-
-
Despreocúpate, yo entiendo… Hasta luego Riida- ambos nos despedimos y terminé
la llamada, mirando el móvil con expresión ausente.
Tenía
una sensación agridulce en el pecho, a causa de saber cómo se encontraba Nino,
pues a pesar de que ya estaba fuera de peligro, lo que yo quería era sentir su
cercanía, abrazarlo y decirle que todo estaría bien.
By Nino
- Te
dije que hagas silencio Aiba-chan…- siseó Sho
- No
estoy haciendo nada, deja la paranoia-
- ¿Nada?
Tu incesante “Hu hu hu”-imitó la risa del aludido- se me mete en la cabeza y me
vuelve loco, además, Nino debe descansar…
- Ya
veo que leer manga es ilegal- contestó Aiba bajando el timbre de voz.
Esbocé
una leve sonrisa al escucharlos, antes de abrir los ojos con lentitud; sentí
que los párpados me pesaban toneladas. Con algo de dificultad, pude abrirlos,
parpadeando varias veces para acostumbrarme a la luz de la habitación en donde
estaba. Al ver las paredes pintadas de blanco, más el silencio, y la pulcritud
y blancura de las sabanas que me cubrían, me di cuenta de que estaba en un
hospital.
- ¿Qué…
qué estoy haciendo… aquí?- susurré. Mi voz sonó rara, áspera; Sho se volvió
hacia mí y esbozó la mayor de las sonrisas, Aiba al verle, volvió el rostro
hacia donde él miraba
- ¡NINO!-
gritaron ambos al unísono, acercándose un poco mas
- Sabía
que ibas a despertar, menudo susto que nos diste, ¿eh? Espero que no vuelvas
nunca más a intentar…- Sho carraspeó, haciendo que Masaki guardara silencio
- ¿Cómo
te sientes?- inquirió el pelinegro, revolviendo mi pelo de una manera cariñosa
- Me
siento bien, aunque…- me detuve- mi voz suena horrible, y… me siento débil. ¿Cuantos
siglos llevo dormido?
-
Realmente son solo dos días- contestó Aiba-chan antes de echarse a reír- quizás
por eso tu voz suena así…
- ¡Al
fin, despertaste!- la voz de Manami inundó la habitación. Entró como un
huracán, haciendo a los chicos a un lado para darme un abrazo que me dejó sin
aire- Si hubiese sabido que despertarías, no hubiese ido a la casa…- musitó
antes de soltarme- ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes, otouto?-
-
Ahora mejor, puedo respirar- respondí con una sonrisa- Pero me siento débil,
eso le decía a Sho-chan… ¿Por qué estoy aquí?- pregunté
-
Ehm…- los tres se miraron indecisos- desgaste físico Kazu, se esfuerzan demasiado.
No es fácil ser un miembro de Arashi- contestó mi hermana con una risilla
floja… la miré con los ojos entrecerrados, no le creía nada.
-
Ah, souka- contesté sin dejar de mirarla- No es para nada fácil ser un miembro
de Arashi- corroboré bajando el timbre de voz. En ese instante, mi mamá entró a
la habitación, sonriendo ampliamente al verme
-
Kazunari… al fin, despertaste cielo- musitó- Pensaba que te quedarías dormidito
todo el fin de semana
-
Claro que no mamá- protesté por lo bajo- Quiero comer algo, y tomar té; mi
garganta me lo agradecerá
-
Primero le diremos a la doctora que despertaste, luego, veremos qué puedes
comer y qué no- contestó mi mamá
- ¿Pero
qué no estoy aquí por desgaste físico?- inquirí dándole una mirada
significativa a mi hermana
- Si
Ninomi, pero es que… tu estómago también está débil, así que por eso quizás
tengas una dieta; sabes que días atrás no has estado alimentándote bien- respondió
Sho con rapidez. No era tonto, algo estaba sucediendo y me lo estaban
ocultando.
Mientras
esperaba por la doctora, observaba detenidamente la habitación en donde me
encontraba. Tenía una ventana al lado izquierdo, la cual se encontraba abierta,
a mi lado derecho estaba una mesita y una silla plateada. Un sillón descansaba
más atrás, en donde se encontraban Sho y Aiba, mi hermana estaba comprando algo
para mí, y mi madre suponía que estaba con la doctora y regresaría con ella.
Noté
que tenía la mano izquierda vendada, y se me hizo más extraño aun. Y ahora que
estábamos a solas, iba a descubrirlo.
- Y
bien, ¿no hay nada que deban contarme?- pregunté rompiendo el silencio. Sho
alzó la vista del periódico que estaba leyendo y me miró sin comprender; Aiba
estaba escribiendo algo en el móvil, haciéndose el que no me escuchó
-
Pues, no que yo sepa- contestó Sho-chan
- Mi
madre y mi hermana podrán ocultarme lo que está pasando, pero ustedes no…- me
detuve al ver que la puerta se abría lentamente. El corazón me dio un vuelco al
ver a Ohno
- ¿Nino?-
abrió los ojos con sorpresa y sonrió- Finalmente estás despierto, y yo que no
te traje regalo…- dijo haciendo una mueca
- No
importa Oh-chan, con que estés aquí es suficiente. Aunque puedes comprar el
regalo más tarde- añadí con una risilla. Ahora que se encontraba Ohno, sabía
que si los chicos no me decían nada, él si lo haría
- ¿Y
de qué hablaban?- inquirió el recién llegado
-
Pues les decía a Sho-chan y a Aiba-chan, que algo está pasando y ellos me lo
quieren ocultar… mamá y Mana-chan están actuando muy raro y no me quieren decir
porque estoy aquí- informé- y hace rato, les pregunté cómo me hice esta herida
en la mano y me cambiaron el tema. Creo que merezco saber por qué estoy
hospitalizado, por qué estuve durmiendo dos días sin parar… ¡Quiero saber qué
me pasó!- exclamé
- ¿Por
qué no le dicen la verdad?- preguntó nuestro líder, dándoles una mirada
reprobatoria a los chicos.
-
Porque ellas nos lo prohibieron, no quieren que vuelvan a hablar de ese tema…-
confesó Aiba con pesar
- ¿Pero
creen que es justo que yo no sepa qué rayos me pasó?- inquirí
-
No, no lo es- respondió Sho inclinando el rostro
-
Nino…- Ohno se acercó hasta mi cama, sentándose frente a mí; tomó mi mano
vendada con delicadeza y la acarició con el pulgar suavemente- ¿No recuerdas
cómo te hiciste eso?
-
No- negué con la cabeza
- ¿Seguro
que no recuerdas nada de nada?-
- No
Riida, si lo recordara, no estuviera preguntando, ¿no crees?- Ohno rio ante mi
respuesta
-
Tienes razón…
-
Quizás su subconsciente bloqueó ese recuerdo- comentó Sho
-
Exacto- corroboró Aiba
-
Bueno, ¿me dirán sí o no?- ya me estaba cansando de aquél jueguito
-
Está bien Nino… tampoco te enojes- Ohno volvió a sonreír, sin soltar mi mano ni
un segundo- Esa herida en la mano, creemos que te la hiciste rompiendo el
espejo de tu baño…- le miré confuso, ¿de qué rayos estaba hablando?- Y estás
aquí porque… aparte de la herida con el espejo, intentaste suicidarte… creemos
que por Jun…- el corazón se detuvo en mi pecho al escuchar aquello; ¿de verdad
había llegado a esos extremos por él?
-
Su… ¿suicidarme dices?- pregunté con los ojos como platos. Sho asintió
lentamente, al igual que Ohno
-
Sí, tomaste un montón de pastillas de litio… de no ser por Sho, que te encontró
tirado en tu apartamento y te trajo hasta acá, te hubiésemos perdido- respondió
Oh-chan, borrando la sonrisa de sus labios
-
Habías hablado con MatsuJun… No sabemos qué fue lo que te dijo para que
llegases a hacer eso, pero, imagino que fue algo feo- dijo Sho poniéndose de
pie
-
Vaya…- me resultaba sorprendente escuchar aquello. Yo, intentando suicidarme
por J, realmente me estaba volviendo loco- ¿Y cuándo podré irme de aquí? Odio
los hospitales-
-
Quizás mañana, solo estas aquí en observación. Pero no lo sabemos, debemos
esperar a que la doctora nos diga- contestó Sho sonriendo levemente- Todo va a
estar bien, ya lo verás.
Por
órdenes de la doctora debía quedarme otro día más, aunque aquello no me causara
la menor gracia. Aparte de que debía seguir una dieta, pues después del lavado
estomacal había quedado algo delicado y no podía ingerir grasas, ni picantes,
ni nada de lo que a mí me gustaba comer… pero, si quería mejorar, tenía que
hacerlo.
Mi
hermana regresó unas dos horas después, tenía un enorme arreglo de flores y a
la hora del almuerzo, lo único que comí fue un simple cuenco de frutas con zumo
de naranja; el cual no me quitó el hambre del todo, pero me encontraba en una condición
que no podía ingerir arroz siquiera.
Otra
razón más para querer salir del hospital.
Al caer
la noche, los chicos se fueron a sus casas después que les insistí, además, Sho
tenía que ir al noticiero al día siguiente y debía descansar; ya no quería seguir
siendo una molestia para nadie más. Sólo Manami se quedó a pasar la noche
conmigo, y mamá se fue a descansar a la casa… mientras observaba a mi hermana
mayor dormitar en un futón a mi lado, lancé un suspiro, pensando en lo que había
ocurrido de unos días para acá.
Si alguien
me hubiese contado que me vería de esta manera, me hubiese echado a reír. Jamás,
nunca había pensado que me derrumbaría tanto por amor, pues el comienzo de todo
esto lo trajo la ausencia de J. ahora que me encontraba en silencio, había pensado
lo suficiente como para recordar lo ocurrido noches atrás…
Había
intentado quitarme la vida por él, para evitarle más problemas a todos, para no
tener que depender de nadie para salir de esta depresión. Para no tener que ver
a la tonta de la psicóloga y dejar de tomar pastillas para controlarme… en
pocas palabras, había tocado fondo.
Ahora,
gracias a esto, Arashi tendría un tiempo sabático. Quizás uno o dos meses, para
que todos nos concentráramos más en el trabajo, y para que yo, dejase de estar
haciendo tonterías. A partir de mañana, iba a mudarme a casa de mi madre por un
tiempo, pues ahora nadie confiaba lo suficientemente en mi como para dejarme a
solas.
-
Menudo idiota estás hecho…- comenté con una triste sonrisa
Me preguntaba
si J sabía algo de mi estado, esperaba que el no supiese nada de la reverenda tontería
que había cometido, pues eso no haría más que enojarle, y estaba en todo su
derecho. Después de todo, me merecía que me dijera todo lo que me dijo.
Esto
me confirmaba más que las cosas entre él y yo estaban llegando a su final. Sino
es que ese final ya había llegado y yo aún no quería aceptarlo.
waaa be with you me esta dejando emo T.T
ResponderEliminarpero es q toda esta situacion es muy triste
mi jun y nino sienten que ya es final pero
todo esto se debe porque no estan juntos u.u
espero que ninguno de los 2 se den por vencindos en su amor si es asi linchare a la escritora o.ó muajajaja XDDD
Gracias iza♥ x actalizar *0*
espero la conti.. :D