jueves, 27 de junio de 2013

The Way I Feel


Género: Shonen ai.
Pareja: Sakumiya.
Extensión: One shot (?)


El sólo tenerle cerca de mí era una tentación.

Me era totalmente imposible ignorar el cúmulo de emociones que se entremezclaban dentro mío cuando le miraba a los ojos. No podía dejar de imaginarme cómo se sentiría el tacto de sus manos sobre mi piel, cómo sería el sabor de sus labios, sentir su sólido cuerpo sobre el mío. Cómo me sentiría entre sus brazos…

- Ninomiya-kun… ¿estás escuchándome?- el sonido de su voz me hizo regresar a la realidad. Alcé la vista del libro que fingía leer y me encontré con sus ojos castaños, que me miraban con un brillo de diversión.
- ¿Eh?- alcé una ceja, totalmente desorientado, negando con la cabeza segundos después. El aludido esbozó una despreocupada sonrisa ante mi respuesta.
- Lo supuse, deberías de poner un poco más de atención, si no apruebas el examen para ingresar a la universidad me sentiré culpable- musitó en voz baja, sin dejar de mirarme a los ojos- Necesitas concentrarte, Ninomiya-kun.

- ¿¡Pero cómo demonios puedo concentrarme, si la persona con la que no dejo de fantasear un segundo eres tú!?- Exclamé en mis adentros, adoptando una expresión seria, haciéndole ver que si me importaba lo que me decía.

- Estoy poniéndote atención, senpai… fue sólo en este momento en el que me puse a pensar tonterías- murmuré sintiéndome avergonzado a más no poder, no me gustaba que me llamasen a la atención y muchísimo menos él. Si tan sólo supiera que él era la única razón por la que a veces me distraía mientras me ayudaba con las clases.

Se encontraba en su último año de la universidad, y se había ofrecido diligentemente a darme algunas clases particulares, para poder aprobar el examen de admisión en primavera, desde que lo había conocido en el colegio, siempre me había gustado, pero ahora, al verlo casi a diario, mis sentimientos por él habían incrementado de una manera impresionante. Se podía decir que me encontraba loco por él y no había nada que pudiese hacer para detener aquello.

- Da igual, de todas maneras puedo volver a explicarte este procedimiento de nuevo. No sé si esto podría salirte en el examen, pero nunca está de más saber un poco de matemática financiera, ¿no?- inquirió con una sonrisa que me derritió hasta los huesos. Asentí con lentitud, temeroso de que mis nervios me delatasen; incliné el rostro, volviéndole a prestar atención al libro que tenía frente a mí, del cual no había leído más de la primera línea una y otra vez sin poder concentrarme.
- Arigatou, senpai…- musité quedamente, esbozando una tímida sonrisa. Él se sentó a mi lado, y se quedó mirándome por unos segundos antes de volver a hablar
- ¿Por qué te encuentras tan nervioso?
- No lo estoy- contradije, tratando de sonar con convicción.
- Ya claro, y yo soy sobrino de Lady Gaga- sonreí al escucharle, negando con la cabeza nuevamente.
- Por supuesto que no lo eres, pero yo de verdad, no estoy nervioso…- me detuve al ver como mi superior se acercaba más a mí, demasiado cerca, para ser sincero.
- ¿Y ahora? ¿No lo estás?- inquirió en un tono de voz muy bajo, lo suficientemente bajo como para que sólo yo lo escuchara, aunque no hacía falta, pues nos encontrábamos solos en la sala de su pequeño apartamento. Me quedé en silencio, sentí como se me secaban los labios y el corazón me golpeaba con fuerza en el pecho, totalmente confuso, sin saber qué hacer- Formulo la pregunta nuevamente; ¿soy yo quién te pone nervioso?
- Estás demasiado cerca de mí, ¿cómo no estarlo?
- ¿Entonces te afecta mi cercanía?- su tibio aliento chocaba contra mis labios, incitándome a disminuir la casi inexistente distancia entre nuestras bocas y besarlo como tantas veces había deseado- Puedo ayudarte a desaparecer esos nervios, si me lo permites, por supuesto…
- Si sabes cómo, entonces hazlo ya- susurré, con el corazón latiéndome alborotadamente, deseando, queriendo que lo hiciera ya de una maldita vez.

Entonces lo hizo.

Su boca se unió con la mía con lentitud, sus labios se movían con delicadeza sobre los míos, haciendo que mis sentidos comenzasen a fallar. El mundo y todo lo demás se había detenido y solamente existíamos nosotros dos mientras nuestros labios se fundían en aquel maravilloso e inesperado beso.

Retiró el libro que descansaba en mi regazo y comenzó a acariciar mis piernas por encima de la tela de los pantalones, haciéndome suspirar de puro gusto. Me abrí paso entre sus carnosos labios, adentrando mi lengua en su cavidad, recorriendo cada milímetro de ésta con lentitud, tomándome mi tiempo para conocerle antes de rozarla finalmente con la suya, sintiendo como una corriente eléctrica se apoderaba de mi espina dorsal.

Llevé mis manos hasta sus mejillas, sosteniendo su rostro para evitar que se alejase de mi siquiera un segundo. No quería detenerme, quería seguir embriagándome con el delicioso sabor de sus labios y el roce de su lengua. Un jadeo se escapó de mi boca, cayendo en la suya, haciendo que ascendiera sus manos hasta mi cintura, tomando la tela de mi camisa con fuerza mientras tiraba de mi labio inferior con los dientes antes de separarnos para buscar un poco de oxígeno.

- ¿Aun continuas nervioso?- preguntó uniendo su frente a la mía, ambos respirando con irregularidad.
- Definitivamente, después de esto, no lo estoy…- susurré con un ligero ardor en las mejillas.
- Prometo que cada vez que te sientas así, voy a ayudarte…- respondió volviendo a sonreír
- Entonces siempre estaré nervioso- sentencié finalmente para unir nuestros labios nuevamente. Definitivamente, las matemáticas financieras podían esperar.



martes, 25 de junio de 2013

Be With You 17


Tarde, pero seguro...
Al fin actualizo! D:
Debo de confesar que se me hizo bastante dificil escribir este capítulo y no se porqué... Sólo espero que les guste y que consideren que la espera valió la pena.

Ya estamos casi casi en la recta final de la historia ^^



La habitación se encontraba en penumbras, iluminada tenuemente por la lámpara de la mesilla, las cortinas corridas. Sólo se escuchaba el húmedo sonido que producían el roce de nuestros labios y nuestras respiraciones un tanto agitadas; Jun comenzó a levantar con lentitud mi camiseta, dejando mi cintura al descubierto, mordisqueando mi labio inferior con suavidad antes de separarse de mí para quitarme la prenda en color negro, y haciendo lo mismo con su camisa, la cual fue a parar al suelo. Sus cálidos labios se posaron sobre mi cuello, besándome con una delicadeza desconocida e algo inusual en él.

- Quiero que esta noche sea inolvidable para ambos…- susurró en respuesta, acariciando mis caderas con lentitud, rozando el dedo índice por la cinturilla de mis pantalones, haciéndome estremecer con aquél simple roce. Tomé su rostro por la barbilla y le besé en los jugosos labios apasionadamente, dejando escapar un jadeo en cuanto su intrépida lengua se coló en mi cavidad, acariciando la mía incesantemente mientras su dedo se detenía justo en el botón de mis vaqueros.

Enrosqué mis brazos alrededor de su cuello para atraerlo más a mí, sintiendo como su calor, su cercanía y su aroma estaban enloqueciéndome a cada momento. Con tan solo unos cuantos besos ya me encontraba al borde de la lujuria y mi cuerpo no hacía otra cosa que no fuese pedir más y más de él. Con un suspiro, tiré de su labio inferior con los dientes, encontrándome con una mirada llena de malicia que caló hasta lo más profundo de mi ser.

- ¿Ya te encuentras tan ansioso y siquiera hemos empezado?- susurró levantando una ceja, dejando que su dedo se paseara por el notorio bulto en mi entrepierna.
- Jun es que…- me detuve, sintiendo como las mejillas me ardían por aquella interrogante. Era increíble que él se encontrase tan tranquilo, tan apaciguado, cuando todo dentro de mí se encontraba hecho nada por los nervios y por la misma excitación; estaba muy mal y lo único que deseaba era que J me tomase entre sus brazos y me hiciese suyo ya mismo.
- ¿Es que qué, Kazu?- inquirió nuevamente, acariciando mi endurecido miembro con la mano por encima de la tela, haciéndome jadear nuevamente.
- Que deseaba mucho volver a sentir esto… -respondí quedamente, cerrando los ojos mientras me abandonaba a la deliciosa sensación de placer que me daban las caricias que J me propinaba- Te eché tanto de menos, J…
- Yo también te eché de menos, Nino- musitó en respuesta, dejando escapar un suspiro en cuanto me escuchó gemir nuevamente.

Sin darme tiempo a nada, bajó el cierre de mis pantalones y los desabotonó, tirando de ellos con fuerza hacia abajo con todo y mi ropa interior, dejándome desnudo por completo frente a él. Me regaló una mirada cargada de deseo que me hizo ruborizar por completo nuevamente. Tomó posesión de mi boca con un acalorado beso, mientras una mano se ceñía en torno a mi miembro, regalándole vigorosas sacudidas que me hicieron delirar del placer.

Moví las caderas instintivamente hacia atrás y hacia delante, deseoso de continuar sintiendo sus caricias, cerrando los ojos con fuerza y mordiendo mi labio inferior en cuanto él aumentó el ritmo, apretando mi dureza con sus dedos mientras su mano se deslizaba por la longitud de mi erección, logrando que se escapasen algunos gemidos que intenté contener. Me encontraba preso del placer, mi piel se erizó desde la cabeza a los pies y lo único que deseaba era sentirlo dentro de mí.

- J…- ronroneé, sosteniéndome con fuerza de las sabanas, sintiendo como me abandonaba lo poco que me quedaba de autocontrol. A pesar de tener los ojos cerrados, podía imaginar la mirada que me dedicaba en aquel momento; sabía más que nadie que la mayor debilidad de Jun era verme jadeante, sumiso, y excitado entre sus brazos, tal y como me encontraba en estos momentos - Detente… necesito…- pero un nuevo jadeo interrumpió mi frase. Sentí como mi miembro se endurecía un poco más por las caricias que me propinaba, en una deliciosa vorágine de dolor y placer que me hizo arquear la espalda por la intensidad. Si continuaba así iba a correrme y todavía no quería hacerlo, no sin él.
- ¿Sí? ¿Necesitas?...- susurró contra mis labios, haciendo que se rozasen cada vez que musitaba una palabra.
- Te quiero dentro de mí, ¡no puedo esperar más!- exclamé abriendo los ojos, encontrándome con un brillo de malicia en los suyos; estaba haciéndolo adrede para desesperarme, y efectivamente, lo había logrado.

Jun suspiró y me besó en la punta de la nariz antes de detener sus caricias y ponerse de pie, quitándose los pantalones. Ahogué un gemido al ver como su pene se apretaba bochornosamente contra sus boxers, exigiendo ser liberado. En cuanto J se deshizo de ellos, mordí mi labio inferior al verlo totalmente erguido.

Él volvió a subirse en la cama, acomodándose encima mío, tomando mis piernas con delicadeza y dejándolas alrededor de su estrecha cintura; besándome apasionadamente mientras me introducía un dedo con lentitud. Arqueé la espalda nuevamente, volviendo a estremecerme por aquella deliciosa, aunque un poco dolorosa intromisión. Con suavidad movía su dedo dentro de mí, introduciéndolo y sacándolo muy despacio, excitándome a tal punto que en cuanto penetró el segundo fui incapaz de sentir dolor, lo único que podía sentir era un indescriptible placer.

- ¿Estás listo?- inquirió con dificultad, mirándome a los ojos; asentí y él esbozó una hermosa sonrisa que hizo que me diera un vuelco el corazón. Dejó la punta de su miembro justo en mi entrada y me tomó de las manos, entrelazando sus dedos con los míos mientras nos hacíamos uno. Ambos gemimos al unísono en cuanto J estuvo por completo dentro de mí, comenzando a mover las caderas con aquel lento vaivén, con suaves estocadas que incrementaron más mi excitación, como si aquello fuese posible.

Un forzado gemido se escapó de mi garganta; al paso que continuábamos no podría soportar más, me encontraba muy mal y Jun, con sus movimientos, sus besos, el calor que emanaba su cuerpo, sus gemidos… Todo en conjunto no hacía más que llenarme de un deseo casi enfermizo por él.

J se inclinó a besar mi cuello, besándolo con intensidad mientras aumentaba el ritmo en sus embestidas, golpeando sádicamente mi cavidad con su endurecido falo. Suspiré en cuanto sentí sus dientes mordisqueando mi sensibilizada piel mientras yo movía las caderas a su ritmo, buscando más roce, más placer, más, muchísimo más…

Nuestros cuerpos se encontraban sudados, y el eco de nuestros gemidos resonando en toda la habitación; mi chico bajó una de sus manos para acariciar mi desatendido miembro, sin dejar de propinarme rápidas embestidas. Y las oleadas de placer volvieron a tomar posesión de mi cuerpo; tenía la vista nublada y el respirar con normalidad era más que una proeza. Tomé su rostro por las mejillas, besándolo nuevamente mientras me abandonaba a aquella magnifica sensación. Dejé escapar un prolongado gemido cargado de placer en el momento justo en que derramaba mi esencia en su mano, volviendo a jadear en cuanto J se corrió, llenándome con sus cálidos fluidos.

Se dejó caer agotado sobre mí, hundiendo su rostro en mi cuello mientras ambos luchábamos por encontrar un poco de oxígeno. Débilmente esbocé una sonrisa, hundiendo los dedos en su pelo y acariciándolo con suavidad, disfrutando de uno de los momentos más especiales de mi vida, el cual nunca olvidaría.


Aquella noche nos quedamos en la cama, platicando de mil y un cosas, abrazándonos, besándonos sin parar. Deseosos de que aquel momento nunca llegase a su fin.

- Cuando Sho me dijo lo que habías hecho…- suspiró con pesadez- Joder, quise morirme, ¿sabías? Me pregunté una y mil veces qué iba a hacer con mi vida si tu no sobrevivías, y me sentía culpable. Pues reconocía que mis palabras te habían empujado a hacer eso.
- Fui un idiota, J- contesté mirándole a los ojos, bajando la vista para ver nuestras manos entrelazadas- No debí hacerlo, pero en aquél momento sentí que era la mejor opción. Era terrible, eso de visitar psicólogos, tener a una señora que me decía a diario que era un psicótico, todos encima de mí, queriendo saber qué hacía, que pensaba… -mordí mi labio inferior antes de continuar- Sé que lo hacían con buenas intenciones, pero yo en realidad lo único que necesitaba era tenerte a mi lado- confesé apenado.
- Si tan solo hubiese escuchado tus advertencias…
- Shh, no es momento para eso ya- le interrumpí con una sonrisa- Ahora aprendiste la lección y no vas a volver a consumir esa porquería nunca más, ¿verdad?- inquirí en un tono conciliador que rayaba casi en lo maternal
- Por supuesto que no, no quiero volver a pasar otra odisea como esta- negó con la cabeza, besándome en la frente- Extraño mucho a mi familia, a los chicos y ni hablar de ti.
- Yo también te extrañaba demasiado- susurré, abrazándole con fuerza.
- ¿Cómo se porta Riida contigo?- inquirió después de un largo silencio
- ¿Oh-chan? Como un ángel, es el que menos me ha atosigado, aunque no puedo negarte que estuvo igual de preocupado, como todos- respondí con una sonrisa- Pero, en cuanto al incidente aquel, todo se encuentra bien; él se disculpó conmigo y acordamos sepultar ese asunto- Jun asintió- ¿Aún sigues molesto por eso?
- No, echo demasiado de menos a Riida como para seguir molesto, además, él es un caballero, y sabía que no iba a volver a ocurrir eso entre ustedes, yo solo pregunté porque no quería que se distanciasen por eso.
- Todo está bien, todo se encuentra estupendamente bien- aseguré en voz baja cerrando los ojos mientras el cansancio iba haciendo mella en mí, y mientras me quedaba dormido, podría jurar que Jun me había dicho nuevamente que me amaba, haciéndome sentir el ser más feliz y afortunado del planeta.



By Jun


Habría dado mi vida porque aquella noche nunca llegase a su fin.

Sonreí nuevamente al observar a la hermosa criatura que dormía entre mis brazos; con la pequeña boca ligeramente entreabierta, y completamente despeinado. Tenía los labios enrojecidos e hinchados a causa de tantos besos y el atisbo de una tonta sonrisa, quizás se encontraba en medio de un sueño, o simplemente, al igual que yo, no podía creer lo que había sucedido entre nosotros horas antes.

No imaginaba que él tendría la osadía de viajar hasta Seúl a verme.

Cuando lo vi escondido en las escaleras del edificio, pensé que estaba delirando o que de tanto extrañarlo ya me imaginaba que le veía en todas partes; pero no, Nino estaba allí, había ido sólo para verme, a pesar de que consideraba que no merecía nada de aquello.
Después de dos meses sin estar a su lado, dos infernales meses que para mí habían parecido milenios, por fin volvía a verle, abrazarle, escuchar su melódica risa, sus pucheros involuntarios y la manera graciosa en que fruncía los labios.

No quería separarme de él, no quería que amaneciera.

No había dormido en toda la noche, observándole mientras él lo hacía, pues no sabía con exactitud cuándo volvería a verle mientras continuase aquí, y es por eso que quería aprovechar el tiempo al máximo.
Nino se aferró más a mí, sin abrir los ojos aún; yo le abracé con más fuerza, cerrando los ojos con lentitud, aspirando el olor de su pelo, quedándome dormido sin darme cuenta.


Desperté sobre las nueve, Nino se encontraba en la ducha y mientras aún estaba tirado en la cama, él comenzó a vestirse, poniéndose un vestido en azul claro, leggins negros y la peluca, haciendo una mueca graciosa en cuanto estuvo listo.
- ¿Qué tal me veo?
- Hermosa- respondí conteniendo la risa. Mi novio me fulminó con la mirada, inclinándose a tomar uno de los cojines de mi cama, que al parecer había caído al suelo mientras dormíamos, arrojándomelo a la cara.
- ¡Baka!- exclamó sacándome la lengua, cruzándose de brazos finalmente.


En cuanto me duché y me vestí, hice algo ligero para desayunar; mientras comíamos no dejábamos de tomarnos el pelo y reír, retrasando más el momento, aunque ambos sabíamos que ya se acercaba la hora en la que Nino se tuviese que ir, y que yo volviese a mi vida de presidiario.

Cuando Midõ llamó gentilmente a la puerta de mi apartamento, supe que ya Nino debía irse; con pesadumbre, él se puso de pie y se dirigió hasta el recibidor, conmigo pisándole los talones, literalmente, comenzando a calzarse con lentitud, sin decir siquiera una palabra. Sabía que para él, esto era mucho más difícil que para mí.

- Vamos a volver a vernos, ¿verdad?- inquirió casi en un susurro, mirándome a los ojos
- No sé cómo lo haremos, pero, si- asentí- vamos a volver a vernos, Kazu…- confirmé. Esbozó una sonrisa y me abrazó con fuerza, levantando ligeramente el rostro. Acaricié una de sus mejillas con dulzura antes de besarle en los labios con delicadeza. Fue un beso largo, intenso, en el que expresamos todo lo que sentíamos en aquél momento.
- Prometo llamarte siempre, pues me regreso a Japón mañana…- susurró contra mis labios, sin abrir los ojos aun- No quiero irme, J.
- Yo tampoco quiero que te vayas, pero…- las palabras murieron en mi boca, pues Nino había vuelto a besarme. Me tomaba con fuerza por la camiseta, rozando su lengua contra la mía con extremada delicadeza, haciéndome estremecer por lo íntimo de su contacto.
Nos separamos lentamente, regalándonos un último abrazo. Nino sonrió y me besó en la mejilla.
- No olvides que te amo, J

-Yo te amo más…- musité quedamente antes de tomar una de sus manos con delicadeza y depositarle un beso en el dorso, sintiendo como el corazón me latía alborotadamente al verlo cruzar el umbral de mi puerta, no sin antes dedicarme una de aquellas sonrisas que sólo él sabía darme.

lunes, 17 de junio de 2013

Ninomiya's Drabbles


Hace poco, en Japón, dejó de ser el cumple del enano, pero acá en este lado del mundo no; así que en honor a él decidí hacer unos cuantos drabbles con todas las parejas "miya" para celebrar su cumpleaños número 30 *~*
Happy Birthday Nino-san~!



Niji

Género: Shonen ai.
Pareja: Aimiya.

Era la cuarta vez que sonaba la misma canción, mientras Aiba trataba de memorizarse los pasos. Ninomiya  se encontraba sentado en el suelo, jugando distraídamente con la DS esperando por el mayor, pero por cómo veía que iban las cosas, la espera iba a extenderse mucho más. Sho, quien se encontraba ayudando al castaño, dejó escapar un suspiro de impaciencia y apagó el stereo.

- Es la tercera vez que te equivocas… ¿sucede algo, Aiba-chan?- inquirió mirando al más alto con preocupación- Esta tarde lo hiciste muy bien, pareciera que de un momento a otro te hubiesen borrado la memoria y olvidaras todo lo aprendido.
- ¿Esta tarde lo hizo bien? ¿Pero en qué momento? Si desde que estoy aquí, el pobre no ha hecho más que equivocarse y equivocarse- contestó Nino sin alzar la vista de la consola que sostenía con ambas manos.
- Si lo hice bien, Nino –protestó el aludido- Es sólo que… que… me encuentro cansado-
- Entonces mejor lo dejamos aquí, mañana seguimos, ¿si?- preguntó Sho, visiblemente apurado por irse a su casa
- Vale-        
              
Sakurai sonrió y tomó sus cosas, despidiéndose de los chicos para irse a las duchas. Nino se puso de pie, acercándose a Aiba con lentitud

- Creo que tú deberías ir a ducharte, debes descansar un poco y mañana regresas; yo vendré a ofrecerte mi ayuda también. Me preocupa que aún no te sepas perfectamente esa coreografía cuando estamos a pocos días de comenzar la gira- Nino le miró a los ojos y suspiró- ¿Hay algo que te inquiete? Estas bajo mucha presión?
- No es eso, Nino- murmuró algo fastidiado de escuchar la misma pregunta una y otra vez.
- ¿Entonces qué es? Puedes contarme lo que sea, Aiba-chan- le animó a hablar
- Verás, es que…- Masaki tomó una bocanada de aire, mirando al más bajo a los brillosos y soñadores ojos castaños- Me pongo nervioso… estar a tu lado me pone nervioso, no sé qué decir, que hacer, como actuar. Cuando estoy cerca de ti me vuelvo más baka de lo que regularmente suelo ser, y por más que me esfuerce en evitarlo, no puedo. Yo quisiera verme kakkoi frente a tus ojos, pero siempre termino viéndome como el tonto…
- ¿Yo te pongo nervioso?- repitió el menor sin dar crédito a sus palabras- Aiba-chan, ¿estás queriendo decir que yo te gusto?
- Me temo que sí…- contestó inclinando el rostro, con las mejillas teñidas de ligero rubor, enterneciendo al más bajo por aquel gesto.
- No tienes que tratar de ser “kakkoi” frente a mí, porque me encanta cuando eres así de torpe, haces que mi corazón se llene de ternura y me den ganas de abrazarte fuerte, y nunca soltarte. Tal y como ahora…

Aiba alzó el rostro, encontrándose con la hermosa sonrisa de Kazunari, quien levantó una mano para acariciarle en la mejilla con sutileza. Sintió como todo se detenía a su alrededor, y que simplemente existían ellos dos.

- Soy un idiota, ¿verdad?- musitó en un susurro. El menor negó con la cabeza sin dejar de sonreír
- No, eso solo hace que me enamore más de ti, Baka-chan…- eliminó la distancia entre sus cuerpos y besó la mejilla del mayor con suavidad antes de alejarse de él con rapidez- Ahora ve a ducharte, que por más que me gustes, no pretendo abrazarte mientras estés todo apestoso…

Masaki sonrió y asintió con rapidez, conteniendo las ganas de gritar que sentía en aquel momento, dándose cuenta de que era un completo idiota al pensar que pretendiendo comportarse como lo que no era conquistaría a Kazunari, no sabiendo que simplemente con ser él mismo, lo había conseguido.





Sea Surprise

Género: Shonen ai.
Pareja: Ohmiya.


Esto no estaba para nada incluido en mis planes…

Si bien es cierto que no soy un amante de mis cumpleaños, pero cuando acepté la invitación de Ohno no era precisamente para esto, yo esperaba un almuerzo en un lugar especial, quizás ir al cine y ver una película, o simplemente jugar en su casa.

- Oh-chan, ¿era esta la gran sorpresa que me tenías?- inquirí mirando despectivamente la lancha que esperaba por nosotros a la orilla del muelle- Vale, entiendo que ames la pesca y no me molesta acompañarte de vez en cuando, pero, ¿justo hoy? ¿Pescar en mi cumpleaños? Qué especial eres…- murmuré de mala gana, el aludido solo se encogió de hombros.
- No tiene nada de malo pescar un día como hoy, a mí me encanta hacerlo en mis cumpleaños…
- Pero tú, eres tú y yo soy yo- puse los ojos en blanco y suspiré sonoramente- De haberlo imaginado me hubiese quedado en casa jugando con la Wii, o me hubiese ido a cenar con J y los demás…
- ¿Podrías dejar de quejarte y guardar silencio por un momento?- inquirió Ohno mirándome a los ojos por primera vez en todo el rato- Sé que no eres un amante de la pesca, y hoy no vinimos exactamente a eso, así que, entra a la lancha y espera tu sorpresa.

Fruncí los labios no muy convencido y asentí con lentitud; con ayuda de Riida me subí a la lancha y él me siguió segundos atrás, fue hasta la cabina y la puso en marcha.
Durante los minutos en que él manejaba, yo me encontraba detrás suyo, en silencio, apoyado en el quicio de la puerta, observándole. Ohno se volvió hacia atrás y me dedicó una sonrisa antes de apagar la máquina.

- ¿Llegamos a nuestro destino?-
- Así es- asintió y se acercó a mí, tomándome de la mano para que fuésemos al exterior del barco, en dónde habían perfectamente colocadas dos pequeñas sillas en color blanco, con una mesa en el centro, en donde había un pastel con algunas velas encendidas.
- ¿Cómo lo…- me detuve, sin saber qué decir, Oh-chan sólo se limitó a sonreír y me abrazó por detrás
- Happy Birthday to you…- cantó en voz baja, besándome tiernamente en la mejilla, haciéndome ruborizar- Happy Birthday to youHappy Birthday dear Nino
- Baka- musité en un susurro
- Happy Birthday to you…- volvió a besarme en mejilla con suavidad. Ladeé el rostro y rocé mi nariz con la suya suavemente- ¿No irás a apagar las velas y a pedir un deseo?
- Apagarlas si, en cuanto al deseo, no es necesario que lo pida, pues ya se hizo realidad- respondí en voz baja antes de darle un pequeño beso en los labios y tomar su mano con fuerza mientras nos dirigíamos hacia la mesa para que pudiese apagar las velas y comenzar la celebración.




Fly On Friday


Género: Shonen ai, un poco de lime.
Pareja: Sakumiya.


Terminé de abotonarme la camisa y lancé un largo suspiro, realmente no tenía ganas de irme, pero debía de hacer ese reportaje especial para News Zero en los Estados Unidos y debía darme prisa alistándome para tomar el vuelo; pero, teniendo detrás de mí la razón por la cual no quería irme, se me hacía más difícil aun el proceso.

Me volví hacia atrás, sintiendo como el corazón me daba un vuelco al verle… dormía plácidamente, liado en las sabanas, con los labios entreabiertos, y el pelo ligeramente despeinado. Una sombra apenas visible de barba se asomaba por su barbilla, haciendo que su rostro de eterno niño se viese un poco más maduro y más varonil.

La noche anterior, Nino había ido a mi apartamento para despedirse de mí; lo que había comenzado como una simple velada en mi casa,  jugando Mario Kart en el sofá, había concluido con una sesión de sexo en la alfombra, el pasillo y finalmente en mi alcoba. Acaricié cada centímetro de su tersa piel y besé todos los rincones de su cuerpo, deleitándome con sus gemidos, sus gestos y sus palabras.

Esbocé una sonrisa al recordar lo vivido aquella noche y volví a suspirar, conteniendo el impulso de acercarme a él y acariciar su cabello con delicadeza; pero mis ganas por Nino eran muchísimo más fuertes que yo, y terminé sucumbiendo a él. Me incliné sobre la cama y acaricié sus labios con un dedo suavemente, dando un respingo en cuanto él se removió, algo incómodo. Abrió los ojos y suspiró al verme, esbozando una adormilada sonrisa.

- Buenos días…- musitó en voz baja
- Buenos días- repetí- Lamento despertarte.
- No es nada- se sentó en la cama y negó con la cabeza- De todos modos quería verte antes de que te fueras…
- No me lo menciones, por favor. A cada momento que pasa, mis ganas por no ir aumentan más y más- contesté incorporándome de repente, sintiendo como Nino me seguía con la mirada.
- Trabajo es trabajo- musitó en respuesta- Además, sólo será una semana…
- Para mí es como si fuesen siglos- dije tomando la corbata y colocándomela en el cuello. Nino se puso de pie y se quedó frente a mí, esbozando otra sonrisa.
- Te entiendo, para mi será horrible tenerte tan lejos durante una semana, pero, es algo a lo que debemos acostumbrarnos- comentó mientras comenzaba a anudarme la prenda en color azul cobalto- Y sabes que voy a esperar por ti, y que siempre siempre tendrás llamadas y mensajes en tu móvil de parte mía, así que, no hay de qué preocuparse- añadió guiñándome un ojo
- Prometo llamarte a diario.
- Si no lo haces, serás hombre muerto- terminó de hacerle el nudo a mi corbata y me miró a los ojos- Relájate, ¿sí? Vamos a estar bien, Sho-chan. ¡Ganbatte!
- Vamos a estar bien…- susurré tomando su rostro por las mejillas y besándolo en los labios con lentitud, sintiendo como mi pequeño Kazunari me abrazaba por la cintura con fuerza, dándome otro motivo para pensar en él durante el viaje.



Adore


Género: Shonen ai, Romance.
Pareja: Matsumiya.


La luz anaranjada del atardecer hacia que las olas parecieran parte de ella, la brisa marina alborotaba mi cabello y sonreí por la sensación de la arena húmeda bajo mis pies. Amaba este lugar, siempre que quería escaparme de la locura citadina y del ajetreo diario, me refugiaba aquí. Aunque, siendo sincero, me encantaba venir aquí porque en esta playa fue en la que te conocí.

Esbocé una sonrisa al verte a mi lado, caminando con lentitud mientras tratabas de arreglar tu cabello; me miraste a los ojos y sonreíste, iluminando mi ser mucho más que el sol de la tarde.

- ¿Pasa algo?-preguntaste en voz baja
- Para nada, sólo pensaba en el día en que te conocí…
- Oh, esa tarde en la que me encontraste gritando como un loco, buscando a mi mascota, estaba a punto de llorar. Fue tan vergonzoso- comentaste poniendo los ojos en blanco, haciéndome reír con ganas
-  Para nada, me sentí enternecido- contesté negando con la cabeza- Recuerdo que mientras yo caminaba por aquí, vi esa cosita tan tierna y no pude evitar acércame a él; ¿quién iba a decirme que era tu cachorro?
- Casi muero del alivio cuando te vi con Rin en tus brazos- asentí y me acerqué más a ti, sintiendo como nuestras manos se rozaban entre si- Pero, a pesar del enorme susto, agradezco que se haya perdido, pues gracias a eso, pude conocerte, Kazu.

Sentí como mis mejillas ardían tras escuchar tus palabras, con lentitud, tomaste mi mano y entrelazaste tus dedos con los míos, envolviéndome con tu calidez, haciendo que mi corazón diese un vuelco. A pesar de este tiempo a tu lado, no podía controlar mis reacciones aun y terminaba sonrojándome por cualquier cosa que me dijeses, como toda una tonta colegiala enamorada, protagonista de alguna historia de manga shojo.

- J, no digas eso, de verdad- mordí mi labio inferior, fingiendo que veía las olas, cuando en realidad trataba de ocultar cuanto me habían afectado aquellas palabras. Amaba cuando me decías que me querías, o cuando mencionabas cualquier cosa relacionada con nosotros; aquello no hacía más que mis sentimientos por ti acrecentaran.
- Si solo digo lo que siento, ¿o quieres que lo oculte?

Negué con la cabeza y te empujé suavemente, echándome a correr a orilla del mar, comenzando a reír al escucharte gritar mi nombre mientras me perseguías. Aumenté el ritmo para no ser alcanzado por ti, pero, no pude cantar victoria por mucho tiempo, pues me tomaste por la camiseta con una mano y me halaste hacia atrás. Caí sobre la arena, riendo por mi torpeza y aún continuaba haciéndolo cuando te colocaste sobre mí, mirándome a los ojos.

- Me atrapaste- comenté con un suspiro
- Sí, y quiero que sepas que por más que te sonrojes no pretendo dejar de decírtelo. Eres lo mejor que me pasó en la vida y punto, ¿entendido?- y dicho esto, tomaste posesión de mi boca con un suave beso, alterando mis sentidos y haciéndome estremecer por aquella sutileza con la que tu boca se movía sobre la mía, como tu lengua recorría cada milímetro de mí con lentitud, provocando que un jadeo se escapara de mis labios antes de separarnos.
- Después de esto, me queda más que claro…- susurré contra tus labios y sonreí, rodeando tu cuello con mis brazos y besándote nuevamente, sin importarme nada el hecho de ser vistos, pues en aquel momento sólo quería demostrarte con mis besos que yo también sentía lo mismo por ti.



martes, 11 de junio de 2013

Warm Heart


Hace días vi circulando por Tumblr un capture que le tomó una fan al video del Training Camp de Arashi, en la que se veían las manitas de Sho y Aibis bastante juntitas mientras dormían, a mi me causó mucha ternurita y bueno, salió esto... Dozo ^^

Género: Shonen ai.
Pareja: Sakuraiba.
Extensión: Drabble.


Se colaba una corriente de aire frio a pesar de que todas las ventanas estuviesen cerradas, mientras todos dormían plácidamente en la estrecha habitación, con las camas pegadas una de la otra, Masaki intentaba conciliar el sueño, pero el frio se lo impedía. Nino, a su lado, estaba hecho un ovillo, arrebujado entre las sábanas, totalmente ajeno a la baja temperatura que hacía.

Se suponía que aquel campamento de entrenamiento era para fortalecerse, así que aquella era la mejor manera de iniciar, pensó Masaki con una débil sonrisa.

Volvió a dar otra vuelta en la cama y suspiró al ver a su otro compañero, Sakurai. A pesar de encontrarse en medio de una enorme oscuridad, podía distinguir cada rasgo de su hermoso rostro. Reprimió las enormes ganas de acariciar su mejilla con delicadeza; no podía evitar sentir eso al verle dormir, pues el aura de ternura que le rodeaba, lo incitaba a hacerlo.

- Si sigues mirándome así no podré dormir. Me siento observado- comentó en un murmullo sin abrir los ojos aun, causando que el menor se sobresaltase
- Perdona, pensé que… que…- balbuceó
- No, no puedo dormir, tengo demasiado frio… - contestó Sho en un susurro apenas audible
- A mí también me pasa lo mismo- susurró Aiba sintiéndose estúpido al haber sido descubierto, y de qué manera.
- ¿Nos damos un poco de calor?- inquirió el mayor después de un corto silencio
- No podemos abrazarnos, ¿qué dirían los chicos al vernos?
- No necesariamente tenemos que abrazarnos… - musitó Sho acercándose más a Masaki, dejando su rostro y su cuerpo a muy escasos centímetros de distancia, sacando una mano por debajo de las gruesas cobijas. Aiba esbozó una sonrisa y entrelazó sus piernas con las del castaño, cubriéndolas con las cobijas de ambos y finalmente posando su mano sobre la de él, entrelazando sus dedos con firmeza.
- Mucho mejor, ¿ne?-  Sakurai asintió con lentitud, sonriendo enternecido
- Hora de dormir entonces… Oyasumi, Masaki- besó la mejilla del más alto y suspiró, alejando un poco su rostro del del aludido y cerrando los ojos.

- Oyasumi, Sho-chan…- susurró dándole un ligero apretón a la mano del mayor, esbozando una torpe sonrisa mientras sentía como los brazos de Morfeo le arrullaban.

Ich Vermisse Dich



Género: Angst
Parejas: Ohmiya, Matsumiya
Extensión: Drabble


Las comparaciones nunca eran buenas, y mucho menos cuando ya has tenido un bocado de perfección. Jamás pensé que me encontraría en dicha situación; imaginando el sabor de tu boca en los besos de otra persona, soñando cada noche con aquella hermosa sonrisa que se había apoderado de mi corazón tiempo atrás, amándote cada día más y deseando fervientemente el estar a tu lado.

Pero yo sabía que nada de esto podía ser posible.

Satoshi era perfecto en todos los sentidos, era un chico sereno, una persona con la cual podía conversar durante horas sobre cualquier tema, o simplemente sentarme a su lado en silencio y sentirme tranquilo, sosegado, llenándome de paz con el sonido de su respiración mientras me abrazaba con fuerza. Era amoroso, me respetaba y nunca habíamos discutido siquiera una sola vez en estos dos años de relación.

Le había conocido por casualidad por Aiba-chan, ambos eran amigos desde la universidad y desde aquel entonces éramos inseparables, Oh-chan era increíblemente atento conmigo, siempre tenía tiempo para mí a pesar de que estuviese ocupado con sus esculturas y sus pinturas, y yo le agradecía infinitamente aquel trato especial que tenía para conmigo, pues no necesariamente porque alguien sea tu pareja, es tan atento contigo, pero con él, yo tenía eso y mucho más.

Pero a pesar de que las cosas con él fuesen perfectas y marchasen de maravilla, habían momentos, en que echaba de menos aquellas viejas emociones que había vivido contigo, alimentándome solamente de mis sueños, pues era el único lugar en donde podía volverte a ver y en donde podía sentirte nuevamente, tal y como antes…


Habías sido el único en mi vida, la persona a quien le entregué mi corazón por primera vez, era tan feliz a tu lado. Es el tesoro más valioso que siempre guardaré y estaré totalmente agradecido de haber conocido a alguien como tú.

Nuestra relación no era normal, siempre estábamos discutiendo, siempre había un motivo para que nos peleásemos, en ocasiones peleábamos por cosas que no venían al caso, pero al final, siempre las cosas se arreglaban entre nosotros con la misma rapidez con la que comenzaban los problemas.

El estar a tu lado siempre provocaba un efecto en mí, nunca podíamos estar separados el uno del otro, y en cuanto nos encontrábamos a solas, nos dejábamos arrastrar  por la enorme atracción sexual que había entre nosotros. Siempre que estábamos a solas, terminábamos haciendo el amor, sin importarnos en qué lugar nos encontrásemos…


Y cuando comenzaba a comparar el uno con el otro, me sentía bastante mal.
No era lo mismo, no eran las mismas emociones, no era la misma intensidad. Satoshi es como la nieve, tú eras como el fuego, y a pesar de que me haya acostumbrado por completo a él, tú seguías en mis pensamientos, en mi corazón; dejando tus besos tatuados en mi piel, tu aroma impregnado en mí, y eso nada ni nadie iba a cambiarlo.

Siquiera la muerte.

Cuatro años habían trascurrido de tu partida y aún continuaba amándote como el primer día, aún recordaba vívidamente el día que te conocí, nuestro primer beso y todas las promesas de una vida juntos, pero el destino decidió por nosotros y tú partiste primero. Pero eso no impedía que mis sentimientos por ti continuasen intactos, que continuase buscando tu calor en los brazos de alguien más aunque estuviese completamente seguro de que no los encontraría.


- Sólo quisiera dejar de comparar a Oh-chan contigo…- suspiré mirando la lápida en donde se encontraba grabado tu nombre- Me siento miserable cada vez que lo hago, me gustaría que me ayudases en donde quiera que estés… - añadí en voz baja, deteniéndome al escuchar la voz de Ohno, el cual había llegado a buscarme- Bueno, ya debo irme, vendré a verte pronto.- musité antes de alejarme de allí, dirigiéndome hacia donde se encontraba mi novio, éste sonrió al verme.
- ¿Te encuentras bien?- asentí con lentitud y él ensanchó la sonrisa
- ¿Vamos a comer algo?- él tomó una de mis manos y asintió
- Por supuesto, lo que desees…-


Volví el rostro hacia atrás, dedicándole una última mirada a la lápida y reprimí un suspiro, sintiendo nuevamente ganas de echarme a llorar.  “Te amo demasiado, Jun… y eso nada ni nadie podrá cambiarlo”, pensé con dolor mientras salíamos del cementerio.




NA: Jamás creería que podría matar a J en una fic, pero... tuve el valor y lo hice D: Espero que les haya gustado.
Solo quería decirles que NO me he olvidado de Be With You, es solo que he estado un poco ocupada con los deberes, pero pronto tendrán capi ^^

lunes, 3 de junio de 2013

If you wanna play, you have to pay


Género: Shonen ai.
Pareja: Matsumiya.
Extensión: Drabble.



- ¡J! Te dije que no… deja, ¡devuélveme mi DS!- protestó el más bajo, dando pequeños saltos para alcanzar el aparatito blanco que se encontraba en la mano del menor, quien lo observaba divertido, Nino dejó escapar un suspiro de impaciencia y se cruzó de brazos, mirándolo con enojo.
- ¿Te das por vencido ya? Que poco quieres tu DS…- Jun  movió la cabeza en señal de reprobación, reprimiendo una sonrisa. Ohno, los observaba divertido y puso los ojos en blanco
- ¡Dámelo ya, Jun! De verdad, necesito pasar ya esa partida antes de que me llamen para grabar mi parte del video, no seas idiota, anda, dámelo- extendió una mano hacia el pelinegro y él negó lentamente con la cabeza
- Dame- negó- Te dije que la próxima vez que me ignoraras, iba a quitarte el DS y que tu tendrías que recuperarlo… No es mi culpa que Kazu nunca me preste atención y haga lo que se le pegue en gana…- musitó levantando más el brazo, dejando la consola completamente fuera del alcance de Nino.
- No te estaba ignorando, te escuché perfectamente, estabas hablando sobre la película que viste este fin de semana pasado en el cine- Nino volvió a dar otro salto, dejando escapar un gruñido de frustración al ver que no pudo alcanzar su objetivo- ¡Maldita sea, J! ¡Devuélvemelo!

Ohno salió de la habitación, riendo a carcajadas al ver a los más jóvenes del grupo con aquella divertida disputa. Jun le dirigió una mirada a la puerta, alzando una ceja al darse cuenta de que estaban a solas.

- Si quieres tu DS, tendrás que besarme-
- ¿Hablas en serio?- inquirió Nino mirándolo de hito en hito. Jun en respuesta blandió la consola sobre su cabeza, asintiendo con lentitud- Estás loco.
- Probablemente. Entonces… ¿quieres tu DS sí o no?- preguntó con una sonrisa socarrona, divirtiéndose al máximo al ver las mejillas sonrosadas del mayor, estaba hecho una furia y aquello solo hacía verlo más adorable de lo que ya era.
- Eres un imbécil- musitó entre dientes antes de ponerse de puntitas y tomar su rostro por las mejillas, rozando sus delgados y delicados labios contra los suyos en un dulce beso que le robó los sentidos. Su boca encajó a la perfección contra la suya a pesar de la diferencia de tamaño entre sus labios, besándolo con una delicadeza jamás experimentada por el menor… descendió el brazo con el que suspendía el DS en el aire y rodeó la cintura de Kazunari con sus brazos, estrechándolo más contra él.

Nino suspiró sonoramente y rompió la magia, separándose lentamente del menor, tomando su consola con rapidez y esbozando una sonrisa triunfal.

- Ya tengo lo que quiero, ¡gracias J!- musitó antes de salir de la habitación con rapidez, el más alto se quedó de pie, mirando hacia la puerta por largos segundos, esbozando una sonrisa cargada de malicia.

- No fuiste el único que tuvo lo que quiso, Kazu. Definitivamente, no fuiste el único…

Everything


Género: Shonen ai.
Pareja: Sakumoto.
Extensión: Drabble.


Era increíble cómo me comportaba cuando él estaba a mi lado. Los nervios me impedían actuar con claridad y mucho menos el intentar aparentar un ser normal; me encontraba en silencio, observándole con disimulada fascinación mientras se aprendía las líneas del rap de la canción que debíamos grabar aquel día. No comprendía porqué me ponía así cuando estaba cerca suyo, como mi corazón latía apresuradamente y como las manos me sudaban.

Estaba completamente loco por él.

Traté de concentrarme en el libro que tenía en las manos y dejé de mirarle, mordiendo mi labio inferior al escucharle mascullar una maldición, algo frustrado al haberlo hecho mal. Nos encontrábamos en una habitación apartada del estudio esperando por los demás para comenzar a grabar, como siempre, Sho-chan había sido el primero en llegar, y yo le encontré en la misma situación. Me regaló una hermosa sonrisa al verme y continuó concentrado en su trabajo.

- Ah… estoy cansado- musitó en voz baja, estirándose en la silla- Anoche no pude dormir haciendo los deberes de la universidad, por eso no me aprendí la letra…
- ¿Necesitas ayuda con algo?- inquirí mirándolo por encima del libro, Sho esbozó una sonrisa y se quedó pensativo por unos segundos antes de contestar
-  Si me distraes un poco, sería lo mejor. Tengo la mente repleta de cosas, creo que si me esfuerzo en recordar algo más, explotaré- comentó con una risilla, parándose de su asiento para sentarse a mi lado, en el pequeño sofá-  A ver, ¿qué haces MatsuJun?
- Leyendo…
- Uh, Harry Potter y la Cámara de los Secretos…- musitó leyendo la portada- ¿Sabes? Un día de estos me animaré a leer esos libros. Me da curiosidad, quisiera saber porque te gustan tanto…

Sentí como las mejillas se me teñían de rojo ante aquellas palabras. ¿En serio a Sho-chan le importaba tanto el saber sobre las cosas que me gustaban?

- Si… si quieres pu… puedo prestártelos… los tengo ambos, pues, só... sólo tengo esos dos- musité balbuceando, totalmente apenado por mi comportamiento tan tonto.
- Por supuesto, nada me gustaría más que leer algo que tú leíste…- dijo en voz baja antes de darme un sorpresivo beso en la mejilla- Ya vengo, iré a buscar algo de tomar- me guiñó un ojo y salió de la estancia, dejándome aun con las mejillas sonrojadas y el corazón muchísimo más alborotado que antes, ilusionado con la posibilidad de que quizás, muy en el fondo, Sho-chan también me correspondía.