miércoles, 31 de octubre de 2012

Be With You 6

Aquí está la conti... Para que no se halen de los pelos (?) xD
En lo personal, este capítulo me gustó a medias e.e
Las cursivas son flashback.
Nota: No se si exactamente así es que funcionan las leyes en Japón, pues investigué e investigué, pero Google no me ayudó mucho en eso :/ Además, esto era lo que tenía que suceder, ustedes entenderán D:




By Jun



Me quedé inmóvil mirando la puerta por donde Nino se hubiese marchado segundos antes. No quise ser duro con él, pero es que me había sacado de mis casillas... Al parecer nadie entendía lo que sentía, ¿y para qué negarlo? Estaba molesto con él; no solamente por lo que me había dicho, sino por lo que me había ocultado...

Me quedé mirando al teléfono con rareza en cuanto Nino terminó la llamada. No sabia si sólo eran cosas mías o el estaba algo extraño; no me gustaba para nada aquello, pero no queria molestarle, probablemente eran los nervios por la reunión que tendríamos con Kitagawa que le tenían así.
El teléfono volvió a sonar; esbocé una leve sonrisa. A lo mejor era Nino nuevamente...
- ¿Hola?- contesté
- ¿MatsuJun?... ¿Estás ocupado?- suspiré un tanto decepcionado al escuchar la voz de Ohno
- Ahora mismo, no, ¿por?- musité con una nota de escepticismo. Ohno dejó escapar un suspiro- ¿Sucede algo, Riida?
- No... Bueno, en verdad... Sí-
- Ponte de acuerdo, o sí o no- contesté con una leve risilla
- MatsuJun, sabes que te aprecio y te respeto muchísimo- otro suspiro de su parte- Y que todo este asunto se va a esclarecer, que las cosas saldrán bien, lo sabes, ¿verdad?
- Oye Ohno, en serio, ya me estás asustando. ¿Sucede algo?- repetí
- Es que... La cagué. La cagué muy feo- me quedé en silencio, dándole tiempo a continuar- besé a Nino... Fue, fue un impulso... él no me correspondió ni nada, es más, incluso hasta se enojó conmigo, y yo te lo estoy diciendo porque también quiero disculparme contigo... Soy un imbécil, de verdad, perdó...
- ¿Desde cuando sientes algo por él?- le interrumpí secamente
- Hace ya unos meses, pero, yo nunca haría algo para dañar su relación...
- ¿¡No te parece que con el haberlo besado ya no dañaste todo lo suficiente!?- exclamé no muy alto para llamar la atención de mi madre o mi hermana- Riida, sabes que eres una de las personas que más respeto y aprecio en el mundo, pero no creas que voy a tomarme a la ligera lo que hiciste... No respetaste ni a Nino, ni a nuestra relación, ni a mí tampoco...- exhalé y me acaricié el puente de la nariz- mañana hablamos de esto.- comenté antes de terminar la llamada, sintiéndome molesto por ambas partes.


Admiraba el hecho de que Ohno hubiese sido sincero conmigo, pero al mismo tiempo me dio rabia que besara a Nino. Así como también me daba rabia que no me lo hubiese contado... ¿A lo mejor había sido por miedo?

- ¿Fui demasiado duro con mis palabras?- susurré para mí mismo.

Sabía que sí, que me había excedido un poco y que hice sentir horrible a Nino; que le debía una disculpa por haberle dicho que era un egoísta. Salí de la oficina, buscándole con la mirada, pero no estaba en el pasillo; cuando me encaminaba hasta la oficina de Kitagawa lo encontré, pero no estaba solo precisamente...

Se encontraba llorando desconsoladamente, en brazos de Ohno. Éste lo abrazaba, totalmente ajenos a mi presencia.

- Me lleva el demonio- murmuré entre dientes, conteniendo las ganas de golpear a Riida en aquél momento
- Jun, ¿podemos hablar? Hay algo de lo que quiero comentarte a solas- dijo Kitagawa-sama a mis espaldas. Me volví hacia él y asentí algo ausente mientras le seguía, dejando a Ohno y a Nino en completa intimidad para hacer lo que se les antoje.

- ¿Por qué vamos a otro lado?- inquirí mientras continuaba caminando
- Porque dejé a los demás en mi oficina y no quiero que nadie por ahora se entere de esto...- entramos a una especie de estudio, habían muchos libros por doquier y un viejo escritorio al fondo. Pero no estábamos a solas, había alguien más con nosotros; era un hombre de algunos cincuenta, bajito, con canas en las sienes y unos lentes algo grandes para su delgado rostro. Iba con un traje negro y estaba parado al lado del escritorio... Hizo una leve reverencia al verme y yo le imité
- El es Yagami Hiro, encargado del departamento de narcóticos- el corazón me dio vuelco al escuchar aquello. ¿Será que a pesar de todo, si iba a ir a la cárcel?
- Encantado. Matsumoto Jun desu...- hice una reverencia nuevamente
- Tomen asiento, vamos a hablar sobre algunos puntos a aclarar...- Yagami-san y yo nos sentamos frente al viejo escritorio
- Antes que todo, quiero decir que el delito cometido por Matsumoto-san no es tan grave, pues sólo consumió. Su castigo en ese caso serían dos semanas de servicio comunitario...- comentó el diminuto hombre mientras revisaba en un libro, sin mirarnos siquiera- O si el aludido no desea hacer los servicios comunitarios, entonces, estar bajo arresto domiciliario por tres meses...

Abrí los ojos como platos, esto era simplemente patético. ¿Tres meses de arresto domiciliario simplemente por fumarse un porro? Prefería mil veces hacer el trabajo comunitario.

- Sin duda, escojo las dos semanas de trabajo comunitario...- respondí en voz baja
- Tres meses de arresto domiciliario- me contradijo mi productor
- ¿Pero... por qué?- inquirí
- Así no estás en contacto con los demás miembros de Arashi...- contestó mirándome sin expresión alguna. Yagami-san simplemente nos observaba en silencio.

Claro, había olvidado por completo aquella regla... Cuando sucedió el escándalo de Ohno, tampoco pudimos hablar con él. Johnny se encargó de no tuviésemos ningún tipo de contacto con nuestro líder y esta vez me tocaba a mí. Serían tres infernales meses sin saber nada de ellos, apenas teniendo contacto con mi familia.
- A partir de mañana comienzas a cumplir tu condena... Para la prensa local estarás haciendo servicio comunitario cuando en realidad estarás bajo arresto domiciliario- hice una mueca de desagrado, resignándome a aquella idea

- Luego de cumplirla, ¿se replantearían la decisión de restaurarme al grupo?- inquirí
- Dependiendo tu comportamiento, sí- contestó Kitagawa con una leve sonrisa.


A partir de aquél momento, dejé de escuchar a nuestro productor y al fiscal; me importaba muy poco lo que estuviesen diciendo... A final de cuentas, ya sabía lo que pasaría conmigo. Y a estas alturas, poco importaba.

No era el tipo pesismista que se quería echar a morir por cualquier pequeñez, pero, a sinceridad me encontraba agotado, estaba harto de esta situación, de la presión de Kitagawa, de la prensa, mi familia, los miembros restantes del grupo, y de mis peleas constantes con Ninomiya.

Últimamente el estar "bien" con él era toda una proeza, y eso también me ponía peor aún; y ahora más sabiendo que no volvería a saber de él en los próximos tres meses...


No pude evitar reír nuevamente al ver a Nino intentar golpear la bola, definitivamente, era un asco para el billar. Nos encontrábamos en el apartamento de Aiba, quien nos invitó para comer y para estrenar su nueva mesa de billar; mientras los demás cocinaban, Nino intentaba "jugar" y yo era su oponente.

- Al parecer sólo eres bueno con la DS- dije para molestarle. El aludido me miró con una mueca y me sacó la lengua
- Baka- contestó volviéndose a inclinar sobre la mesa, fallando el tiro nuevamente- ¡Maldición! ¡Ni tan difícil que fuese esto!
- Es que no tienes precisión, enano. Ven a mostrarte como es...- le hice a un lado y tomé la bola blanca, posicionándola frente a la número 7- sólo tienes que fijarte bien...- me incliné sobre la mesa, tomando el taco con firmeza, y golpeando la bola blanca. Ésta empujó la número 7 y se fue por la tronera.
- Sugoi...- murmuró Nino con una sonrisa. Amaba cuando sonreía de aquella manera, parecía todo un niño- ¿Me ayudas?- inquió y yo asentí

Nino se puso en un lado de la mesa, tomando el taco con fuerza. Me posicioné detrás suyo, tomando su mano izquierda con una mano y dejando la otra sobre su derecha; en aquella posición, sentía el olor de su perfume, embriagándome con su aroma sin darme cuenta. No entendía porqué de un día para otro veía a Nino más atractivo y siempre tenía deseos de estar más cerca suyo, como esta vez...

- Fijas el taco en tu objetivo...- susurré por lo bajo- cuando lo hayas logrado, sólo tienes que sujetarlo con firmeza- apreté levemente su mano izquierda, empujando la bola- Y ya verás como todo pasa solo- ésta chocó contra la bola 8 y se fue por un agujero. Nino ladeó el rostro para mirarme, volviendo a sonreír
- Eres increíble J- contestó en voz baja
Bien, le había ayudado, ahora se suponía que debía de alejarme de él y dejarle intentarlo solo esta vez, más no podía. Me encontraba clavado allí, mirando sus enormes ojos castaños; sintiendo como me perdía en ellos... 

Con el corazón latiéndome alborotadamente, rompí la distancia entre nuestros rostros, rozando mis labios contra los suyos. Nino se quedó quieto, al parecer por la sorpresa, y finalmente correspondió a aquél roce, besándome con lentitud. Llevé una mano hasta su mejilla, sintiendo como él se volvía hacia mi, dejando el taco olvidado sobre la mesa; entregándose por completo a aquél beso. 

La risa estridente de Aiba nos hizo separarnos con brusquedad, al mirar hacia atrás, él estaba por el pasillo. Mi compañero me miró con una tímida sonrisa, con las teñidas de carmesí, algo apenado por lo que había ocurrido segundos antes.

- Nino yo...- comencé a decir, más el me acalló, poniendo un dedo en mis labios
- No digas nada J, simplemente pasó lo que tenía que pasar...- comentó antes de irse de allí, dejándome con una tonta sonrisa en los labios al darme cuenta de que él también sentía algo por mí...


- Jun... ¿Jun?- la voz de Kitagawa me devolvió a la realidad
- ¿Ah? ¿Pasa algo?- inquirí
- Te dije que pasado mañana partes a Corea del Sur a cumplir tu condena...

Simplemente asentí y al finalizar la reunión me despedí de los dos señores, emprendiendo el camino hasta la salida. Sentí como el corazón iba a salirse por la boca en cuanto escuché que tendría que ir a Corea del Sur, a cumplir mi "condena" como si fuese algún criminal peligroso. Irme de allí y alejarme de todo; de mi familia, de mis amigos, de él...


- ¿Qué buscas aquí?- inquirió Nino al verme detrás de la puerta
- No podía dormir, y necesitaba hablar contigo sobre lo ocurrido en la casa de Aiba horas antes- expliqué cruzándome de brazos. Nino alzó una ceja y se hizo a un lado, permitiéndome el paso
- Pudiste haber esperado un poco más, es bastante tarde- Abrí la boca para decir algo y volví a cerrarla con rapidez, sintiéndome como un tonto de repente. Ninomiya sonrió y negó con la cabeza, tomándome por un brazo- Sólo estaba bromeando J, claro que puedes venir a la hora que quieras acá...
- Necesito saber...- musité en voz baja
- ¿Qué es lo que quieres saber? Fue un impulso... Ambos queríamos que aquello sucediera, bueno, al menos yo- cerró la puerta detrás de si y se apoyó de espaldas contra ella- deseaba que sucediera...
Me acerqué con lentitud hacia él, apoyando una mano de la puerta, Nino alzó la vista y ambos nos miramos a los ojos.
- No voy a hacerme el indiferente y a fingir que no quería que aquello sucediera... Es sólo que... Entiéndeme, no es para nada fácil aceptar de un día para otro que mi compañero me gusta...- me detuve al ver la sonrisa que se formó en los labios de Nino
- ¿Estás hablando en serio? ¿Tú? ¿El perfeccionista J fijándose en alguien como yo?- fingió sorprenderse y volvió a sonreír- Esto es increíble...
- Ya deja de bromear, odio que no me tomes en serio-

Él simplemente se encogió de hombros antes de ponerse de puntitas para besarme en los labios. Quise resistirme, hacerme el fuerte ante aquél sublime roce, más me fue imposible, era como si me hipnotizara... Sólo había probado sus dulces labios una sola vez y ya estaba completamente hechizado por ellos. Terminé cediendo, correspondiéndole al beso mientras le tomaba por la cintura; su aliento se mezclaba con el mío, podía sentir el calor que irradiaba su cuerpo y entendí que podía acostumbrarme a aquella reconfortante sensación.


Esbozando una triste sonrisa, moví la cabeza para apartar aquellos pensamientos... No era momento para estar reviviendo aquellas vivencias; pero, ¿cómo prohibirme el pensar en la persona que amo?
- No se como demonios voy a hacerme para sobrevivir estos meses sin ti, Nino...- susurré mientras salía del establecimiento.


- Jun, necesito que hablemos... Kitagawa-sama me llamó para contarme lo que pasará contigo, ¿¡cómo es eso que te vas a Corea del Sur por tres meses!?; no  eres ningún criminal- la escuché suspirar pesadamente antes de continuar- Quiero que me expliques que significa esto... Si eres solamente tú o si también irá Ninomiya-kun. Por favor Jun, desde que escuches este mensaje llámame. Estoy con los nervios destrozados...

Cerré los ojos y me froté el puente de la nariz al escuchar el mensaje de mi madre, sintiendo como la tensión incrementaba a cada momento. Sabía que debía de hablar con ella, pero algo me lo impedía... A sinceridad  no me encontraba con fuerzas para enfrentarla, así fuera por teléfono; no quería responder sus preguntas y tampoco quería que se las agarrara con Nino al saber que él no iría y que la culpa recaería sobre mí.

- Maldita sea esta vida- murmuré entre dientes, dejándome caer de espaldas sobre la cama.
Estaba harto de pensar, de responder a tantas interrogantes. Era una persona fuerte, siempre sabía que decir en el momento preciso, pero ya no, se acabó la fortaleza, se me rompió la máscara.

Simplemente se acabó.

Me puse de pie y fui hasta el pequeño estudio que tenía, necesitaba arreglar algunos asuntos antes de irme, pausar los proyectos, dejar a alguien a cargo del apartamento, tratar de calmar a mi mamá, tratar de comunicarle a Sho lo que había pasado... Y finalmente, dejar algo para Nino.

En cuanto me senté sobre el escritorio, tomé una pluma y una hoja en blanco, escribiéndole algunas cosas a Nino, y rogándole a Kami o a quien sea que existiese que él tuviese el suficiente entendimiento para comprender mi posición.

Y al mismo tiempo le pedía para que lo nuestro tuviese alguna solución y que pudiésemos continuar juntos.


viernes, 26 de octubre de 2012

¿Hope or Pain?

No es que esta pareja me desagrade pero... No es una de mis favoritas xD
Pero igual les dejo esto, espero que les guste ^^


Género: Lemon
Pareja: Sakumoto
Extensión: Drabble.



Sentía su agitada respiración chocar contra su nuca, como penetraba una y otra vez en su cuerpo con sadismo, haciéndole retorcerse por el enorme placer. Con una mano acariciaba su espalda baja, descendiendo por el contorno de su trasero, agarrándole con fuerza mientras continuaba regalándole salvajes embestidas.

- Ahh...- gimió nuevamente, apoyándose con fuerza del espaldar de la cama- así, dame más... ahh...- suplicó, cerrando los ojos y apretando los labios para contener los enloquecidos gritos que amenazaban con salir.
- Como siempre, pidiendo por más...- susurró el menor, apretando su trasero con saña, aumentando el ritmo en sus embestidas, dando rienda suelta a sus propios gemidos. Acercó sus labios hasta el cuello de Sho, besándole febrilmente, clavando sus uñas en el trasero del mayor, mientras él movía las caderas con rapidez, deshaciéndose en jadeos y suspiros.

Sho llevó una mano hacia atrás, acariciando el cabello del más alto, sonriendo levemente al sentir que Jun soltaba su muy marcado trasero para acariciar su endurecido miembro, dándole vigorosas sacudidas al tiempo que le penetraba. 
Se sentía delirar, su temperatura corporal se encontraba por las nubes, y ni hablar del enorme placer que recorría todo su cuerpo. Otro jadeo volvió a escucharse en cuanto Jun acarició la punta de su falo con el pulgar; aminorando la rapidez, pues conocía a Sho y sabía que estaba a punto de correrse; al  igual que él.

Siempre que se veían terminaban teniendo sexo casual, haciéndolo salvajemente en donde sea que estuvieran, y esta vez, en el apartamento de Jun, no fue la excepción.  Sho llevó una mano hacia la espalda baja de Jun, haciendo que éste le penetrase con más profundidad, se encontraba con la vista nublada por el placer, totalmente estremecido; un prolongado gemido se escapó de su boca al sentir las caricias de Jun sobre su erección, corriéndose sin poder evitarlo. Escuchó al menor suspirar en cuanto su mano se vio llena de sus fluidos. Sin dejar de acariciarlo, continuó penetrándole con lentitud, apretándose contra él en cuanto alcanzó el orgasmo, ambos sonrieron y se besaron con suavidad antes de separarse.

- Estuviste... wow...- susurró Sho sin aliento
- Simplemente tenía ganas de ti- 

Sho sonrió con tristeza al escucharle, pues sabía que Jun simplemente lo veía como alguien con quien saciar sus ganas, que no significaba absolutamente nada para él; pero, como el estúpido enamorado que era, se conformaba con eso, con su cuerpo, con sus ganas por él, con noches de sexo desenfrenado, sabiendo que en algún momento se cansaría de todo y se alejaría de su lado; aunque a veces tenía la tonta esperanza de que un día Jun sintiese lo mismo por él.

Mi Primera Vez


Creo que el título lo dice todo, no?
En verdad, no se me ocurrió como ponerle y... Bueno, surgió xD
Espero que les guste, aunque a mí en lo personal me pareció MUY largo D:

Género: Shonen ai, lemon.
Pareja: Machumiya :3
Extensión: One-shot



- Y ya se acabó la escuela...- comentó Jun con un poco de pesar, apoyando un brazo sobre la mesa, observando a sus padres hablar animadamente con la madre de Nino, su mejor amigo de toda la vida.
- Si, ya estaba harto, pero ahora, nos falta la universidad- contestó con una sonrisa- al menos ahí ya no tendré que usar ese uniforme tan feo y voy a estudiar algo que sí me gusta- añadió mientras fingía tocar una guitarra imaginaria
- En eso tienes razón, el uniforme era espantoso- Jun sonrió y se subió las gafas por el puente de la nariz. A simple vista lucían como dos personas completamente diferentes; Jun era alto, desgarbado, iba con el pelo negro siempre peinado hacia atrás a pesar de tenerlo un poco largo, vestía con lo primero que encontraba en el closet; no se quitaba las enormes gafas nunca y hacía muy poco que le habían removido el aparato dental.
Nino, por el contrario; era notablemente más bajito que Jun, era un poco más cuidadoso a la hora de vestir, llevaba el pelo castaño con un corte a la moda, siempre con su guitarra en todas partes, con ese aire de chico bohemio y despreocupado que le había hecho resaltar algunas veces entre las féminas.

Tan diferentes y al mismo tiempo tan cercanos.

- ¿Sabes qué es lo que me molesta?- inquirió el mayor
- No, no lo sabré hasta que no me lo digas- musitó Jun en voz baja
- Que terminó el colegio y aún soy virgen- susurró Nino algo fastidiado
- ¿Y eso qué? Yo también lo soy y por eso no merezco ir a la horca-
- ¡Me da rabia! Aiba que es más baka que yo dejó de serlo... ¡Y eso me enoja!- murmuró entre dientes, causando la risa del menor
- ¿Y qué harás Einstein?- inquirió Jun con diversión
- No lo se...- se quedó pensativo durante unos segundos- Mierda, ¡no lo se!
- Cariño, es hora de irnos- le llamó su madre a Nino, levantándose del sofá
- Ya voy mamá- miró a Jun a los ojos- más tarde hablaremos de esto- dijo a modo de despedida antes de irse detrás de su madre y despedirse de los papás de su mejor amigo, yéndose finalmente.

Jun hizo una mueca de completo desagrado, preguntándose cual sería la locura de Nino esta vez; él siempre tuvo el afán de no "llegar virgen" a la universidad, y al saber que Aiba, otro compañero de su clase había logrado su cometido, ahora no dejaba de pensar en que debía hacerlo también; molestando un poco a Jun con su actitud infantil y un poco enfermiza.

El nunca había estado tan empeñado en perder la virginidad, por dos razones... La primera; porque nadie se fijaría en él, habiendo chicos de mejor posición social y ni hablar de su físico. La segunda y más importante, porque gustaba de Nino desde hacía ya algunos años; en verdad, no recordaba con exactitud cuando comenzó a sentir cosas por él, cosas que nunca le confesaría.
Agradecía el hecho de que ambos irían a la misma universidad, aunque él iría a la facultad de ciencias y Nino estaría en la facultad de artes; a pesar de que no tuviesen clases en común, por lo menos podrían verse más a menudo.


A media tarde, el móvil de Jun comenzó a sonar, éste estiró la mano hacia la mesilla al lado de su cama y tomó el aparato
- ¿Hola?
- Acabo de tener una genial idea. Hoy dejaremos de ser vírgenes- anunció Nino
- Pero quien te dijo que yo quiero dejar de ser...
- Hoy a las nueve de la noche, te espero fuera del colegio- le interrumpió con rapidez y terminó la llamada. Jun suspiró y volvió a tumbarse en la cama, escuchando el móvil sonar nuevamente. Sonrió al ver que era Nino otra vez
- Hola de nuevo- dijo con diversión
- Olvidé decirte que lleves dinero, que no se te ocurra aparecer sin un centavo, ¡o te patearé el trasero!- y dicho esto, volvió a cerrar, causando que Jun riera por las ocurrencias del mayor; no sabía y ni siquiera quería imaginar lo que se estaba tramando su mejor amigo.

Se puso de pie y comenzó a mirar en su closet a ver si encontraba algo "apropiado" para la ocasión, esperando que Nino no lo metiera en un problema aquella noche.



Nino salió de su casa antes de la nueve, iba con un peinado diferente, vestido completamente de negro, vaqueros negros, vans negras, una camiseta negra de AC/DC y una chaqueta de cuero, esperando que no lo tomaran como un chiquillo... Como siempre sucedía.
Llegó a su antiguo colegio y esperó a Jun apoyado de la pared, cruzándose de brazos. Unos diez minutos después llegó, llevaba unos vaqueros azules, camiseta blanca y una sudadera a cuadros rojos y negros. Nino resopló al verle

- ¿Por qué no viniste disfrazado?- inquirió a modo de saludo
- No me dijiste que tenía que disfrazarme, sólo hablaste de traer dinero o me patearías el trasero- contestó el menor encogiéndose de hombros
- Baka, ¿no suponías a dónde vamos a ir?-
- No- negó con la cabeza
- Ay Jun, a veces eres tan lento... Camina, que se nos hace tarde- tomó a Jun por el brazo y comenzó a caminar junto a él; atravesaron algunas calles en silencio, hasta que se detuvieron frente a un local con muchas luces, el exterior lucía llamativo y tanto hombres como mujeres entraban y salían de aquél lugar. Jun sintió como se le caía, literalmente, la mandíbula.
- Me... Me traíste... a... a...- balbució nervioso
- Si, ¡vinimos a un Host Club! ¿Qué querías? ¿Que les pidiera dos chicas a un hada madrina? Lo siento Cerebro, pero esto es lo que hay- Nino puso los ojos en blanco y comenzó a reír cuando vio la cara de espanto de su mejor amigo.
- No pienso entrar ahí, Nino- el más bajo puso los ojos en blanco y tomó a Jun por el brazo; halándolo por el brazo derecho.
- ¡Deja de comportarte como un crío! Vamos a entrar...- Nino soltó a al menor de su agarre y lo miró a los ojos- es la única oportunidad que tenemos para ser hombres, no quiero ser el hazmereír de la clase... Por favor, Jun- dijo mirándolo suplicante y él suspiró
- De acuerdo, iremos al sitio ese- murmuró entre dientes, causando que Nino sonriera complacido.

Ambos entraron, la estancia estaba iluminada tenuemente y se veían personas ubicadas en puntos estratégicos. Chicas jovenes compartían con hombres mucho mayores que ellas y viceversa; una muchacha de algunos veinte y tantos, que llevaba un vestido rojo muy corto que no dejaba mucho a la imaginación. Agitó su larga melena color negro y sonrió
- ¿Necesitan ayuda chicos?- puso la mano en el hombro de Jun y éste sonrió forzadamente
- Más bien, buscamos compañía- contestó Nino mordiéndose el labio inferior. La chica volvió a sonreír y Jun no pudo evitar sentir una punzada de celos; a sinceridad, no le gustaba para nada el rumbo que estaba tomando aquella velada.
Se dejaron conducir hacia una de las mesas del fondo, mientras la muchacha los llevaba a ambos del brazo. Se sentaron en un sofá en color rojo vino, Nino, la chica y Jun; en ese orden respectivamente
- Bien, antes que todo, me presento... Mi nombre es Satomi- le guiñó un ojo a Jun y continuó- y puedo hacer todo, absolutamente todo lo que me pidan...

Después de aquellas palabras por parte de Satomi, comenzaron a tomar unos tragos con ella; Satomi insistió en buscar una compañera para Nino, pues sus atenciones se inclinaban un poco más hacia Jun, el cual se encontraba totalmente negado a que esa mujer le tocase.
- A ver, ustedes andan buscando otro tipo de diversión, ¿verdad?- comentó la hermosa joven, cruzando las piernas y posando un brazo en los hombros de cada uno
- En verdad... Si- contestó Nino algo apenado
- Debieron decirlo antes, aunque desde que los vi, imaginé que no venían solo a conversar- ensanchó la sonrisa- ¿quieren que busque a otra chica?
Ambos se quedaron en silencio.
- Bien, entonces son...

En cuanto Satomi dijo la cantidad de dinero, tanto Nino como Jun se quedaron pasmados. ¡Aquello era una barbaridad! No podían darse el lujo de pagar por tanto, aunque para Nino, valía la pena.
- Por los dos, ¿verdad?- preguntó el mayor de los dos
- No... Cada uno- Jun abrió los ojos como platos y Nino comenzó a toser
- ¿Podemos consultarlo?- inquirió Jun forzando otra sonrisa, Satomi cedió
- Perfecto, estaré esperándoles allí- señaló hacia el fondo- no se tarden...- y dicho esto se puso de pie, dejando a los chicos a solas
- Sabes que es demasiado dinero, ¿verdad?- preguntó Jun, ilusionado con la idea de que Nino dijera que tenía razón y se fueran de allí
- Lo es, pero...- el mayor puso una expresión triste- en verdad no quiero llegar virgen a la universidad-
- Maldición- murmuró Jun entre dientes- vale, si tanto afán tienes por acostarte con ella, vamos. Yo aporto la mitad del dinero...
- ¿Hontou?- preguntó Nino con los ojos brillantes- ¡Gracias J, eres el mejor!

Y ahí estaban los tres en aquella habitación en color beige, con la pared lateral izquierda en color magenta, en la cual se hallaba la enorme cama perfectamente tendida. Habían varios espejos ubicados en sitios específicos, un caño, en el cual descansaba un tubo; el olor a azahar invadió las fosas nasales de Jun en cuanto entraron allí.
- Que conste que esto de hacer 2x1 está prohibido, pero como son tan adorables, no me resistí...- comentó Satomi mientras se bajaba el cierre de su vestido, quedándose con unas bragas de encaje negras y un sostén del mismo color, los cuales cubrían muy poca piel. Nino y Jun se quedaron inmóviles frente a ella- Y bien, ¿quién será el primero?
Ambos se miraron, y el menor dio un paso hacia atrás, cediéndole a Nino; ya que el estaba bastante impaciente. El castaño le dio una sonrisa un tanto significativa.
- Puedo salir mientras ustedes...- Jun se detuvo, visiblemente incómodo por la situación
- No sería lo mejor, si te ven fuera, podrían soplárselo al jefe y ahí sí que sería un problema para mí- explicó la joven- pero igual no te preocupes, no me molesta en lo absoluto ser observada por ti- añadió guiñándole un ojo
- Vale...- canturreó mientras se sentaba en un pequeño sofá en color beige y trataba de ignorar a la pareja. Jamás imaginó que sería testigo de la primera vez de Nino y sobretodo, con otra persona. Aquello era un muy mal chiste del destino.

Por el rabillo del ojo, vio como Satomi empujaba a Nino hacia la cama y se inclinaba a besar su cuello, mientras acariciaba su pecho por encima de la camiseta. Cerró los ojos con fuerza y ladeó el rostro, tratando de calmar los deseos de golpearla que sentía en aquél momento.
- Espera... Espera Satomi... No, no me siento cómodo mientras se que Jun nos está observando- escuchó que decía Nino en voz baja
- Bien, a ver que podemos hacer...- Jun abrió los ojos y vio a Satomi algo pensativa- ¿Puedes entrar al baño?- el aludido asintió con rapidez y se metió al cuarto de baño sin pensárselo dos veces.


Nino se encontraba nervioso a más no poder. No podía creer que al fin podría hacerlo por primera vez; no era como lo imaginaba, pero bueno, algo es algo...
Satomi sonrió con malicia y lo despojó de la chaqueta y la camiseta, quedándose sobre él mientras lo besaba apasionadamente. Tenía bastante claro que ese tipo de mujeres no daban besos en la boca, más no le importaba; igual podrían hacer algo que era más rico que besar.

Nino acariciaba la espalda de la joven, desabrochando su sostén con ambas manos, ella sonrió al sentir sus senos al descubierto y mordisqueó suavemente el cuello de Nino; se sentó sobre su entrepierna, esperando encontrar algo endurecerse en ese lugar, pero... no.

Minutos habían trascurrido desde que habían comenzado aquello, pero aún Nino no lograba tener una erección. Satomi le miró con una ceja enarcada
- ¿Pasa algo?- preguntó 
- Querrás decir, por qué no pasa nada...- Nino se sentó en la cama- No se que me pasa, creo que estoy nervioso, ya sabes, es mi primera vez y no se...
- ¿Tu tranquilo si? No va a dolerte, voy a tratarte con delicadeza...


Jun se encontraba sentado sobre la tapa del retrete, cubriéndose los oídos con las manos, esperando escuchar algún que otro gemido, pero no, nada sucedía. La puerta del baño se abrió con brusquedad y vio como su mejor amigo entraba irradiando chispas.
- ¡Maldita sea, justo hoy! ¡Cuando más le necesito!- protestó
- ¿Qué pasa? ¿Quién murió?- Jun se sobresaltó
- ¡Yo! ¡Yo estoy muerto!... Tengo a una chica espectacular en la cama conmigo, una chica dispuesta a dejarse hacer y a hacerme lo que sea, y justo hoy no funciono... Maldita sea mi suerte-  se apoyó de la pared- Ya se acabó mi tiempo con Satomi y no pude hacer nada. Eso es tu culpa!- dijo señalando a Jun
- ¿Mi culpa? ¿Fui yo quien insistió en venir aquí? ¿Fui yo quien insistió en querer acostarse con alguien a pesar de que fuéramos dos? No, así que no vengas a culparme de nada- contestó el pelinegro poniéndose de pie
- Claro que es tu culpa, por estar aquí no pude concentrarme...
- No es mi culpa que Satomi no me haya dejado salir de aquí. ¿Qué querías que hiciera? ¿Que me desapareciera?- miró a su mejor amigo y suspiró- anda, ¡toma el tiempo que me corresponde a ver si puedes tener sexo con esa tipa y eres feliz!- comentó algo malhumorado
- ¿Estás hablando en serio?- Jun solo asintió
- Anda ve, ve, que ya me quiero largar de aquí- murmuró empujando a Nino hasta sacarlo de allí.


Se sentía molesto, frustrado y estúpido. Molesto por la actitud de Nino, frustrado por el incómodo momento que estaba viviendo gracias a él y estúpido por estar celoso de alguien quien aparentemente lo único que le importaba era llevarse alguien a la cama.

Todavía no entendía cual era el jodido empeño de Nino en dejar de ser virgen, vale, sabía que era una etapa importante en la vida de un hombre, pero, ¿tan desesperado estaba que había llegado al punto de estar con una de esas mujeres?

- Creo que tendremos que dejarlo para otro día amiguito, hay alguien que no parecer querer cooperar, si quieren pueden quedarse un rato acá, yo me voy a atender clientes...- escuchó que dijo Satomi un muy largo rato después. Nino murmuró algo que no logró entender y luego una puerta cerrarse.
- Puedes salir ya, J-

Jun salió con lentitud, encontrándose con Nino tumbado sobre la cama con un brazo sobre los ojos, apartándoselo en cuanto sintió la presencia de Jun. Se sentó con lentitud y le miró apenado

- Lamento que no hayas podido hacer nada...
- Y yo te quiero pedir disculpas por haberte hablado así, fui un tonto egoísta. Sólo pensé en mi propio placer y nada más...- Nino suspiró sonoramente 
- Descuida. Se que para ti era importante esto- torció la boca y miró hacia otro lado mientras el mayor se ponía de pie e iba hacia un pequeño refrigerador que se encontraba en la esquina
- Mira cuanta cerveza... Podemos tomarnos algunas, ya que no hicimos nada, al menos le sacamos algo de beneficio al dinero- su amigo solo negó con la cabeza mientras sonreía.

Luego de un rato y dejar casi el refrigerador sin nada; Jun se puso de pie. Era hora de irse a casa; a pesar de que el castaño estuviera pasándosela "bomba"; estaba algo contento y no era para nada saludable estar con Nino bajo ese estado.
- Anda Nino, vámonos ya-
- ¿Ya? ¿Tan temprano?- hizo un puchero
- Si... Es hora de que nos vayamos, es algo tarde- Jun miró su reloj de pulsera y suspiró
- Pero todavía quedan cervezas- lloriqueó Nino
- ¡Kazunari, ya vámonos!- espetó Jun
- No quiero irme... Esta noche prometía ser la mejor de mi vida, ¿y al final qué? Terminé metido en una habitación de hotel con mi mejor amigo. Soy tan patético- se acostó en posición fetal y continuó hablando- me puse nervioso con Satomi, al igual que con mi ex... Y no funcioné. Creo que seré virgen para siempre...
- Pero que mierda- murmuró el menor- ¿es que acaso es lo único que te importa? ¡Ya pareces enfermo sexual!
- Pero Jun, tampoco te pongas así...
- Mira, si lo que quieres es acostarte con alguien, te daré el dinero, pero lo que soy yo, ¡me largo de aquí!- exclamó caminando hacia la puerta. Nino se puso de pie y fue corriendo hasta la salida, impidiéndole el paso.
- J no te vayas- dijo en voz baja
- Si me voy, le pagaré a Satomi para que vuelva a intentarlo contigo- dijo con dureza
- Si quieres irte, tendrás que besarme-


Jun entreabrió la boca por la sorpresa, soltando una ligera carcajada, cruzándose de brazos; totalmente escéptico.
- Nino, no estoy de humor para tus juegos, ¿sabías?- inquirió alzando una ceja
- ¿Quién ha dicho que estoy jugando? Hasta Satomi obviamente quería contigo... A pesar de llevar esas gafas tan feas, ese peinado tan feo, esa ropa que no te queda para nada bien...
- Kazu- murmuró a modo de protesta, poniendo los brazos en jarras- No hace falta que detalles más
- Bueno, iba a decir que debajo de esa pinta de idiota, tenías a Satomi detrás tuyo- Nino sonrió- Así que si quieres salir de aquí, sólo bésame- Jun lo miró a los ojos y sabía que le estaba hablando en serio.
- No voy a besarte-
- Entonces te quedarás aquí hasta que yo me vaya- el castaño puso los brazos uno a cada lado del umbral de la puerta- Tu decides...


Jun exhaló antes de acercar su rostro al de Nino, quien esbozó una sonrisa triunfal en aquél momento; alzó una mano y la posó sobre una de sus mejillas. Podía sentir el aliento del mayor chocar contra su boca; sentía los labios resecos y como su corazón palpitaba con rapidez.
Nino le quitó las gafas y volvió a sonreír, esta vez algo enternecido. No podía negar que deseaba esto desde hacía mucho tiempo; por eso aquél afán loco de estar con una chica. Para ver si por fin podía sacarse a Jun de la cabeza, pero, al intentarlo con Satomi lo entendió... Estaba loco por su mejor amigo, y deseaba que lo besara ya mismo.

El pelinegro rompió la distancia entre sus bocas y rozó sus labios contra los de Nino, con algo de lentitud y torpeza, pues no tenía tanta experiencia en la materia; Nino sonrió en el beso y atrajo a Jun hacia él, uniendo sus cuerpos por completo al igual que sus labios. Se separaron con lentitud y ambos sonrieron.


- ¿Aún quieres irte?- musitó Nino en un susurro apenas audible
- En verdad, no- Jun negó con la cabeza y sus mejillas se tiñeron de carmesí, al igual que las del mayor, quien volvió a acercar su rostro hasta el de Jun, besándole nuevamente; el pelinegro correspondió a su beso, rodeando su cintura con sus brazos. Nino puso cerrojo a la puerta y sin separar sus labios aún, lo llevó hasta la cama, allí lo empujó y se colocó sobre él- Espera Nino... Creo que te estás dejando llevar por la desesperación...
- ¿Desesperación dices? No te imaginas cuanto deseaba esto- contestó con una tímida sonrisa
- Querías acostarte con...- Nino lo detuvo poniendo dos dedos en sus labios y negando con la cabeza
- Si, deseaba acostarme con Satomi porque quería sacarte de mi cabeza, porque necesitaba saber si era simplemente atracción, pero...- suspiró pesadamente- es algo más fuerte, y se que es mutuo. Lo sentí en tu beso-
- No te equivocas, en lo absoluto- Jun atrajo a Nino por la barbilla, dándole un tierno beso. Suspiró en cuanto la lengua del mayor se introdujo en su cavidad, ahogando un jadeo cuando la sintió rozar contra la suya suavemente; llevó sus manos hasta las caderas de Nino, descendiendo hasta su trasero, acariciándole con algo de timidez; jadeó al escucharle gemir por lo bajo.


Nino le quitó la sudadera y la camiseta por encima de la cabeza, dejándola olvidada en un rincón de la habitación, e inclinándose sobre Jun, dejando besos en su cuello y su torso. Rodaron sobre la cama, quedando Jun sobre él esta vez, mordiendo su labio inferior y tirando de él con sus dientes. Descendió hasta su cuello, besándolo con suavidad mientras Nino acariciaba su pelo con una mano.

Jun jamás se hubiese imaginado que su mejor amigo sentía aquello por él, y mucho menos aun que estuvieran a punto de hacer el amor. Más no era tiempo de pensar ni de imaginar, simplemente era tiempo de sentir...

Llevó una mano hasta la entrepierna de Nino, sonriendo levemente al sentir como su miembro comenzaba a cobrar vida, apretándose contra la tela de los pantalones. Continuó besando su cuello mientras acariciaba su dureza por encima de la tela; Nino dejó escapar un jadeo y cerró los ojos, dejándose llevar por aquella deliciosa sensación. Jun desabrochó su pantalón y lo despojó de el con lentitud, al igual que su ropa interior.
Continuó propinándole caricias a su miembro, deslizando la mano con un poco más de rapidez; el castaño volvió a gemir cerca del oído de su amante, el cual ya se encontraba totalmente excitado al verle y escucharle de esa manera.

- Me hiciste pasar un rato horrible, ¿ibas a ser capaz de acostarte con ella frente a mí?-
- Claro que no, no iba a ser capaz...- se detuvo al volver a gemir. Jun le masturbaba con rapidez, excitándolo aún más; sentía como su piel se erizaba y arqueó la espalda, entregándose por completo al placer de aquellas caricias. Nino llevó una mano hasta el bulto en los pantalones de Jun, apretándole con algo de brusquedad. Ahora ambos gemían contra los labios del otro; aquella dulce sinfonía de gemidos resonaba en toda la habitación. Nino se retorció debajo de su mejor amigo, llenando su mano con sus fluidos, sintiendo su cuerpo temblar  por los espasmos de aquél maravilloso orgasmo.

Con una tímida sonrisa, volvió a capturar los labios de Jun, posicionándose sobre él esta vez, acariciando su pecho y delineando el contorno de su estrecha cintura con ambas manos sin separar sus labios aún. El menor suspiró y se apoyó en ambos codos, observando cada uno de los movimientos de Kazunari, mordiendo su labio inferior en cuanto su boca rozó contra su pelvis; sintiendo como el corazón le latía desbocadamente en cuanto lo vio llevar su miembro hasta sus labios.

Nino comenzó a propinarle delicadas succiones solo a la punta, con algo de torpeza e inexperiencia, más esto Jun no parecía notarlo, pues mordía su labio inferior para contener, sin nada de éxito, jadeos y suspiros. El mayor acariciaba la base de su dureza mientras aumentaba el ritmo en las succiones, ganando confianza en sí mismo al escuchar los gemidos del pelinegro. Jun se dejó caer de espaldas en la cama, agarrando las sábanas con fuerza, dejando escapar un forzado gemido lleno de placer. Se incorporó y tomó a Nino por el brazo, ambos sonrieron antes de besarse otra vez, Jun acarició una de las mejillas de Nino con delicadeza.

- ¿Quién quieres que...
- Shh, confío en ti J- le interrumpió en voz baja, sonrojándose violentamente. No quería que Jun sufriese, ¿y a quién quería engañar? Deseaba poder sentirlo dentro suyo.
Ambos con los nervios a flor de piel, unieron sus bocas en un interminable, largo e intenso beso; Nino se colocó sobre Jun, sin separar sus labios aún, llevando una mano hasta su falo, dispuesto a penetrarse a si mismo.
- Espera, espera un momento... Así no, podría hacerte daño y yo...- Jun acarició una de sus mejillas dulcemente mientras le miraba a los ojos- quiero ser delicado, quiero cuidarte...

Nino enmudeció tras escuchar aquellas palabras, no era posible que aquél chico, al que a veces veía como un tonto inmerso en su propio mundo le hubiese dicho esas cosas. Suspiró, y en silencio, acercó su boca hasta la de él, besándole apasionadamente mientras sentía sus caricias en todo el contorno de su cintura; las lenguas de ambos se entrelazaban con algo más de destreza, haciendo que se escapasen jadeos involuntariamente de su boca. Jadeos que se convirtieron en gemidos al sentir uno de los dedos de Jun penetrar en su estrecha y virginal cavidad; sus movimientos eran con cuidado, muy despacio, sin dejar de besar sus enrojecidos e hinchados labios.
Un segundo dedo se introdujo dentro suyo, Nino movía las caderas en busca de más roce, más placer; mientras el menor le observaba disfrutar de todo aquello.

- J, por favor...- pidió con la voz entrecortada
- ¿Seguro que no te dolerá?- susurró el pelinegro con ligera preocupación
- No lo se, pero, se que no... Dijiste que cuidarías de mí- Jun sonrió y asintió levemente, retirando los dedos de la entrada de Nino. El mayor rodeó el miembro de su amante con sus dedos, llevándolo con lentitud hasta su dilatada entrada, penetrándose sólo la punta. Ambos se miraron a los ojos al momento en que Nino comenzó a mover las caderas hacia abajo, haciendo que la virilidad de Jun estuviese finalmente dentro suyo; se encontraba mordiéndose los labios para no emitir ningún sonido. 

Lentamente el dolor le fue dando paso al placer, y fue en ese entonces cuando Jun le tomó por las caderas, penetrándole con lentitud, sintiéndose aprisionado entre sus estrechas paredes; Nino, por su parte, apoyó ambas manos del pecho del menor, moviéndose al unísono, estremeciéndose cada vez que la dureza de J se enterraba en él. Mordió su labio inferior para contener sus gemidos, sintiendo como el placer iba apoderándose de él con cada embestida que Jun le regalaba.

El menor posicionó las manos en sus caderas, tomándolas con fuerza, penetrándole con más profundidad; Nino se inclinó hacia él, tomando sus labios en un salvaje beso, mordisqueando su labio mientras ambos gemían sin poder evitarlo. En un rápido movimiento, Jun se posicionó sobre el mayor, dejando sus piernas rodeando su cintura; ambos se miraron a los ojos y el pelinegro esbozó una leve sonrisa al adentrarse de nuevo en el cuerpo de Nino, cambiando la expresión por una llena de placer que Nino no pudo evitar jadear... Definitivamente, Jun era endemoniadamente hermoso.

J le regalaba profundas y lentas embestidas, ambos se encontraban al límite, sus cuerpos perlados por el sudor, ambos jadeantes y excitados a más no poder. Nino llevó una mano hasta su endurecido miembro, masturbándose al mismo ritmo que su amante marcaba, abandonándose por completo a aquella deliciosa sensación; Jun volvió a besarle, gimiendo cada uno en la boca del otro, sin importarle ser escuchados por alguien, simplemente disfrutando de aquél momento, de su momento.

Un forzado gemido se escapó de los labios de Nino, quien arqueó la espalda y se agarró con fuerza a las sábanas con la mano libre, derramando su tibia esencia en su mano, llenando el vientre de Jun con aquél líquido. Jun, por su parte volvió a penetrarle varias veces más, hundiéndose en su cuerpo por última vez, susurrando el nombre del castaño mientras lo llenaba con sus fluidos; Nino arqueó la espalda nuevamente, musitando un quedo gemido que murió en los labios de Jun.


Lentamente y con sumo cuidado, se separó del mayor, intentando calmar su agitada respiración. Nino estaba inerte a su lado, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, tratando de encontrar algo de oxígeno... No podia creerlo, ya no era virgen, y lo mejor de todo es que había sido con el chico que le traía loco. Kazu abrió los ojos, regalándole la más enternecedora de las sonrisas al verle.

- ¿Estás bien?- preguntó en voz baja
- Eso debería de preguntarlo yo, ¿no crees?- respondió Jun con una sonrisa
- Yo estoy genial, mejor que nunca...- Nino se volvió hacia él, acariciando su barbilla con el pulgar
- Nino... Después de esto...- se detuvo, algo apenado- Nosotros, ¿en qué quedamos?
- Amigos solamente no podemos ser- contestó el mayor luego de pensárselo unos segundos- No se tu, en verdad no quiero encasillar o ponerle nombre a esto que recién tenemos, pero... Puedo asegurarte que no quiero a nadie más a mi lado que no seas tú...

Jun le miró y no pudo evitar sonreír, besando una de sus mejillas con suavidad. Sintiéndose la persona más afortunada del mundo, definitivamente, aquella había sido una de las mejores noches de su vida. Quizás Nino y él no eran oficialmente "novios" aún, y que sólo sería cuestión de tiempo para que eso sucediera. Pero también sabía que aquello que habían compartido aquella noche era sumamente especial y que quedaría guardado en sus corazones para siempre.

viernes, 19 de octubre de 2012

Chu~


Cortito, pero tiernito :3

Género: Shonen ai
Pareja: Ohmiya
Extensión: Drabble



- Estoy cansado de caminar, ya me duele la vida...- se quejó el menor mientras iba, literalmente, arrastrando los pies por el asfalto. Ohno continuaba en silencio, escuchándole con la sombra de una sonrisa- Deberías de comenzar a conducir, detesto estar caminando, tengo calor, ¡ando como pollo al horno y tú no haces nada!
- Nino...- le detuvo el mayor sin dejar de sonreír- guarda silencio, ¿si? Estamos a punto de llegar
- Así dijiste hace más de un cuarto de hora y nada aún- 

Ohno se quedó mirándole por unos segundos, a pesar de poseer la apariencia de un chico seguro y jovial,  continuaba siendo el mismo niño caprichoso de siempre. Por eso estaba completamente loco por él.
Miró hacia ambos lados, asegurándose que no hubiese nadie por los alrededores, tomando el rostro de Nino por la barbilla antes de unir sus labios con los de él; sintió su cálido aliento chocando contra su rostro mientras el menor correspondía a su beso, entreabriendo los labios, permitiéndole saborearlo un poco más. Se separaron por la ausencia de oxígeno y sonrieron levemente.

- Estamos llegando, de verdad. No te quejes tanto, te saldrán arrugas pequeño gruñón- susurró Ohno contra sus labios antes de tomar su mano y continuar caminando. Nino no dijo nada, simplemente le obedeció con las mejillas algo sonrojadas. Después de todo, le encantaba hacer berrinches, pues Satoshi al final, siempre sabía como hacerle sentir mejor.

lunes, 15 de octubre de 2012

Be with you 5


Finalmente el capi 5... Debo de admitir que me apena no ver ni un comment, pero igual se los dejo u.u
Espero que les guste ^^
N.A: Se que estoy poniendo a Nino demasiado llorón, pero no se, siento que cuando se trata de Jun, no puede ocultar lo que siente xD





Aún continuaba con aquella sonrisa en los labios a pesar de que Jun se hubiese marchado; las cosas estaban nuevamente "bien" entre nosotros, y esperaba que continuasen así. 
Aquella tarde había quedado de verme con Ohno, me había dicho que iría a visitarme, y no pude negarme... Necesitaba hablar con alguien, y no me apetecía encender el televisor, sabiendo que la dichosa foto de Jun y yo salía en todos los noticieros; y tampoco me apetecía jugar en la DS, así que, ¿qué mejor manera de distraerme que conversando un poco con Riida?

Ohno llegó recién entrada la tarde y trajo consigo unas bolsas. No hacía falta ser adivino para saber que era algo de comer
- Supuse que no habías cocinado aún...- dijo a modo de explicación
- Supones bien- respondí con una sonrisa

Ohno entró a mi apartamento y dejó las cosas sobre el desayunador, encaminándose luego a la sala conmigo. Ambos nos sentamos en el suelo, él me miraba con seriedad y lentamente curvó los labios en una sonrisa
- A ver, ¿qué tal estás?- inquirió en voz baja
- Bien... 
- No soy Jun, ¿sabes? Puedes decirme lo que sea- insistió Ohno mirándome a los ojos
- A pesar de que las cosas con J están marchando bien, no lo se, hay algo... Tengo un mal presentimiento, me siento mal aun pero desconozco el motivo que cause este malestar...- Ohno puso una mano sobre una de las mías, animándome a seguir- No se, creo que tengo miedo... Miedo a lo que pueda pasarnos, estoy aterrado Oh-chan, tengo miedo a que nuestros sueños se vayan al infierno, tengo miedo a vivir con este peso encima... Tengo miedo a perder lo que más amo...- me detuve, sintiendo un nudo en la garganta.
- No sabes cuánto me duele verte así y saber que no puedo hacer nada para que te sientas mejor- comentó nuestro líder con una triste sonrisa- me siento impotente, me da rabia y pienso que soy un completo inútil a pesar de ser su "líder"- hizo comillas con los dedos
- No digas eso Oh-chan... Eres muy importante para mí y lo que estás haciendo ahora es muy valioso... Estás escuchándome, apoyándonos, dándonos ánimo; y eso para mi tiene un valor incalculable, de veras, no te imaginas cuanto...

Pero las palabras murieron en cuanto los labios de Ohno se presionaron contra los míos, sin darme chance a nada. Entreabrí la boca por la sorpresa, mientras el continuaba besándome... Sentía sus labios tibios, algo ásperos, y con un sabor diferente al cual ya estaba acostumbrado. 
No eran para nada como los besos de Jun.

Puse mis manos sobre su pecho y lo empujé levemente, sintiéndome nervioso de repente; retrocedí lentamente, alejándome de él. Ohno me miraba con los ojos como platos, quizás tan sorprendido como yo.
- Nino... Gomenasai... Etto... Yo no quería hacerlo...- comenzó a decir
- Pues lo disimulaste bastante mal- contesté pasándome una mano por la cara
- En serio, lo siento Nino... No quería, pero es que no podía contenerme... El verte así tan mal... Yo... solo quería hacerte sentir mejor- se puso de rodillas y se inclinó ante mí- lo siento, de veras, lo siento mucho!
- Ya, ya, no hagas eso Oh-chan... No tienes que pedir perdón. Igual eso no va a volver a pasar, ¿verdad?
- No, te juro que no- evadí su mirada y suspiré. ¿Por qué las cosas tenían que complicarse al mismo tiempo? 

Ohno se levantó del suelo con lentitud, más yo continuaba mirando al suelo; abandonó el apartamento en silencio y yo seguí en la misma posición. No quería verle, me sentía dolido y molesto; alguna que otra vez, Sho me había insinuado que le gustaba a Riida, más yo siempre le ignoré, alegando que era mentira, que el sólo era gentil conmigo y nada más; ahora veo que Sho-chan tenía la razón.

En cuanto Oh-chan se marchó; pensé en comentarle a alguien lo ocurrido, pero no quería hacerlo. ¿Será que se lo contaba a Jun? 

No sabía que hacer... No sabía como J tomaría la noticia, si le reclamaba a Ohno o si simplemente lo dejaría pasar por alto. Aunque conociéndole bien, sabía que le diría sus verdades, y eso no era lo que se necesitaba en estos momentos; no quería que se armase otro embrollo y por  mi culpa también, así que mejor guardaba silencio.
Me pasé el resto de la tarde algo ausente, me preparé algo de comer, pues no me apetecía probar siquiera lo que Riida había llevado. Guardé todo en el refrigerador y me entretuve un rato con la Wii, intentando olvidar lo ocurrido, aunque por más que lo intenté, fue fallido.

- Necesito hablar con Jun- murmuré tomando el teléfono y marcando los dígitos con rapidez. Éste sonó varias veces antes de que una voz femenina atendiera.
- ¿Moshi moshi?- contestó alegremente
- Hola... ¿Se encuentra Jun?- inquirí en voz baja
- Claro- se detuvo unos segundos- ¿Ninomiya-kun? ¿Eres tú?-
- Hai- puse los ojos en blanco
- ¡Hola! Que suerte que llamas en este momento... Le dije al idiota de mi otouto que te invitase a comer, pero me dijo que te atosigaría a preguntas y que luego te pondrías nervioso- escuchaba atentamente, aunque ya quería que se detuviera- pero es que el no entiende que solo quiero ser una buena cuñada, porque ya...- se escuchó un movimiento brusco y luego una pequeña discusión hermano/hermana.
- Ya basta onee-san, él llamó para hablar conmigo- escuché decir a Jun
- Soy tu hermana mayor y debes de respetarme, arrebatarme el teléfono no es de niños buenos, ¿sabías?- no pude evitar soltar una ligera carcajada al escucharla
- Más luego hablas con él, ¿vale?
- Vale...- contestó como toda una niña caprichosa y luego, se hizo el silencio
- Disculpa por el momento incómodo, pero es que sabes como es mi hermana- comentó un J algo apenado
- No te preocupes, me pasa algo parecido con mi hermana y lo sabes...- respondí refiriéndome el día en que ella conoció a los chicos; pensé que le daría un ataque y no paraba de decir que Jun era más lindo fuera de las cámaras y toda la cosa, haciéndome sentir algo apenado y... Celoso.
- Ah si, ¿cómo olvidarlo? Estabas al reventar por los celos...- escuché una risita algo socarrona por su parte
- Idiota- murmuré entre dientes- deja ya de decir tonterías
- Bueno, bueno, ya... Me comporto como un adulto entonces- suspiró- ¿qué tal tu día?
- Genial, algo solitario...- me detuve, debatiéndome mentalmente si le contaba lo de Ohno o no. Definitivamente no lo haría
- ¿Pero?- intentó adivinar
- Pero nada, que a pesar de que estuve solo, la pasé genial. ¿Y qué tal tú?- inquirí, tratando de evadir ese tema
- Pues, como puedes oír, estoy con mi madre y mi hermana, se van mañana... Ya sabes, oka-san estuvo insistiéndome para que le contase todo y eso; también me dejó claro que nada de usar marihuana. Lo se, debí hacerte caso, pero ya... Cero porros de hoy en adelante.
- No pensaba decir nada- "ya demasiadas veces te lo prohibí y no me hiciste caso", dije para mis adentros; pero ya era suficiente para que estuviese reclamándole cosas
- Y bueno, fuera de eso, han estado encima mío todo el día, lo normal-
- Lo se... Espero verte mañana en la reunión- dije mientras me acomodaba en la cama
- ¿Ya te vas?- inquirió algo ansioso
- Si, es mejor que te deje compartir con tu madre y tu hermana... Mañana hablaremos, ¿de acuerdo?
- Bueno, está bien- sonó un poco decepcionado
- Te veo mañana entonces J, te amo- y dicho esto, terminé la llamada, sintiéndome nervioso de repente. Otra vez aquella presión en el pecho, ese mal presentimiento que últimamente no me dejaba en paz, y esperaba de todo corazón que no tuviese que ver con la reunión de mañana.

Me puse el cardigan negro y me miré al espejo; aquél día estaba un poco frío, ya que estaba lloviendo y me vi en la necesidad de abrigarme. Me peiné con rapidez y salí de la habitación; no tenía deseos de desayunar, pues tenía un nudo en la garganta que no me dejaba probar bocado siquiera.

Hoy veríamos en qué quedaría el futuro de Arashi.

Durante el trayecto a las oficinas de Johnny, no dejaba de pensar en qué pasaría con nosotros, no dejaba de cuestionarme si finalmente las cosas podrían ser como antes o si tendríamos que acatar las órdenes de nuestro superior. Y en verdad, me aterraba que tuviésemos que aceptar la segunda opción.
Al llegar, me encontré con Sho; éste iba con ropa de ejercicio. Sonrió ampliamente al verme.

- Buen día Sho-chan- le saludé
- Buen día Ninomi, ¿qué tal estás?- inquirió haciéndose a un lado en el sillón color beige, dándome espacio para sentarme
- Nervioso. Demasiado nervioso- respondí sentándome y apoyando las manos en las rodillas, Sho se volvió hacia mi y cruzó las piernas
- Lo supuse... Yo también me siento algo nervioso, te confieso- sonrió levemente y continuó- Pero voy a dar lo mejor de mí para que MatsuJun se quede con nosotros-
- Vamos a dar lo mejor de nosotros- le corregí sonriéndole también- ¿y estabas tu solo aquí?
- Cuando vine, ya Ohno estaba. Hace ratito fue a buscar algo de beber, ya debe de estar por llegar- el corazón me latió con rapidez al escuchar el nombre de Ohno; en verdad no me sentía preparado para verle aun.
- Ah, vale.- 
- ¿Sucede algo?- Sho me miró con una interrogante
- Nada.- él alzó una ceja. No me creía en lo absoluto, ¿es que acaso era transparente?
- Si como no, y yo soy una geisha- comentó sarcástico
- Es algo de Ohno, ayer fue a verme y...
- Nino, hola- me interrumpió la voz del aludido
- Hola Oh-chan- sonreí forzadamente- ¿cómo estás?
- Bien, esperando por los demás, ¿y tú?- sonrió

Le di una mirada significativa a Sho, y éste entendió pues me guiñó un ojo. Mientras esperábamos por Jun y Aiba, estábamos hablando sobre que le diríamos a Johnny-sama, y Sho nos dijo que le dejásemos todo a él, que sería el "abogado" defensor y que íbamos a ganar.
Unos diez minutos después, Jun llegó; detrás de él iba un Aiba algo despeinado, disculpándose por la tardanza. Me sentí un tanto confuso por el frío saludo por parte de mi novio, pero lo atribuí a sus nervios, y no era para menos. Ya nuestro jefe nos esperaba en la sala, así que solo teníamos que entrar a verle.
- Estás algo nervioso, ¿verdad?- le pregunté a J mientras nos dirigíamos a la oficina de Kitagawa. Éste sólo asintió con la cabeza y continuó caminando, sin decir alguna otra palabra.

En cuanto entramos a la oficina de Kitagawa-san, éste dejó de leer el periódico y nos indicó con la mano que tomásemos asiento. Jun y Sho se sentaron en las dos butacas de caoba y Aiba, Ohno y yo nos quedamos de pie; pues al menos yo no tenía deseos de hablar, Ohno nunca decía nada, y Aiba tampoco comentaría algo al respecto.
- Kitagawa-san, queremos exponerle nuestra posición- comenzó a decir Sho con voz clara- De verdad, no queremos continuar sin MatsuJun; Arashi no es Arashi sin uno de nosotros. Queremos decirle que vamos a continuar con Jun o...
- No me andaré por las ramas- señaló Kitagawa subiéndose los lentes por el puente de la nariz- Ustedes deciden, o siguen ustedes cuatro... O Arashi se termina- sentenció con seriedad.

Todos nos quedamos en silencio. No podía ser posible que el nos estuviese exigiendo aquello... Definitivamente no, no íbamos a dejar a Jun fuera, para nada. 
- Pero... Pe... Pero...- tartamudeó Aiba
- Si quieren, les dejaré un tiempo a solas para tomar una decisión...- añadió nuestro productor
- No hace falta que tomen decisiones ni nada. Sigan sin mí- contestó Jun con voz lúgubre.
- ¡Jun, no! ¡No decidas sin consultar nada con nosotros!- exclamó Sho poniéndose de pie 
- ¡No tiene caso, maldita sea! ¿Que no ven que el grupo pende de un hilo por mí y aún insisten con la descabellada idea de que quieren defenderme? Porque eso es imposible...- contestó Jun en voz alta
- Kitagawa-san, déjenos pensarlo por favor...- pidió Aiba; Ohno y yo nos quedamos en silencio. Al menos yo, no podía musitar palabra.
- Solamente quiero decirles algo que no les dije antes de ayer... A pesar de que en estos momentos me vean quizás como el "villano", he hecho mucho por Jun. Sabemos que en las leyes japonesas, es un delito el poseer estupefacientes, e hice una excepción. El padre de Sho me brindó algo de ayuda y yo me hice a cargo de Jun para no enviarlo a la cárcel- se puso de pie- les daré tiempo para pensar entonces...- añadió antes de dejarnos a solas.
- ¿Se puede saber qué demonios te pasa Jun? ¿Cómo es eso de decidir por ti mismo? ¿Estás loco o qué?- protestó Sho
- Por Kami Jun, sabes que no puedes aceptar eso. No va a ser lo mismo sin ti- musitó Ohno en voz baja. Mi novio solo se limitó a mirarle y esbozó una sonrisa sarcástica
- Tomé mi decisión, Arashi continuará sin mi- comentó antes de salir de la oficina.

Con las únicas fuerzas de voluntad que me quedaban, me fui corriendo detrás suyo, escuchando a Ohno llamarme, pero Sho le detuvo; alegando que eran "cosas de pareja". No había dicho nada durante la breve reunión con Johnny-sama, pero ahora Jun tendría que escucharme.
- Jun- le llamé en cuanto el se encerró en otra oficina. No sabía de quien demonios era, pero entré detrás suyo, volviendo a llamarle en cuanto lo vi de espaldas a mí- Jun...- repetí- tenemos que hablar...
- ¿De qué quieres hablar? No me vengas tu también con el sermón de que Arashi no es lo mismo sin mí- comentó citando las palabras de Ohno
- ¡Maldita sea Jun, si! Si es eso! ¿Cómo diablos escoges esto? Sabes que si uno de nosotros faltase no será lo mismo... No... No entiendo como estás tan frío, como si no te importase dejarnos, como si no te importara dejarme- corregí. Él se apoyó del escritorio con ambas manos, aún de espaldas a mí, respirando pesadamente
- Por el hecho de que me vaya del grupo no quiere decir que vaya a dejarte... ¿Podrías dejar de ser egoísta una vez en tu puta vida y dejar de pensar en lo que tú quieres?- se volvió hacia mi con una mirada gélida y el rostro completamente inexpresivo- no quieres que te deje solo, no quieres que deje la banda, no quieres que tus sueños se vayan a la mierda, no quieres que terminemos. Siempre, siempre tú, ¿y yo qué? ¿Y lo que yo siento? ¿Y esta maldita culpabilidad que llevo a rastras? ¿Dime que hago? Prefieres que todo se vaya al infierno con tal de no perderme... ¿¡Podrías ser un adulto por una maldita vez en tu vida y aceptar las cosas tal y como son!?- exclamó finalmente

Me quedé inmóvil, no era capaz de decir algo siquiera... ¿Era así como Jun me veía? ¿Como una persona egoísta que solo pensaba en sus emociones y su bienestar? ¿Era del todo cierto lo que decía?
Con el corazón en un puño y lágrimas en los ojos, que me negaba rotundamente a derramar frente a él, puse la frente en alto y le miré a los ojos.
- Entiendo, respeto tu decisión MatsuJun... No tienes que hacerle caso a los pedidos caprichosos de un inmaduro como yo que solo piensa en sí mismo. Buena suerte- esbocé una sonrisa antes de salir de la oficina con rapidez.

En cuanto cerré la puerta, la máscara de sarcasmo que me acompañó por segundos, se me calló. Simplemente no podía hacerme el fuerte en esta situación y mucho menos después de semejantes palabras... Lentamente me alejé de allí y sentí como alguien me abrazaba; no sabía con exactitud si era Sho u Ohno, solo se que me sostuve con fuerza de él y comencé a llorar. Eran lágrimas de impotencia y de decepción, al saber que la persona que amaba tenía una percepción tan baja sobre mí.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Goodbye to you


Hola a todos~ *suenan grillos*
Quería dejar este drabble, super cortito, pero me pareció hermoso <3

Género: Shonen ai
Pareja: Machumiya <3
Extensión: Drabble



- Deja de mirarme así, no me voy a la Antártida-

Era la tercera vez que Nino repetía la misma frase; Jun se encontraba en un extremo de la habitación, observándole con los brazos cruzados mientras el mayor guardaba una prenda de vestir en la valija que descansaba sobre la cama.

- No he dicho eso, pero no me causa gracia que te vayas a América- musitó el más alto haciendo una mueca de desagrado
- J, es sólo por trabajo. No es mi culpa ser una de las figuras principales de la película...- hizo un puchero y se acercó hacia él, tomando una de sus manos- Igual sabes que no dejaré de pensar en ti mientras esté por allá, te llamaré diario y prometo traerte muchos regalos-
- Eso no me convence, vas a durar muchos días y lo voy a pasar fatal...- rodó las pupilas hasta centrarlas nuevamente en Nino
- Jun, ya basta... En serio, hare que no me extrañes tanto- entrelazó los dedos con los de él, esbozando una tierna sonrisa- No seas así conmigo-
- De acuerdo, dejaré que te vayas, pero esperaré tus llamadas a diario- levantó la mano de Nino y la llevó hacia sus labios, besando sus nudillos con delicadeza; Nino suspiró, mordiendo levemente su labio inferior.
- J, ya para... En serio- musitó en voz baja- no vas a lograr que me quede con tus gestos "tiernos"- soltó la mano de Jun, escuchándole reír por lo bajo.

Nino sintió como le abrazaban por detrás y volvió a sonreír, acariciando los brazos de su chico con suavidad. 

- Puedes ir a América, voy a portarme bien y a esperar por ti Kazu- susurró antes de rozar sus labios contra una de sus mejillas, apretándolo más contra él- te voy a extrañar como loco pero entiendo que debes cumplir con tu trabajo; sólo espero que tu también me extrañes- suspiró y le besó en los labios muy despacio.
- Yo también te echaré de menos y lo sabes, baka...- se volvió hacia él y lo abrazó nuevamente, apoyando la cabeza en su pecho, aspirando su aroma; sabiendo que aquél sería el recuerdo que le acompañaría durante el viaje.

martes, 2 de octubre de 2012

Wild at Heart


Género: Shonen ai, romance
Parejas: SakurAiba, MatsuMiya
Extensión: Drabble




- ¿Hasta cuando estarás enojado con él?- preguntó Nino torciendo los labios
- No lo se... Hasta que se me olvide que me dejó plantado dos veces- respondió Sho con visible tranquilidad, aunque Kazunari sabía de sobra que se sentía mal.
- ¿Crees que está bien ponerte así porque te "dejó plantado"?- hizo comillas con sus dedos y suspiró- Se paciente con él, con los ensayos para el último concierto, el programa nuevo, más las grabaciones para los demás  shows, el pobre ha estado molido. No seas tan inflexible, Sho- le aconsejó el menor- A veces hay que ser paciente. Dímelo a mí que tengo tanto tiempo con J...
- ¿Será que estoy siendo muy duro con él?- musitó apenas en un murmullo, desviando la mirada hacia un lado. Ahí se encontraba Aiba, agotado, dormitando en el sillón; le dio un poquito de pena, al parecer Nino tenía razón.


- ¡Masaki! ¡Hora de despertar!- exclamó Jun lanzándose sobre él, Aiba abrió los ojos algo sorprendido y esbozó una sonrisa
- No dormía, solo descansaba. Anoche no dormí muy bien...-
- Ah, ¿aún peleados?- inquirió Jun alzando una ceja. Aiba sólo se limitó a asentir
- Es que ayer cuando nos íbamos a ver, me quedé dormido y lo dejé esperando- explicó el mayor- al parecer Sho-chan no entiende que tengo muchas cosas encima y bueno, se me hace un poco difícil-
- Bueno, entonces habla con él y pídele una disculpa, sabes como es Sho... Tan o más dramático que una mujer- Masaki rió- me llevo al enano y les dejo hablar. La grabación del programa comienza en algunos veinte minutos... Ganbatte!- y dicho esto se puso de pie, caminando hacia el extremo de la habitación.


- ¿Me prestas un momento a Nino?- inquirió Jun con una sonrisa
- ¿Ah? Claro, no hay problema- coincidió Sho
- Pero si no hemos terminado de hablar- Nino protestó
- No nos vamos a tardar mucho... Anda, que Ohno quiere decirnos algo...- musitó Jun tomando la mano de Nino y mirándole significativamente
- Vale, al rato nos vemos Sho- se despidió con la mano libre y se alejó con Jun, escuchándose el eco de sus risas al salir de la habitación. 
Sho no era ningún tonto y sabía de sobra que era excusa de Jun para dejarlos solos a Aiba y a él; como siempre, tan pendiente a las cosas de los demás. "Eres un sol MatsuJun", pensó con una leve sonrisa.

Tenía que ser un poco más flexible con Aiba; admitía que en estos días había estado más sensible de la cuenta y lo echaba terriblemente de menos. Y al no verlo, sumándole sus desplantes... Por eso estaba así de molesto. Pero Nino tenía razón, debía de perdonarle aquello; pues él tampoco lo había tenido muy fácil en estos días.
- Bien Aiba, confieso que fui un completo idiota al enojarme contigo...- dijo volviéndose hacia él
- No, no, no, perdóname...- Aiba se puso de pie y fue hasta Sho, tomando su rostro entre sus manos- No debí quedarme dormirdo, o peor aún, no haberte avisado antes... Te juro que no va a volver a pasar- musitó en voz baja
- Han sido días estresantes, yo entiendo que hayas estado tan cansado...- miró al castaño a los ojos y esbozó una leve sonrisa
- ¿Te parece si me paso unos días en tu casa? Así no tendrías que esperar por mí o despertarme si me quedo dormido- Sho ensanchó la sonrisa mientras asentía vigorosamente
- Si, si, ¡es perfecto! Así podemos ir juntos a los ensayos, y a las grabaciones, puedo prepararte la cena y...- se vio interrumpido por los labios del menor contra los suyos, besándole suavemente. Aiba acarició una de sus mejillas con sutileza mientras cerraba los ojos y se entregaba por completo a aquél beso; Sho, por su parte suspiró y mordisqueó su labio inferior al separarse, por miedo a ser descubiertos.
- Mañana mismo llevaré las cosas a tu casa-
- Que sean esta tarde, ¿si?- inquirió antes de volver a besar al menor.