sábado, 30 de marzo de 2013

Be With You 13

Y aquí la tan esperada continuación (?) Dozo ^^




La ciudad de Seúl comenzaba con el trajín de las mañanas, las personas encaminándose hacia sus lugares de trabajo, los niños yendo de la mano de sus padres a la escuela; y mientras eso sucedía en el exterior, en mi apartamento sólo reinaba el silencio. Ni un murmullo, ni una maldición, siquiera un suspiro. Absolutamente nada.

Tenía dos días sin saber nada de Nino, Sho me había atendido al teléfono una sola vez y me había dicho que continuaba inconsciente. El saber aquello me había derrumbado por completo, y no tenia deseos de llamarle otra vez, todo por no escuchar una mala noticia. La noche anterior apenas había pegado un ojo, y las ganas de llorar aumentaban más a cada momento trascurrido… Jamás había imaginado que tan duro era sentir culpa.

Mis custodios se encontraban preocupados por mi, pues, apenas había hablado, no salía siquiera al pasillo y no les había llamado. Ginji me había dejado su móvil, quizás por pena, pero en el fondo, se lo agradecía, aunque todavía me pertenecía por haber ganado la partida; bien podía devolverlo, pero… Necesitaba estar en contacto con los chicos.

Me levanté de la cama y caminé hasta el baño con desgana, dándome una rápida ducha; me sequé y me vestí, quedándome con el pelo mojado. Fui hasta la cocina para prepararme un poco de café, pues no me apetecía desayunar; mientras ponía la cafetera, el móvil de Ginji sonó… El corazón me dio un vuelco al ver el número de Ohno.

Dejé lo que estaba haciendo para atender la llamada.

- ¿Hai?- dije con rapidez
- MatsuJun… Al fin- contestó en voz baja, casi susurrando. Sonreí al escucharle; el enojo que sentí al descubrir que había besado a Nino se evaporó en aquel momento. Fue entonces cuando descubrí cuanta falta me hacia Riida, y que, a pesar de todo, el cariño y la admiración que sentía por él continuaban intactos.
- ¿Cómo estás?- inquirí apoyándome contra la encimera- ¿Cómo está él?- pregunté con rapidez
- Me encuentro bien… Estoy en el hospital- contestó con el mismo tono bajo de voz y dejó escapar una risilla- Y Nino está bien, hoy despertó del estado de inconsciencia, y ya quiere irse de aquí…
- Típico de él, odia estar hospitalizado- sonreí débilmente- Pero, ¿ya está estable?
- Si, aunque su estado es un poco delicado aun, ya sabes… Por los medicamentos que tomó para…- escuché un movimiento brusco del teléfono- Perdón, pensaba que Sho-chan andaba por ahí-
- ¿No quiere que hablen conmigo?- inquirí
- No exactamente, pero él quería esperar un poco más para contactarte…
- Entiendo que me odie- musité con voz queda
- No es que te odie Jun, es que, Nino estaba muy mal. Quizás reaccionó así por lo que sentía en el momento, pues el pobre se encontraba asustadísimo cuando vio a Nino de esa manera. Pensamos que lo perderíamos- noté la preocupación en la voz de Ohno y volví a suspirar; definitivamente, la habían pasado fatal aquella noche.
- No te imaginas lo feliz que me hace saber que él está bien- contesté con pesadez
- Te llamaré luego, Sho anda buscándome-
- Despreocúpate, yo entiendo… Hasta luego Riida- ambos nos despedimos y terminé la llamada, mirando el móvil con expresión ausente.

Tenía una sensación agridulce en el pecho, a causa de saber cómo se encontraba Nino, pues a pesar de que ya estaba fuera de peligro, lo que yo quería era sentir su cercanía, abrazarlo y decirle que todo estaría bien.


By Nino


- Te dije que hagas silencio Aiba-chan…- siseó Sho
- No estoy haciendo nada, deja la paranoia-
- ¿Nada? Tu incesante “Hu hu hu”-imitó la risa del aludido- se me mete en la cabeza y me vuelve loco, además, Nino debe descansar…
- Ya veo que leer manga es ilegal- contestó Aiba bajando el timbre de voz.

Esbocé una leve sonrisa al escucharlos, antes de abrir los ojos con lentitud; sentí que los párpados me pesaban toneladas. Con algo de dificultad, pude abrirlos, parpadeando varias veces para acostumbrarme a la luz de la habitación en donde estaba. Al ver las paredes pintadas de blanco, más el silencio, y la pulcritud y blancura de las sabanas que me cubrían, me di cuenta de que estaba en un hospital.

- ¿Qué… qué estoy haciendo… aquí?- susurré. Mi voz sonó rara, áspera; Sho se volvió hacia mí y esbozó la mayor de las sonrisas, Aiba al verle, volvió el rostro hacia donde él miraba
- ¡NINO!- gritaron ambos al unísono, acercándose un poco mas
- Sabía que ibas a despertar, menudo susto que nos diste, ¿eh? Espero que no vuelvas nunca más a intentar…- Sho carraspeó, haciendo que Masaki guardara silencio
- ¿Cómo te sientes?- inquirió el pelinegro, revolviendo mi pelo de una manera cariñosa
- Me siento bien, aunque…- me detuve- mi voz suena horrible, y… me siento débil. ¿Cuantos siglos llevo dormido?
- Realmente son solo dos días- contestó Aiba-chan antes de echarse a reír- quizás por eso tu voz suena así…
- ¡Al fin, despertaste!- la voz de Manami inundó la habitación. Entró como un huracán, haciendo a los chicos a un lado para darme un abrazo que me dejó sin aire- Si hubiese sabido que despertarías, no hubiese ido a la casa…- musitó antes de soltarme- ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes, otouto?-
- Ahora mejor, puedo respirar- respondí con una sonrisa- Pero me siento débil, eso le decía a Sho-chan… ¿Por qué estoy aquí?- pregunté
- Ehm…- los tres se miraron indecisos- desgaste físico Kazu, se esfuerzan demasiado. No es fácil ser un miembro de Arashi- contestó mi hermana con una risilla floja… la miré con los ojos entrecerrados, no le creía nada.
- Ah, souka- contesté sin dejar de mirarla- No es para nada fácil ser un miembro de Arashi- corroboré bajando el timbre de voz. En ese instante, mi mamá entró a la habitación, sonriendo ampliamente al verme
- Kazunari… al fin, despertaste cielo- musitó- Pensaba que te quedarías dormidito todo el fin de semana
- Claro que no mamá- protesté por lo bajo- Quiero comer algo, y tomar té; mi garganta me lo agradecerá
- Primero le diremos a la doctora que despertaste, luego, veremos qué puedes comer y qué no- contestó mi mamá
- ¿Pero qué no estoy aquí por desgaste físico?- inquirí dándole una mirada significativa a mi hermana
- Si Ninomi, pero es que… tu estómago también está débil, así que por eso quizás tengas una dieta; sabes que días atrás no has estado alimentándote bien- respondió Sho con rapidez. No era tonto, algo estaba sucediendo y me lo estaban ocultando.


Mientras esperaba por la doctora, observaba detenidamente la habitación en donde me encontraba. Tenía una ventana al lado izquierdo, la cual se encontraba abierta, a mi lado derecho estaba una mesita y una silla plateada. Un sillón descansaba más atrás, en donde se encontraban Sho y Aiba, mi hermana estaba comprando algo para mí, y mi madre suponía que estaba con la doctora y regresaría con ella.

Noté que tenía la mano izquierda vendada, y se me hizo más extraño aun. Y ahora que estábamos a solas, iba a descubrirlo.

- Y bien, ¿no hay nada que deban contarme?- pregunté rompiendo el silencio. Sho alzó la vista del periódico que estaba leyendo y me miró sin comprender; Aiba estaba escribiendo algo en el móvil, haciéndose el que no me escuchó
- Pues, no que yo sepa- contestó Sho-chan
- Mi madre y mi hermana podrán ocultarme lo que está pasando, pero ustedes no…- me detuve al ver que la puerta se abría lentamente. El corazón me dio un vuelco al ver a Ohno
- ¿Nino?- abrió los ojos con sorpresa y sonrió- Finalmente estás despierto, y yo que no te traje regalo…- dijo haciendo una mueca
- No importa Oh-chan, con que estés aquí es suficiente. Aunque puedes comprar el regalo más tarde- añadí con una risilla. Ahora que se encontraba Ohno, sabía que si los chicos no me decían nada, él si lo haría
- ¿Y de qué hablaban?- inquirió el recién llegado
- Pues les decía a Sho-chan y a Aiba-chan, que algo está pasando y ellos me lo quieren ocultar… mamá y Mana-chan están actuando muy raro y no me quieren decir porque estoy aquí- informé- y hace rato, les pregunté cómo me hice esta herida en la mano y me cambiaron el tema. Creo que merezco saber por qué estoy hospitalizado, por qué estuve durmiendo dos días sin parar… ¡Quiero saber qué me pasó!- exclamé
- ¿Por qué no le dicen la verdad?- preguntó nuestro líder, dándoles una mirada reprobatoria a los chicos.
- Porque ellas nos lo prohibieron, no quieren que vuelvan a hablar de ese tema…- confesó Aiba con pesar
- ¿Pero creen que es justo que yo no sepa qué rayos me pasó?- inquirí
- No, no lo es- respondió Sho inclinando el rostro
- Nino…- Ohno se acercó hasta mi cama, sentándose frente a mí; tomó mi mano vendada con delicadeza y la acarició con el pulgar suavemente- ¿No recuerdas cómo te hiciste eso?
- No- negué con la cabeza
- ¿Seguro que no recuerdas nada de nada?-
- No Riida, si lo recordara, no estuviera preguntando, ¿no crees?- Ohno rio ante mi respuesta
- Tienes razón…
- Quizás su subconsciente bloqueó ese recuerdo- comentó Sho
- Exacto- corroboró Aiba
- Bueno, ¿me dirán sí o no?- ya me estaba cansando de aquél jueguito
- Está bien Nino… tampoco te enojes- Ohno volvió a sonreír, sin soltar mi mano ni un segundo- Esa herida en la mano, creemos que te la hiciste rompiendo el espejo de tu baño…- le miré confuso, ¿de qué rayos estaba hablando?- Y estás aquí porque… aparte de la herida con el espejo, intentaste suicidarte… creemos que por Jun…- el corazón se detuvo en mi pecho al escuchar aquello; ¿de verdad había llegado a esos extremos por él?
- Su… ¿suicidarme dices?- pregunté con los ojos como platos. Sho asintió lentamente, al igual que Ohno
- Sí, tomaste un montón de pastillas de litio… de no ser por Sho, que te encontró tirado en tu apartamento y te trajo hasta acá, te hubiésemos perdido- respondió Oh-chan, borrando la sonrisa de sus labios
- Habías hablado con MatsuJun… No sabemos qué fue lo que te dijo para que llegases a hacer eso, pero, imagino que fue algo feo- dijo Sho poniéndose de pie
- Vaya…- me resultaba sorprendente escuchar aquello. Yo, intentando suicidarme por J, realmente me estaba volviendo loco- ¿Y cuándo podré irme de aquí? Odio los hospitales-
- Quizás mañana, solo estas aquí en observación. Pero no lo sabemos, debemos esperar a que la doctora nos diga- contestó Sho sonriendo levemente- Todo va a estar bien, ya lo verás.


Por órdenes de la doctora debía quedarme otro día más, aunque aquello no me causara la menor gracia. Aparte de que debía seguir una dieta, pues después del lavado estomacal había quedado algo delicado y no podía ingerir grasas, ni picantes, ni nada de lo que a mí me gustaba comer… pero, si quería mejorar, tenía que hacerlo.
Mi hermana regresó unas dos horas después, tenía un enorme arreglo de flores y a la hora del almuerzo, lo único que comí fue un simple cuenco de frutas con zumo de naranja; el cual no me quitó el hambre del todo, pero me encontraba en una condición que no podía ingerir arroz siquiera.

Otra razón más para querer salir del hospital.


Al caer la noche, los chicos se fueron a sus casas después que les insistí, además, Sho tenía que ir al noticiero al día siguiente y debía descansar; ya no quería seguir siendo una molestia para nadie más. Sólo Manami se quedó a pasar la noche conmigo, y mamá se fue a descansar a la casa… mientras observaba a mi hermana mayor dormitar en un futón a mi lado, lancé un suspiro, pensando en lo que había ocurrido de unos días para acá.

Si alguien me hubiese contado que me vería de esta manera, me hubiese echado a reír. Jamás, nunca había pensado que me derrumbaría tanto por amor, pues el comienzo de todo esto lo trajo la ausencia de J. ahora que me encontraba en silencio, había pensado lo suficiente como para recordar lo ocurrido noches atrás…


Había intentado quitarme la vida por él, para evitarle más problemas a todos, para no tener que depender de nadie para salir de esta depresión. Para no tener que ver a la tonta de la psicóloga y dejar de tomar pastillas para controlarme… en pocas palabras, había tocado fondo.

Ahora, gracias a esto, Arashi tendría un tiempo sabático. Quizás uno o dos meses, para que todos nos concentráramos más en el trabajo, y para que yo, dejase de estar haciendo tonterías. A partir de mañana, iba a mudarme a casa de mi madre por un tiempo, pues ahora nadie confiaba lo suficientemente en mi como para dejarme a solas.

- Menudo idiota estás hecho…- comenté con una triste sonrisa

Me preguntaba si J sabía algo de mi estado, esperaba que el no supiese nada de la reverenda tontería que había cometido, pues eso no haría más que enojarle, y estaba en todo su derecho. Después de todo, me merecía que me dijera todo lo que me dijo.
Esto me confirmaba más que las cosas entre él y yo estaban llegando a su final. Sino es que ese final ya había llegado y yo aún no quería aceptarlo.

1 comentario:

  1. waaa be with you me esta dejando emo T.T
    pero es q toda esta situacion es muy triste
    mi jun y nino sienten que ya es final pero
    todo esto se debe porque no estan juntos u.u
    espero que ninguno de los 2 se den por vencindos en su amor si es asi linchare a la escritora o.ó muajajaja XDDD

    Gracias iza♥ x actalizar *0*
    espero la conti.. :D

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