domingo, 27 de enero de 2013

My (un)Happy Ending


Género: Angst
Pareja: Sakumoto
Extensión: Drabble

* Las cursivas son flashback.




La habitación se encontraba en completo silencio, apoyado de la pared observaba como la nieve de enero golpeaba contra la ventana. El frío me calaba hasta los huesos, pero yo sabía que eso no se debía a la temperatura, más bien a la soledad, la que sería mi compañera a partir de hoy.

Detrás de mí se encontraba Jun, estaba guardando sus prendas en la valija. No quería mirarle, pues no quería derrumbarme ante él; se lo había prometido y no iba a fallarle, no por última vez.


Estábamos sentados en la mesa una noche, cenando en silencio. Comíamos pasta, preparada por él; a juzgar por sus gestos, deduje que estaba molesto conmigo.

- No podemos seguir así…-
Levanté la mirada al escucharle, dejando el tenedor a un lado, frunciendo levemente el ceño con algo de confusión.
- ¿Ah? ¿Qué quieres decir?- inquirí en voz baja
- ¿Qué es lo que tenemos? Esto ya no puede llamarse siquiera una relación… No hablamos, no hacemos el amor, siquiera discutimos- lanzó un bufido- solamente compartimos una cama, somos compañeros de casa…
-  Jun- murmuré sin saber que decir, sintiendo como el corazón me latía desaforadamente, amenazando con salirse, literalmente, de mi pecho.
- Sho…- se volvió hacia mí, esbozando una leve sonrisa- Lo sabes. Sabes perfectamente que lo nuestro hace tiempo que murió… Yo me esforcé, di lo mejor de mí, intenté e intenté, pero no puedo más. Tu trabajo, tus aspiraciones, tus ambiciones laborales y profesionales pudieron más que yo, te importaron más que nuestra relación- dijo acariciando el dorso de mi mano diestra con suavidad- No es que sea exigente, pero, yo solo no puedo mantener la llama encendida, si tu no me ayudas, ¿dime quien lo hará?
- No sé qué decirte… Sabes que te amo y soy feliz a tu lado, Jun… Este tiempo contigo ha sido el mejor, eres lo más importante en vida…
- No mientas. No lo soy, si lo fuera, no me hubieses descuidado tanto… Entiendo que tu carrera es una gran prioridad, lo sé, porque yo también me dedico a lo que me gusta, amo mi carrera; pero te he dado todo mi amor, y eso es lo que tú no has sabido darme, Sho- apartó su mano de la mía y se puso de pie, imitándole yo también.
- Sé que tal vez no he podido darte lo que merecías, pero… Puedo cambiar- musité posando mis manos en sus hombros, mirándole a los ojos- Podemos intentarlo nuevamente, no vamos a dejar que muera lo que tenemos por un descuido mío…
- Es que ya murió. Ya no siento lo mismo…

Escuchar aquellas palabras me dejaron completamente perplejo. Mi pesadilla estaba haciéndose realidad, mi mayor temor era un hecho y lo peor de todo es que yo mismo había sido mi propio verdugo.

- ¿Estás enamorado de alguien más?- inquirí sintiendo como los ojos se me llenaban de lágrimas
- No, simplemente he tenido tiempo para conocer más personas y bueno… Si hay alguien con quien me siento bien, estoy cómodo, quiero conocerle, pero no, no estoy enamorado. Aun no te he olvidado del todo, no quiero que me malinterpretes, Sho-chan-

Rompí la distancia entre nosotros y lo abracé, Jun correspondió a mi abrazo en silencio, acariciando mi pelo mientras yo contenía las lágrimas. Lo había entendido, por mis descuidos, por mi exagerada seguridad, por creer que el estaría todo el tiempo a mi lado, estaba a punto de perderlo.


Me volví hacia él, observando como Jun guardaba la última de sus prendas en la maleta, seguí atentamente todos tus movimientos hasta que finalmente nuestras miradas se encontraron. Jun volvió a sonreír antes de cerrar la valija.
-  Ya todo está listo…-
- Ya te vas- susurré, sintiendo como una daga helada se incrustaba en mi corazón, no quería verle partir, no me encontraba preparado aun…
- Si, pero, igual sabes que nos veremos. No pienso irme de tu vida, sabes que te quiero mucho, y nadie podrá cambiarlo- contestó él con un suspiro
- Me quieres, pero estás dejándome- afirmé cruzándome de brazos
- Sabes exactamente porque… Si seguíamos juntos nos íbamos a lastimar más, y no quería odiarte, no quería que peleásemos, no quería perder tu amistad al menos. Ya lo hemos hablado varias veces- el sonido de un claxon lo hizo detenerse- A de ser Masaki, ya vino a buscarme- anunció

Asentí débilmente, decidido a no opinar más sobre el tema. Jun tomó dos de sus valijas y yo le ayudé con la tercera, bajando las escaleras con ella y dejándola en el exterior de la casa, su mejor amigo, Aiba-kun comenzó a entrarlas en su auto mientras mi ex y yo estábamos frente a frente.

- Y eso es todo…- dije con voz queda
- Eres un gran chico, espero que en el futuro te dediques un poco más a tu pareja, sé que el trabajo es importante, pero no lo es todo en la vida- comentó antes de darme un cálido abrazo- Te quiero mucho- añadió antes de subirse al auto, me despedí de Aiba con una mano, incapaz de musitar palabra alguna.

Al verle partir me di cuenta de que no podía ser el final de lo nuestro, no iba a dar mi brazo a torcer; amaba a Jun como a nadie en mi vida y sabía que mi lugar estaba a su lado, por más egoísta que sonase, pero en la guerra y el amor, todo era válido.

Y yo iba a luchar hasta volver a estar con él.

Hotondo Kanpeki


Género: Shonen ai.
Parejas: Matsumiya, un poco de Ohmiya.
Extensión: Drabble.




Amaba como sus labios se curvaban al sonreír, como sus ojos brillaban y como se cubría la boca con ambas manos; si tan sólo supiera que ese simple gesto me hacía enamorarme aún más de él...

- ¡Es que de verdad, no tenía ni idea de cómo encender esa cosa!- exclamó entre risas; asentí al escucharle. Él no sabía mucho de artefactos de cocina, en eso era un completo cero a la izquierda, pero eso no me importaba, el no saber cocinar no le quitaba lo hermoso.
- Si claro, lo que pasa es que sólo sabes encender tu DS, el televisor y tus consolas de juego- murmuró uno de sus amigos, haciéndole reír nuevamente.

Me fascinaba verle reír, se veía tan despreocupado, tan feliz, tan él…


Me había enamorado de él desde que lo vi en secundaria, y no ha cambiado mucho desde entonces, ahora llevaba el pelo un poco más largo, de color negro. Usaba lentes y se había convertido en un amante de los videojuegos, de hecho, iba con su DS a todas partes, sin importarle la burla o el regaño de sus amigos.

Era casi perfecto…

Le encantaban los animales, escuchar los problemas de los demás, era de asistir poco a fiestas y casi no solía tomar. Prefería las veladas tranquilas y el estar  en su casa.
Era muy apegado a su familia, sobretodo, de su madre, y aunque no lo admitiese, sabía que le fascinaba que ella le tratase como un bebé. Era mimado, un poco caprichoso en ocasiones, bromista y un eterno niño.

Y yo le amaba.

Lo amaba como a nadie, sería capaz de dar mis pulmones por él, me enfrentaría con quien sea todo por verle feliz, me sentía el ser más afortunado del mundo cuando me sonreía, cuando estaba cerca suyo, cuando le escuchaba reír…

- Oye... Necesito el libro de Bioquímica… ¿Podrías dármelo en vez de estar sonriendo como imbécil mientras miras a no se quién?- aquella voz me sacó de mi observación. Asentí con rapidez antes de ir hasta las estanterías, buscar el dichoso libro y entregándoselo al chico de mala gana.

En ese momento, vi que Nino me miraba desde la mesa, esbozando una sonrisa antes de centrar la atención a sus compañeros de estudio, tomando con disimulo la mano de su novio.

- ¡Y tu escuchas como se burlan de mí y no me defiendes!- exclamó con una sonrisa
- Lo siento, pero es que sabes que eres así…- contestó el pelinegro mirándole con diversión- además, no me molesta para nada que lo seas-


El único defecto en Nino, tenía nombre y apellido; Matsumoto Jun, su pareja desde hacía alrededor de dos años, y yo era el amiguito “gracioso”, el rarito bibliotecario obsesionado con la pesca, al que saludaba algunas veces al pasar por su lado. Era conocido por sus amigos, pero no aceptado en el grupo. Así fue en el colegio, y en la universidad no sería la excepción.

Apoyé la barbilla en una de mis manos, mirándole con disimulo; sabiendo que él nunca seria para mí, pero al menos podía disfrutar de su compañía, de sus tiernos gestos y hermosa sonrisa, aunque en el fondo sabía que ningunos eran para mí.

martes, 22 de enero de 2013

Danke Shön


Cortito y algo extraño... Espero que les guste.

Género: Angst, Shonen ai.
Parejas: Yama pair, Ohmiya.
Extensión: Drabble.



El sonido de las hojas moverse por el viento, era realmente reconfortante; la tranquilidad que se respiraba en aquel lugar era sublime. Ohno lanzó un suspiro antes de sonreír.

- Tiempo sin verte, ¿no?- Sho le miraba con aquella hermosa sonrisa, la cual le había enamorado desde que lo vio por primera vez.

Se habían conocido en la universidad, Sho era estudiante de Economía, y Ohno estudiaba Pintura. A pesar de que eran de diferentes facultades, habían coincidido algunas veces en la biblioteca y ahí surgió una linda amistad, amistad que terminó en una estable relación.

Todos sus amigos en común sabían lo de ambos, e incluso sentían envidia de ellos. Satoshi y Sho estaban siempre juntos, nunca tenían discusiones fuertes y si las tenían, las resolvían con facilidad. Algo inusual en las parejas de hoy en día.

- Nunca creí que vendría a decirte esto… Pero a veces ocurren cosas en la vida que uno no espera que sucedan- Ohno sonrió con tristeza- estos tres años sin ti, han sido terribles, y sabes que nunca, nunca dejaré de amarte… El haberte perdido fue una de las experiencias más dolorosas que he experimentado; pero al mismo tiempo, me sentí aliviado, pues fue una tortura el ver como ese cáncer acababa con tu vida…

Sintió los ojos escocer por las lágrimas y se detuvo, alzando la vista al cielo antes de continuar.

- Hace pocos meses comencé una relación con Ninomiya…-anunció- Es un chico muy dulce, sabe de ti, respeta tu recuerdo, y comprende lo que aun siento por ti. Es una de las cosas que más me gusta de él- Ohno volvió a sonreír- Tengo que confesarte que aún me siento un poco mal, siento como si te traicionara al estar con alguien más…

El sonido de las hojas moverse nuevamente le hizo guardar silencio; Ohno miró la fotografía de Sho en su tumba y al contemplar su sonrisa se sintió reconfortado. Era como si le estuviese diciendo que todo estaba bien, que quería verle feliz.

Tal y como le dijo antes de morir.

Ohno cubrió su rostro con ambas manos, dejando fluir sus lágrimas. Eran lágrimas de felicidad, al saber que no estaba haciendo nada malo al continuar con su vida.

Sintió unos brazos rodearle desde atrás, al apartar sus manos se dio cuenta de que se trataba de Nino, quien lo miraba con una gentil sonrisa.

- Quería darte espacio, pero vine porque sentí que necesitabas a alguien…- dijo a modo de explicación
- Gracias por haber venido- respondió Ohno tomando una de sus manos con delicadeza, colocándolo a su lado- Sho, él es Ninomiya; Nino, él es Sho…
Nino esbozó una sonrisa antes de besar el dorso de la mano de su chico, brindándole el soporte que necesitaba. Ohno, le agradeció en silencio, sintiéndose reconfortado y por primera vez en tres años, completamente feliz.

- Gracias Sho-chan…- musitó para sus adentros.

Be With You 10



Días después…

Abrí los ojos al sentir los rayos del sol sobre mi piel, con una mueca de desagrado me incorporé de la cama con lentitud, algo desorientado, la cabeza me daba vueltas, tenía la misma ropa de ayer, y no sabía que había ocurrido conmigo la noche anterior; al ver el par de botellas de licor en el suelo, más una guitarra desconocida, el abrigo de Jun y algunas fotos de nosotros esparcidas en la cama, supe que no había sido algo muy satisfactorio.

Corrí las cortinas, sumiendo la alcoba en la oscuridad, lanzando un suspiro. Me sentía horrible y quería dormir, o al menos pensar exactamente en lo que había hecho anoche.

Tenía más de quince días sin saber de J, y aquello estaba carcomiéndome por dentro, a cada momento me sentía más vacío; ni siquiera el hecho de compartir con los chicos me hacía sentir mejor. Kitagawa no mencionaba a Jun, y según habíamos escuchado por los pasillos, los miembros del equipo tenían estrictamente prohibido hablar de él, cosa que sólo hacia llenarme de rabia y sentirme impotente al no poder hacer nada para cambiar aquella injusticia.

- ¿Qué demonios habré hecho? ¿Y de dónde diablos saqué esta guitarra?- inquirí en voz baja, tomando el instrumento con delicadeza. Era en color blanco, el traste y las clavijas eran en un tono dorado, que resultaba llamativo y muy sofisticado para ser una sencilla guitarra acústica. Al mirar una esquina de la habitación, divisé el papel de regalo y ahí comprendí todo.

Era mi regalo de cumpleaños.

Pero no un regalo cualquiera, ni de una persona cualquiera… me lo había dado Jun, al parecer, en mi estado de ebriedad fui hasta la habitación de huéspedes y lo tomé. Al igual que las fotos que estaban sobre la cama…

- Oh, finalmente estás despierto- comentó Sho parado en el umbral
- ¿Qué buscas aquí?-
- ¿Y me lo preguntas? ¿Se te olvidó que soy tu niñera personal? No puedo dejarte solo ni un segundo, cuando Aiba y yo llegamos anoche estabas borracho como una uva, viendo estas fotos- comentó entrando en la habitación, recogiendo las fotografías- intentamos quitarte la botella, pero estabas negado, así que esperamos a que te quedaras dormido y te la quitamos…
- Dios, que patético- murmuré entre dientes, yendo hacia donde se encontraba el estuche de la guitarra y guardándola en él, dándole la espalda a Sho-chan
- Kazunari…-
- ¿Si?- contesté sin mirarle
- No se cómo decirte esto pero… Creo que estás cayendo en depresión, en una muy fuerte depresión- dijo con lentitud, como escogiendo las palabras- No has pensado en… Etto… ¿La posibilidad de visitar un psicólogo?
Me quedé congelado al escuchar aquellas palabras, procesando una respuesta que no sonara muy… Rara.
- Sho- dije volviéndome hacia él, mirándole firmemente- ¿Acaso crees que estoy volviéndome loco? ¿Es eso lo que quieres decir? ¿Que no puedo sobrevivir sin Jun y que ya estoy de psicólogos? ¿Qué será lo siguiente? ¿Mantenerme sedado? ¿Mandarme a un loquero? ¿¡Es eso lo que quieres!?- exclamé con dureza
- Nino, Nino, Nino…- dejó las fotos apiladas sobre la cama nuevamente y me miró suplicante- No estoy diciendo eso, no es que estés volviéndote loco es sólo que…
- ¿Es sólo qué?- le interrumpí cortante
- Estoy preocupado por ti, mírate… Luces mal, cansado, casi no comes, estás tomando, torturándote tú mismo con los recuerdos. Reconozco que lo que estás pasando es difícil, pero siento que lo que estás haciendo no es saludable… Yo solamente estoy preocupado- repitió en un tono más bajo
- No es tu problema, Sho-
- Si lo es… ¡Joder, soy tu amigo!- exclamó abriendo mucho los ojos- No voy a quedarme de brazos cruzados viendo cómo te destruyes… ¿Qué no te has detenido a pensar en cómo va a sentirse Jun si supiera lo que estás haciendo?
- Yo…- me pasé una mano por la cara, sintiéndome cansado- sólo… Déjame en paz- musité en un susurro- Déjame tranquilo…- añadí antes de salir de la habitación, dejando a mi amigo a solas.

Entendía la preocupación de Sho, pero… ¿Esa idea tonta de ir a un psicólogo? Yo no estaba desequilibrado mentalmente; admitía que estaba algo mal, pero era completamente normal que reaccionara así, mi pareja estaba bajo arresto domiciliario en otro país, no podía verle, no podía hablarle, ni saber cómo estaba. Como si estuviese muerto, como si lo hubiesen desaparecido de la faz de la tierra.

¿Era tan difícil de comprender mi situación?


Me senté en el pasillo en absoluto silencio, rodeando mis piernas con mis brazos sin decir nada. Debatiéndome mentalmente si entraba o no a la habitación, si disculparme o no con Sho; pero minutos después, el salió de la habitación, sentándose a mi lado.
- Perdón- susurré
- No, perdóname tu a mí por ser un metomentodo- contestó Sho con una ligera sonrisa- Tienes razón…
- Se que lo estás diciendo para que no me sienta mal- sonreí- Es cierto que quizás esté muy mal, pero, también creo que estás exagerando un poquito con lo de ir al psicólogo… Yo estoy bien, es sólo que me atormenta el hecho de no saber nada de él; si está bien, si está mal, si me echa de menos o no, si lo tratan bien, si se encuentra en un buen lugar…- me detuve, sintiendo un nudo en la garganta
- No es para nada fácil para ti- rodeó mis hombros con un brazo, consolándome- Pero al menos tu nos tienes a nosotros… MatsuJun está completamente solo…- sentí como los ojos se me llenaban de lágrimas al escuchar aquello, Sho tenía toda la razón.
- Prometo que si la situación se me sale de las manos, pediré ayuda- vi a mi amigo sonreír tras escucharme, asintiendo con lentitud.
- Sabia que no dirías que no- ensanchó la sonrisa- Ahora, vamos, ve a darte una ducha, pediré algo para desayunar y me iré a casa, tengo que prepararme para ir al noticiero más tarde.
- Vale… Gracias, Sho-chan- contesté con una sonrisa
- Para eso somos los amigos-


Aquél día no teníamos trabajo que hacer, pues la sesión de fotos para una revista había sido pospuesta para el día siguiente, así que tenía la tarde libre. Decidí tumbarme un rato en la cama, pues aun sentía los efectos de la resaca; la cabeza me iba a estallar y sentía el estómago algo delicado.

Horas después, el sonido del teléfono me despertó; extendí una mano hacia la mesilla sin abrir los ojos aun, tomando el aparato.

- ¿Si?- murmuré adormilado
- Hola Kazu, ¿estabas dormido?- suspiré al escuchar aquella voz
- Si mamá, pero igual está bien, tenía bastante rato durmiendo- contesté antes de lanzar un largo bostezo, acomodándome en la cama- ¿Y cómo estás?
- Me encuentro bien, pero quiero saber cómo te encuentras… No he sabido de ti en unos cuatro días, ¿qué ha pasado?- su tono de voz sonaba preocupado
- Perdón mamá es que… Hemos estado trabajando mucho, por eso no he tenido tiempo de llamarte- contesté algo apenado
- Kazunari… ¿Está todo bien?- repitió
- Mamá, sólo tengo mucho trabajo, como ha sido siempre… Me encuentro bien, todo está bien; ¿cuál es la paranoia?- pregunté sintiéndome algo cansado.
- Sólo estoy preocupada por mi hijo…-

Me mordí el labio inferior para contener una maldición. Sho estaba detrás de todo esto… Algo le había contado a mi madre, y ahora la había preocupado, en cuanto lo viera, iba a partirle las piernas.

- Mamá, gracias por preocuparte, pero realmente me encuentro bien… Es más, como hoy no tengo nada que hacer, iré a verte, ¿te parece?- la escuché suspirar, sabía que le había encantado escuchar eso
- ¡De acuerdo! ¡Voy a preparar tu postre preferido!- exclamó antes de reír. Esbocé una sonrisa al escucharla
- De acuerdo mamá… Iré a arreglarme, nos vemos al rato, ¿sí?-
- Perfecto cielo, aquí te espero- hizo una pausa- Sabes que me preocupo porque te quiero como a nadie, ¿lo sabes verdad?
- Lo se… Gracias, de verdad- comenté antes de despedirme de ella y terminar la llamada.

Me di una ducha rápida y me puse unos pantalones de chándal azul oscuro, una camiseta blanca, converse del mismo color y un cárdigan azul claro de Jun que encontré en mi closet. Últimamente siempre andaba con algo suyo encima, quizás para recordarle o simplemente para llevar su perfume conmigo.

Conduje hasta Minato, sintiendo un poco de nostalgia al llegar a la casa en donde mi madre y mi hermana mayor vivían; sonreí con tristeza al ver las plantas bien cuidadas en el pequeño jardín frontal de la casa, recordando aquellos tiempos en que vinimos a Shibuya porque mi madre quería que fuera parte de la Johnny’s Entertainment.

Amaba esta casa, al igual que mi mamá… Por eso es que desde que me vi en la posibilidad de hacerle un gran regalo, le compré esta casa, así estábamos más cerca y ella vivía en el lugar que adoraba.

- ¡Kazu-chan! ¡Hasta que por fin te veo!- exclamó mi hermana al verme. Abrí la puerta del jardín y fui hasta ella, dándole un abrazo
- Sabes donde vivo, no me has visto porque no quieres…- contesté con una sonrisa, agitando su melena cobriza con una mano- ¿Cómo has estado, onee-san?
- Bien, aunque algo preocupada por ti…- suspiró- No hemos podido hablar en medio de todo esto, todo por culpa del trabajo, pero, hoy si lo haremos.
- No quiero hablar de eso- murmuré entre dientes
- No me importa, lo harás sí o sí… Dónde quedaron esos tiempos en que confiabas en tu hermanita y le contabas todo, ¿eh?
- Hemos crecido ya, además es muy largo…
- ¿Manami, Kazunari?- la voz de mamá me interrumpió
- Si mamá…- ambos nos miramos con diversión- ¡ya vamos!- dijimos al unísono antes de entrar a la casa tomados de la mano.

Mamá me preparó mini hamburguesas, había helado de chocolate y vainilla, refresco y muchos dulces; ella más que nadie sabía que me fascinaba comer cosas para nada saludables, tampoco es que le hiciera gracia que lo hiciera, pero hoy quería “mimarme”, así que fue un poco más permisiva en cuanto a eso.

Después de comer, nos sentamos en la sala; mamá estaba en su mullido sofá de cuero color marrón, mientras Mana-chan y yo estábamos acostados en el suelo haciendo el tonto, como siempre.
- ¿Qué tal lo estás llevando, hermanito?- preguntó de repente
- Bien, aunque todos piensen que me estoy volviendo loco…- contesté sin deseos
- No es eso Kazu, y lo sabes- comentó mamá- En nuestro caso es entendible que estemos preocupadas, pues estamos un poco alejadas de ti, pero jamás pensaríamos que te estás volviendo loco, sólo estas pasando por un mal momento y queremos ayudarte…
- Además, siempre has estado loquito- añadió mi hermana alborotándome el pelo con una sonrisa
- Lo se, reconozco que están preocupadas por mí, pero de verdad, estoy bien, lo juro- empujé a mi hermana con una mano suavemente y ella rio
- ¿Por qué dices que piensan que te estas volviendo loco?-
- Porque he estado algo triste en estos días, pero tengo todo el derecho… Me arrebataron a J de mi lado, no solamente a mí, sino también al grupo. No es lo mismo sin él, y Johnny-sama ha dejado estrictamente prohibido el hablar de él. Tengo miedo a que lo saquen definitivamente de Arashi…- respondí en voz baja, sintiendo la mirada de ambas sobre mí. Al parecer, ellas SÍ me habían entendido.
- Kazunari, ¿por qué no me habías comentado eso?- volvió a inquirir mi madre
- Porque no quiero angustiarles con mis cosas…-
- Somos una familia, enano. Y si algo te preocupa, debemos saberlo, así es como las cosas funcionan aquí, somos un equipo… Lo sabes, ¿no?- ladeé el rostro, encontrándome con la mirada comprensiva de mi hermana, y esbocé una débil sonrisa antes de asentir.

Alrededor de las nueve me fui de casa de mi mamá, a pesar de que ella y mi hermana no querían que me fuese, debía hacerlo, tenía trabajo al día siguiente, así que debía estar temprano en casa.

Mientras conducía iba pensando en las palabras de Mana-chan, después de todo tenía razón, éramos una familia y yo no tenía necesidad alguna de estar sufriendo solo porque sí. Podía confiar en ella y mi madre, tal y como siempre había sido.

Después del divorcio de mis padres, mi mamá, Manami y yo nos fuimos a la casa de mis abuelos maternos; convirtiéndonos en algo así como un equipo. No había secretos entre nosotros, y nos protegíamos el uno al otro; siempre, siempre había sido así, y por lo que veía, nunca cambiaria. Ni siquiera por el hecho de que yo ahora vivía solo, a pesar de la distancia, el lazo entre nosotros tres continuaba con la misma fuerza y la confianza era aún mayor.

Pensé en ir a visitar el apartamento de Jun, pero decidí que no; no iría a amargarme la existencia, más de lo que ya estaba. Tampoco le diría nada a Sho por haberle comentado que estaba preocupado por mí, después de todo le agradecía pues me hizo bien el haber pasado ese día en mi casa.

Al llegar a mi apartamento, recibí una llamada de Ohno pidiéndome que mañana a primera hora lo fuese a buscar para ir a TBS, pues antes de la sesión de fotos, teníamos grabación de Himitsu no Arashi, la primera después de que él se fue…

Después de darme un baño y ponerme el pijama, me fui a la cama con la DS a entretenerme un poco antes de dormir; no tenía sueño y tampoco quería cerrar los ojos aun, así que decidí quedarme un rato más despierto a ver si podía pasar al siguiente nivel en el juego, pues desde hacía unos días ni tocaba la consola. Pero a pesar de que me encontrara “distraído” con el juego, no podía apartar a J ni un segundo de mi cabeza.

¿Estarás echándome de menos, así como yo a ti?
¿Habrás llorado hasta quedarte dormido? ¿Así como yo le hecho tantas noches?
¿Me recordarás tanto como yo te recuerdo?

De todo corazón, esperaba que sí.


N.A: Quería aclarar que tanto el nombre de la hermana de Nino, como el lugar donde reside su mami son completamente falsos, fue simplemente para darle más "realismo" a la historia x////x

viernes, 18 de enero de 2013

Delirius



Género: Lemon
Pareja: Matsumiya
Extensión: One shot


- ¿Oye, ya viste al nuevo Dj?-

Parpadee varias veces, mirando a Mika con el ceño fruncido, nunca me fijaba en esas cosas y tampoco me interesaba si había un Dj nuevo en el club en el que trabajaba como mesero. Pero al parecer, mi amiga creía todo lo contrario.

- Bien… ¿Y qué quieres que haga? ¿Que haga piruetas en el aire y aplauda como una foca?- murmuré con sarcasmo
- Anda Kazunari-kun, deja el sarcasmo. Es un chico precioso…- contestó ella con una sonrisa mientras se acomodaba la pequeña camiseta anudada debajo de los pechos, dejando su esbelta cintura al descubierto.
- Pues ve, te aseguro que lograrás algo con él-
- Claro que no idiota, además, Aiba está aquí- dijo refiriéndose a su novio-
- Entonces no sé para qué me preguntas…- contesté de mala gana antes de salir del almacén. No es que quería ser maleducado con ella, pero es que su actitud me ponía de los nervios; siempre que veía a un chico ella considerase “lindo”, quería presentármelo y hacer de casamentera.

Entendía que no quería verme solo, pues desde que rompí con Ohno no había vuelto a salir con nadie, pero es que en este momento entendía que debía de estar solo.

Al salir nuevamente al club, un trance retumbaba en todo el lugar. Muchas personas se encontraban bailando en la pista, y había muchísima gente en todos lados; sin duda, sería una noche bastante ajetreada, el club estaba a reventar.

Llegué a la barra, observando a Kei, el bartender hablar animadamente con un chico. Siendo sincero, era el chico más sensual que había visto en toda mi vida…

Llevaba el pelo negro, un poco largo y despeinado; alto, de tez muy pálida, delgado, pero al mismo tiempo bien definido; iba vestido completamente de negro. Al estar de perfil, observé que tenía las cejas muy pobladas, y su nariz aristócrata parecía haber sido esculpida a mano.

Definitivamente, era muy hermoso.

Me quedé parado al lado suyo, hasta que Kei notó mi presencia, acercándose a mí, me incliné un poco sobre la barra para escucharle
- Él es Jun… Es el nuevo Dj, espero que lo traten bien, ¿eh? ¡Ese idiota es como mi hermano menor!- esbocé una sonrisa forzada y asentí. Al parecer Mika no se había equivocado esta vez y el Dj sí que era un chico apuesto; pero al mismo tiempo me sentí raro, pues sería bastante incomodo trabajar con alguien que llama tu atención.

Me volví hacia él, ofreciéndole una mano. Él le dio un ligero apretón y sonrió
- Mucho gusto, Ninomiya Kazunari- dije en voz alta para que el lograse escucharme
- Matsumoto Jun, encantado- respondió cerca de mi oído- Ahora si me disculpas, iré a encender la pista…- soltó mi mano y volvió a regalarme otra sonrisa antes de irse. Lo observaba detenidamente al alejarse de mí; la chaqueta de cuero negra lo hacía parecer más delgado aun y los pantalones negros se ceñían contra su trasero, dándole un aspecto provocativo al andar.
Sacudí la cabeza con vigor, apartando esos pensamientos extraños de mi cabeza; necesitaba concentrarme en el trabajo, no en estarle mirando el trasero descaradamente a Matsumoto.

Ladies and Gentleman… Please welcome… Dj MJ- le anunció una voz robótica antes de sonar una mezcla hecha por el mismo. Me apoyé de la barra con un hombro, levantando la vista hasta lo alto del club, en donde se encontraba la cabina del Dj. Allí estaba él, con unos enormes audífonos cubriendo sus orejas, en total concentración mientras hacía música…

Me encontraba tan absorto observándole que ni siquiera noté quien se puso de pie a mi lado, tocando mi hombro derecho con insistencia.
- ¿Qué no te interesaba ver al Dj?- inquirió Mika con diversión
- Sólo estoy… escuchándole. Es genial, eso es todo- contesté antes de alejarme de ella, yéndome hacia el fondo del club a tomar pedidos. No había nada de malo que lo mirase, era algo completamente normal teniendo en cuenta lo atractivo que era; pero sólo eso y nada más.

Traté de concentrarme en el trabajo, en lo que realmente me importaba, alzando la vista de vez en cuando para mirarle. No quería hacerlo, pero era como si mis ojos tuviesen todo el control; incluso, en una ocasión lo atrapé mirándome también. Incliné el rostro y me fui con rapidez hasta la barra, para atender a otro pedido.
Kei me ofreció un vaso de vodka con redbull, señalando hacia la cabina con un dedo.

- ¿Para el Dj?- inquirí más para mí que para el mismo Kei; sintiendo como el corazón me latía apresuradamente de solo saber que volvería a verle.
Me encontraba nervioso, esto jamás me había ocurrido con alguien antes… siquiera con mis ex; no era de los que sentían atracción sexual por desconocidos, pero ese chico tenía algo, no sabía exactamente qué, pero lo tenía.

Al llegar hasta la cabina, esbocé una leve sonrisa; Matsumoto no había notado que estaba allí, así que me acerqué hasta él y dejé el trago a su lado sin decir nada. Pero justo cuando iba a salir de la cabina, dijo algo
- ¿Podrías moverlo por favor? Si se queda ahí es probable que pueda tirarlo y dañar el equipo…- me sentí como un completo idiota al escuchar aquello; en vez de darme las gracias, me “reprochaba” por haber puesto el trago en un mal lugar.
- Disculpa…- con las mejillas algo sonrojadas, fui hasta él y tomé el vaso, dejándolo en una mesilla al fondo de la cabina
- No dije que lo llevases tan lejos-
Apreté los dientes, tomando nuevamente el vaso y parándome a su lado, mirándolo con una interrogante
- ¿Y en dónde lo quiere, Príncipe Matsumoto?- inquirí lo más humanamente sarcástico posible. Vale, era súper atractivo, pero era un completo idiota.
- Exactamente ahí, en tu mano- contestó dejando el auricular de sus audífonos entre su cabeza y su hombro izquierdo. Por el rabillo del hombro observé como esbozaba una sonrisa
- Perfecto, entonces esta noche perderé mi propina gracias a que el Señor Matsumoto pretende que yo me quede con su trago en la mano… Tentadora oferta, pero paso- exclamé antes de poner el vaso nuevamente a su lado, sin importarme un comino lo que pasara a sus artefactos.

Iba dirigiéndome hacia la puerta cuando él me tomó con fuerza del brazo, ni siquiera me di cuenta del momento en que se quitó los audífonos y fue hasta mí. Me volví hacia él, alzando la barbilla y sintiendo un cosquilleo en todo mi cuerpo al ver sus ojos oscuros que brillaban con malicia.

- Que susceptible eres, no tienes sentido del humor-
- No me interesa que me hagan chistecitos, Matsumoto-san- contesté sintiéndome más irritado aún, pues a pesar de que fuese un completo imbécil, sentía la tensión sexual fluir entre nosotros.
- Sólo intentaba ser amigable, tampoco es para que te pongas así, Ninomiya…- apoyó una mano contra la puerta, dejándome atrapado entre ella y su cuerpo.
- ¿Puedo irme ya? Ambos necesitamos seguir trabajando- musité en voz baja, dándole una mirada significativa al ordenador de él
- No te quitaré mucho tiempo, sólo quería disculparme por mi actitud segundos atrás…
- No hace falta que te disculpes, fue una broma, está todo bien- le interrumpí con brusquedad, dándole la espalda para abrir la puerta, pero el volvió a cerrarla con su mano, haciendo que me diese la vuelta nuevamente
- Déjame terminar. Iba a disculparme, pues no quiero tener problemas contigo en mi primera noche aquí…- dijo en voz baja, mirándome a los ojos, descendiendo la vista hacia mis labios
- De… Debo irme… Kei debe de estar preguntándose donde… donde estoy-
- Kei no va a molestarse si tardas unos minutos más aquí…- observé como él pasaba la lengua por sus gruesos labios. Tragué saliva y suspiré, con el corazón latiéndome apresuradamente mientras más cerca estaba su rostro del mío, podía aspirar su embriagador perfume, el calor que irradiaba su cuerpo y la tensión entre nosotros.

A ciencia cierta no se cuál de los dos inició el beso…

Él apoyó la otra mano sobre la puerta mientras nuestros labios se rozaban entre sí, mi lengua se abrió paso en su boca, recorriendo cada milímetro de esta con lentitud, estremeciéndome en cuanto sentí la suya entrelazarle con la mía suavemente, alejándose y volviendo a acercarse; finalmente atrapándola con sus labios, succionándola con delicadeza, causando que comenzara a emitir débiles jadeos contra su boca.
Puse ambas manos en su pecho y lo empujé, separándolo bruscamente de mí. Él me miró con una interrogante, alzando una ceja

- ¿Pasa algo?- inquirió en voz baja
- No, es sólo que…-suspiré- estamos en el trabajo y… No…
- Bien, entonces te veo al salir- Matsumoto esbozó una sonrisa cargada de malicia, haciéndome estremecer nuevamente. Asentí con torpeza antes de salir de allí.

Las piernas me temblaban, respiraba agitadamente y me encontraba casi hiperventilando, todo por culpa de un beso. Fui hasta los aseos, lavándome la cara y reprochándome mentalmente al ver el bulto en mi entrepierna, estaba comportarme como un puberto; era la primera vez que me sucedía tal cosa con alguien como él.

Le deseaba tanto que tenía miedo de verle otra vez…


Al terminar aquella noche, me despedí de Mika y Aiba, emprendiendo el camino a casa; me encontraba más tranquilo y no vi a Matsumoto por los alrededores, quizás tenía algo más importante que hacer o simplemente lo olvidó.

Mientras caminaba hasta mi hogar, un vehículo negro iba en mínima velocidad a mi lado. Al ladear el rostro, vi al Dj en el asiento del conductor. Se detuvo y esbozó una sonrisa al verme, imitándole yo también.
- Sube, te llevaré a casa…-

Y sin decir palabras, le obedecí.

Le di las instrucciones para llegar a mi vecindario, y durante el trayecto íbamos ambos en silencio, quizás era la calma antes de la tormenta.
En cuanto llegamos, él aparcó frente a mi casa, apagando el auto. Ambos nos miramos a los ojos y sólo fue cuestión de segundos para que me quitase el cinturón de seguridad, tomando a Jun por el rostro, besándole apasionadamente. Él suspiró contra mis labios, acariciando una de mis mejillas mientras nuestras bocas continuaban devorándose entre sí.

Sus manos descendieron hasta mi cintura, tomándome con fuerza y haciendo que me sentase a horcajadas sobre él, sin separar nuestros labios aún. Rodeé su cuello con mis brazos, ladeando el rostro para profundizar más el beso, intentando contener un jadeo al sentir su lengua rozar con destreza contra la mía; sintiéndome estremecer de la cabeza a los pies. Jun introdujo las manos intrépidamente bajo mi camiseta, acariciando mi torso con delicadeza, como si fuese de cristal y el temiese hacerme daño.

Llevó sus cálidos labios hasta mi cuello, rozándolos con suavidad, dejando que su lengua recorriera cada milímetro de mi erizada piel, mientras sus manos acariciaban mis sensibilizados pezones, causando que otro jadeo se escapara de mis labios. Cerré los ojos y me dejé llevar, posando una mano sobre su cabello, enredando mis dedos en él.
Movía las caderas con lentitud, restregándome contra su erección, jadeando sin poder evitarlo. Me encontraba excitado, jadeante y acalorado a más no poder, pero no parecía atractiva la idea de hacerlo allí, podríamos ser vistos por alguien y no quería eso.

- Estamos algo… Incómodos aquí…- pasé la lengua por mis labios- ¿Podemos ir adentro?
- ¿Estás seguro?- susurró después de detener el beso, sacando las manos de mi camiseta
- Si, además… A pesar del morbo que da hacerlo aquí, es bastante incomodo- contesté con una risilla, observándole sonreír a él también- Entonces, vamos…

En cuanto entramos a la casa, lo tomé de la mano, conduciéndolo hasta la sala, tumbándolo en el sofá. Me posicioné encima suyo y volví a capturar sus labios, besándole con intensidad; sintiéndome estremecer en cuanto acariciaba el contorno de mi espalda con las yemas de los dedos, subiendo lentamente mi camiseta mientras lo hacía.

Separamos nuestros labios sólo para despojarme de aquella prenda, haciendo lo mismo con la chaqueta de él, que fue a parar al suelo. No nos importaba nada, salvo sentir el calor y las caricias del otro; Jun llevó las manos hasta mis caderas, bajando el cierre de mis pantalones y desabotonándolos, le ayudé a deshacerse de ellos, quedándome solo con la ropa interior encima de él.

Esbocé una sonrisa lasciva antes de quitarle la camiseta, inclinándome sobre él a besar su pálido pecho; su piel era delicada, muy suave y me deleitaba sentirla bajo mis dedos y mis labios. Con las yemas de los dedos acariciaba sus costados de arriba hacia abajo mientras dejaba besos delicados en todo su torso, gimiendo en cuanto él me tomó con fuerza por las caderas, restregándome contra su magnífica erección, que luchaba por liberarse de sus pantalones.

- ¿Pretendes continuar por mucho tiempo?- susurró con la respiración algo agitada- Necesito sentirte ya…
Me quedé en completo silencio tras escuchar aquellas palabras, simplemente ayudándole a quitarse las prendas restantes, al igual que yo, quedando completamente desnudos en el  sofá. Cambiamos de posición, quedando él encima mío esta vez, rodeé su cintura con mis piernas antes de besarnos nuevamente. Pero a diferencia de los besos anteriores, éste fue un beso lento, con delicadeza, fue… especial.

Mientras nuestros labios continuaban unidos, una de sus fuertes manos rodeo mi erección, propinándole vigorosas sacudidas que me hicieron estremecer. Me aferré a él, moviendo las caderas conforme la excitación iba acrecentando; me encontraba al límite, y estaba igual  o más ansioso que él.
- ¿Pretendes continuar por mucho tiempo?...- repetí en voz baja, escuchándole reír mientras negaba con la cabeza
- Sólo quiero que estés preparado- contestó sin dejar de masturbarme, acariciando la punta de mi miembro con el pulgar, haciéndome jadear nuevamente
- Y yo quiero que lo hagas ya mismo- espeté mirándole a los ojos
- Que conste, que no quiero hacerte sentir dolor…- susurró antes de acomodarse sobre mí, tomando mis caderas con fuerza y penetrándome con una sola estocada. Arqueé la espalda por el intenso dolor, mientras él dejó escapar un sonoro gemido; tenía meses sin sexo y creo que debí dejarle prepararme primero, pero ya no era tiempo para lamentarse.

Jun comenzó a acariciarme, besándome con delicadeza en las mejillas, los párpados, la punta de la nariz y finalmente los labios, mientras sus manos viajaban por mis piernas con una sutileza casi surreal, haciéndome olvidar el dolor finalmente.
- Estoy listo, Jun…- susurré contra su boca, cerrando los ojos y rodeando su cuello con mis brazos.

Y las deliciosas embestidas no se hicieron esperar… A pesar de que aún continuaba sintiendo un poco de dolor, éste iba aminorando a medida que él continuaba regalándome suaves estocadas, adentrándose en mi cuerpo con lentitud, pero sosteniéndome con firmeza. Movía las caderas a su ritmo, dejándome llevar por la intensa sensación de hacer el amor con aquél desconocido que me besaba como nadie, me tocaba como nadie y me embestía con ahínco.

Los jadeos de ambos retumbaban en toda la sala, nuestra temperatura corporal se encontraba por los cielos, y lo único que nos importaba era el estar unidos de aquella manera tan íntima, disfrutando de cada segundo, entregándonos, dejándonos arrastrar por la lujuria.

Arqueé la espalda nuevamente, mordiendo el labio inferior de él, mientras con una mano acariciaba su alborotado cabello, tenía el flequillo pegado a la frente por el sudor, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, gimiendo forzadamente cada vez que su miembro entraba y salía de mi cuerpo. Llevó una mano hasta mi erección, volviendo a masturbarme con rapidez mientras me penetraba con sadismo, curvando sus labios en una sádica sonrisa al escucharme gemir repetidas veces; si continuábamos así, iba a estallar en cualquier momento.

Tiré de su pelo con brusquedad, mordiendo mi labio inferior con fuerza para acallar los gemidos que amenazaban con salir de mi boca; Jun continuó regalándole sacudidas a mi sexo, quien ya se encontraba humedecido por el pre semen. Llevó la mano libre hasta mi trasero, apretándole con aspereza al tiempo que incrementaba la velocidad  en sus embestidas; convirtiendo mis gemidos en uno solo, pues no sabía cuándo terminaba uno y cuando comenzaba el siguiente. Mi piel se erizó por completo, dándole un último beso mientras sentía mí cuerpo temblar por los espasmos de aquél maravilloso orgasmo, llenando mi mano con sus fluidos; sintiendo como él tiraba de mi labio con sus dientes, y soltaba un gruñido al derramar su esencia dentro de mí.


Nos quedamos tumbados en el sofá sin decir nada, solo escuchando el sonido de nuestras agitadas respiraciones, aún seguía acariciando su pelo con más cuidado esta vez, preguntándome internamente en que pararía todo esto.

- ¿Pasa algo? ¿Ya quieres que me vaya?- inquirió Jun levantando la cabeza para mirarme
- Claro que no, ¿tú quieres irte?- contesté con una débil risilla
- No, pero pensé que este era el momento en el que me pedías mi teléfono, prometías llamarme y nunca lo harías, dejándome llorando y con el corazón roto- musitó haciendo un puchero, haciéndome reír nuevamente
- No soy así, de hecho, si quieres quedarte está bien- sonreí- Pero no te voy a negar que me inquieta un poco que haya pasado esto entre nosotros dado que somos compañeros de trabajo…
- Tonterías, nadie tiene que saber lo que pase aquí o en la cabina-
- ¿Entonces tú quieres que sigamos viéndonos?- pregunté atónito
- ¿Por qué no querría hacerlo? Eres un chico muy lindo y bueno en la cama… Además, me parece perfecto que trabajemos en el mismo sitio, así puedo vigilarte- contestó con una sonrisa despreocupada
- Me sorprende…
- Mira Kazu, no voy a prometerte algo para siempre, pero tampoco pretendo jugar contigo. A pesar de que esto fue algo espontáneo, no quiere decir que no lo tome en serio- me miró a los ojos y continuó- Sé que lo único que sabes de mí es mi nombre, pero podemos ir conociéndonos y viendo que tal…
Me quedé observándole en silencio, esbozando una sonrisa nuevamente antes de darle un suave beso en los labios.
- Acepto, me has convencido… No estoy acostumbrado a este tipo de relaciones, pero no hace daño probar algo nuevo- 

Jun volvió a sonreír, acariciando mi pelo con delicadeza, quizás este encuentro nos depararía algo mejor, quizás nuestra relación cambiara, o tal vez no; pero tenía la certeza de que durara lo que durara, ambos lo disfrutaríamos mucho.


Algo largo, ne?
Quizás les parezca mentira, pero había pensado escribir esta historia antes de ver a Jun en el Arafes como Dj... Pero ahora fue que pude escribirla. Espero que les haya gustado x////x