jueves, 27 de diciembre de 2012

Two


Algo cortito pero bonito como regalo de navidad para ustedes, espero que les guste...

¡Feliz Navidad atrasada a quienes entran a este espacio! :3

Género: Lime
Pareja: Ohmiya
Extensión: Drabble


Las luces de las velas le daban un aspecto acogedor a la estancia, las únicas testigos de lo que había sucedido momentos antes. En el suelo yacían dos cuerpos, bañados en sudor, calurosos y jadeantes, besándose apasionadamente. El castaño mordió el labio inferior de su chico antes de terminar aquél beso.

-  Ya basta, déjame respirar un segundo- comentó con una risilla
- Sólo trataba de mimarte, estuviste quejándote de que nunca tenía tiempo para ti- contestó Satoshi en voz baja. Y era totalmente cierto; en estos días con los conciertos, grabaciones de los programas, fotos y entrevistas para algunas revistas, apenas había tenido tiempo para Ninomiya.
- Lo se y me encanta, pero… Es que…- se detuvo, con las mejillas algo ruborizadas- Hemos hecho el amor dos veces seguidas, necesito descansar un poquito, ¿no crees?-
- Por supuesto- susurró acariciando el contorno de la espalda del mayor con un dedo; su piel era tan exquisita, suave, delicada, que le hacía perder el control cuando estaban a solas. Aquella noche prometía ser “romántica”, habían decidido tener su propia cena de navidad a su manera, y habían terminado haciendo el amor en la alfombra de la sala, de una manera intensa y desenfrenada.
- Se supone que tendríamos una cena navideña tranquila- Nino apoyó la cabeza en el pecho de Ohno, lanzando un largo suspiro- Pero a pesar de que esta no fue como la planeamos, no la cambio por ninguna…- añadió entrelazando su mano con la de él
- ¿Entonces podría decirse que si tuviste una feliz navidad?-

Nino asintió vigorosamente, esbozando una ligera sonrisa.

- ¿Y tú? ¿Si tuviste una feliz navidad?-

Ohno se quedó pensativo unos segundos, suspirando sonoramente, sonriendo ante la mirada interrogativa del menor.

- Por supuesto que lo fue, cualquier momento que pase a tu lado es especial, y esta navidad, no fue la excepción- respondió en voz baja antes de besar delicadamente los labios de Nino. El menor correspondió a aquél suave roce, soltando la mano de Ohno y acariciando suavemente su mejilla. Sin duda él tenía razón, y aquella si había sido una navidad feliz muy a su manera.



Machigatte~


Estamos en días festivos, y aparentemente mis ideas y mi mente han estado de fiesta también e.e
lo que significa que no he podido escribir mucho que digamos...  Les dejo esto que hice porque me obsesioné con Gokusen y bueno... Esto fue lo que dio como resultado, espero que les guste.


Género: Lime
Pareja: Shinkumi (?)
Extensión: One Shot


Miradas intensas, una personalidad arrolladora, inteligencia y sensualidad. Todo aquello en una sola persona.

Kumiko exhaló largamente tratando de ignorar aquél peso sobre su espalda; siempre que impartía clases le sucedía esto, y lamentablemente, no podía evitarlo, no cuando aquella persona de miradas intensas, personalidad arrolladora, inteligencia y sensualidad era uno de sus alumnos.

- Entonces de esta manera es como también pueden resolver este problema...- el sonido del timbre le hizo detenerse. Al fin, se había terminado la hora, al fin podrían salir a recreo y podría calmar un poco sus nervios.

"¡Tranquilízate Yankumi... Es sólo un chico, no tienes que ponerte así por alguien mucho menor que tú en todos los sentidos!", se reprochó a sí misma mientras los chicos comenzaban a salir del aula, literalmente, corriendo. Todos excepto alguien.

Sawada.

Kumiko no se sorprendió al verle allí; sabía de sobra que él disfrutaba con crisparle los nervios cada vez que tenía la oportunidad, y aquella vez, no sería la excepción.

- Yankumi... Necesito ayuda- anunció el menor poniéndose de pie, y acercándose a ella con ese andar despreocupado.
- ¿Ayuda? ¿No entendiste la lección?- inquirió la joven con el corazón alborotándose a cada segundo.
- Puede ser...- el aludido puso los ojos en blanco antes de esbozar una sonrisa algo burlona
- Si no lo entendiste, no me hagas perder el tiempo aquí. Tengo otras cosas que hacer- intentó sonar dura, pero su voz se notaba ligeramente temblorosa y al ver como Shin ensanchó más la sonrisa, se dio cuenta de que él también lo notó.
- Lo menos que quiero es hacerte "perder el tiempo". No entendí nada sobre los logaritmos-
- Bien, toma asiento y te daré una breve explicación, Sawada- dijo con una sonrisa antes de volverse nuevamente hacia el pizarrón, ganando un poco más de confianza en sí misma en cuanto se concentró totalmente en lo suyo y por un pequeño momento, se olvidó de que se encontraba en el aula con Sawada a solas.

Se encontraba tan desenvuelta que tuvo que admitir, que la explicación que le ofreció a Shin, fue aún más entendible que la que le dio a todo el grupo. Al considerar que ya había terminado, se volvió hacia atrás, dando un ligero salto al notar que él estaba detrás suyo,  demasiado cerca de ella... Y lo peor es que no se había dado cuenta de en que momento lo hizo.

- Se puede saber... ¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó en voz baja, pegándose por completo del pizarrón, en un tonto intento de separarse de él.
- Aparte de que estás algo loca, también eres olvidadiza.- hizo una mueca y apoyó una mano del pizarrón- Me estabas ayudando con la lección.
- Lo se, pero me refiero a que buscas tan cerca de mí- contestó Kumiko mirándole a los ojos- tu lugar es allá- señaló hacia los pupitres con un dedo.
- ¿Y si quiero darte las gracias por haber entendido la lección?- musitó en un susurró que le heló la sangre en sus venas; Kumiko quería apartarlo de ella y salir corriendo de allí, pero las piernas no le correspondían.
- Bien, entonces acepto tu agradecimiento, ahora me voy- Kumiko intentó separarse de Shin, pero éste la tomó por el brazo, obligándola a quedarse allí.
- Yankumi... ¿Se puede saber qué te pasa? Te noto algo... Nerviosa- la joven miró a otro lado, evitando encontrarse con los ojos del pelinegro; sintiendo como se estremecía cuando los dedos de él rozaron contra su barbilla. Obligándole a mirarle.
- Sa... Sawada... No, no es el momento, ni el lugar- balbució con notable nerviosismo.
- A diferencia tuya creo que sí es el momento y el lugar indicado...- contestó él en un susurro antes de acercar su rostro al de ella, sin soltar su barbilla aún- Al menos, conmigo no tienes que fingir nada, entonces, ¿por qué no dejas fluir lo que realmente sientes?
- ¡Porque si me dejo llevar y me descubren, podría ser echada y lo sabes!-
- Nadie tiene porque saberlo, Yankumi. Anda, deja que te de las gracias por lo de hoy, ¿si?- Shin había acortado la distancia entre ambas bocas, haciendo que éstas rozasen mientras hablaba- ¿Me lo permites? ¿Si, Yankumi?...

La joven cerró los ojos, tratando de ignorarle, pero aquello era más fuerte que ella, le hipnotizaba, y se encontraba luchando internamente para no sucumbir a él, pero... Era simplemente inevitable.

Con un suspiro de resignación, tomó el rostro de Shin por ambas mejillas antes de besarle; era un beso suave, delicado, un simple roce de labios. Sólo para dejar que las bocas de ambos se saborearan; nada de profundidad, nada de lengua, un casto beso. Todo lo que merecía un niño como él.
Más Shin no parecía querer sólo eso, pues apoyó la otra mano sobre el pizarrón, dejando a Kumiko acorralada entre estos mientras el beso iba tomando más intensidad.

El beso que segundos antes había comenzado como algo simple, ahora iba cargándose de pasión; los labios de Shin se movían hambrientos sobre los de ella, su lengua se abrió paso entre estos, explorando y recorriendo cada milímetro de su dulce cavidad, causando que ella volviese a estremecerse y que un suave jadeo se escapara de su boca, cayendo en la boca del pelinegro, quien sonrió complacido al escuchar aquello.

Kumiko rodeó el cuello de Shin; atrayéndolo más hacia ella... Olvidándose de donde estaban, simplemente dejándose llevar por la pasión que iba creciendo dentro de ella cada vez más. Él dejó de apoyar las manos del pizarrón, posándolas esta vez sobre sus caderas, acercándola por completo a él y dejando escapar un suspiro cuando su sexo rozó contra su entrepierna.

Ambos extasiados simplemente por un beso, dejándose llevar por una pasión arrolladora, y deseosos el uno del otro. Kumiko mordió el labio inferior de Shin antes de separar sus bocas por la falta de oxígeno, sintiendo sus mejillas teñirse de carmesí al sentir la intensidad de la mirada del menor.

- Creo que debemos parar... Esto no es correcto y... Lo sabes- dijo entrecortadamente
- Lo se, y es un asco. No quiero detenerme- contestó Shin, apoyando su frente contra la de ella, haciendo que el aliento de ambos se entremezclara.
- Prometo visitarte esta noche, Sawada- contestó ella, sonrojándose aún más por el significado de aquellas palabras.
- Vale, te esperaré- le dio otro pequeño beso en los labios antes de alejarse lentamente de ella, tan impasible, como si nada hubiese pasado. Más ella se encontraba con las piernas como si fuesen gelatina y con el corazón queriendo salir de su pecho... Sabía que aquella noche sería intensa y que nunca la olvidaría.

¿Pero significaría lo mismo para él?

viernes, 14 de diciembre de 2012

Tonight

Esto lo hice para complacer a una personita especial, amante del Matsumiya<3
A ella le fascinó, así que espero que a ustedes también les guste ^^

Género: Lime
Pareja: Matsumiya
Extensión: Más largo que un drabble y más corto que un shot (?) xd




Sábado en la noche… Mientras todos los mortales estaban en alguna fiesta, yo me encontraba en casa, estrenando aquel juego que me compré en la tarde. Normalmente no era de ir a bares, y me pasaba todos los días metido en casa, haciendo lo de siempre, comiendo lo de siempre, y siendo el de siempre.

- Esto es tan fácil!- exclamé en voz alta antes de lanzar una risotada. El juego era realmente divertido, pero hubiese sido mucho mejor si estuviera con alguien. Miré mi móvil mientras descansaba sobre la mesa, pensando en llamarle, pero me contuve; seguramente tenía cosas más importantes que hacer- No te atrevas a molestarle, Kazunari- me regañé entre dientes mientras pausaba la partida para tomar un poco de refresco.

El sonido del timbre me hizo dar un respingo… ¿Quién podría ser a esta hora? A lo mejor era Sho o Aiba, ellos siempre terminaban pasando por mi casa cuando no tenían nada que hacer un sábado por la noche. Puse los ojos en blanco y con una leve sonrisa, me puse de pie; al abrir la puerta, continuaba sonriendo, pero me quedé congelado al ver quien estaba frente a mí…

Era Jun. Llevaba una botella de licor en una mano, mientras con la otra se apoyaba del quicio de la puerta; tenía la cabellera color castaño oscuro algo despeinada, la ligera sombra de barba contrastaba contra su pálida y delicada piel. Un destello de malicia brillaba en sus ojos y una sonrisa socarrona adornaba su rostro.

- J… ¿Qué estás haciendo aquí?- pregunté totalmente sorprendido, él ensanchó la sonrisa 
- Vine a verte, quería compartir… -levantó la botella- esto contigo, pues supuse que estabas algo aburrido aquí- se encogió de hombros.
- En verdad, si- me hice a un lado para dejarle pasar- él entró a mi apartamento, cerrando la puerta tras sus espaldas. Ambos nos dirigimos al estar y Jun tomó asiento en el sillón- Buscaré vasos, ¿vale?
- No, no, nos lo tomaremos de la botella… Yo no estoy enfermo, ni tu tampoco- comentó con una risilla- ¡Anda, ven, siéntate aquí, muchachote!- volvió a reír

Jun no solía ser tan risueño a menos que estuviese ebrio, y por lo que veía, esta vez sí lo estaba. Con un suspiro de resignación, me senté a su lado, observándole mientras él abría la botella y la llevaba a sus labios, dándose un largo trago. Al paso que íbamos, estaríamos ebrios muy, pero muy pronto.

Horas después y terminado el licor, más una botella de sake que tenía guardada, J y yo nos encontrábamos en el sofá, riendo como locos por cualquier tontería. Me incliné hacia la mesilla, tomando la botella de sake, en un tonto intento de tomar más, mas no encontré nada.
- ¡Maldición! ¡Ya se acabó!- musité haciendo un puchero. Jun me observó divertido y comenzó a reír, imitándole yo también
- Iría a comprar más pero… ya es muy tarde- levantó la mano izquierda, en un ademán para ver la hora, pero él no llevaba reloj
- ¡Baka! Ni reloj tienes!- reí con más fuerza, respaldándome en el sofá. J se quedó mirándome fijamente, sin decir palabra alguna
- Te ves muy lindo cuando ríes-

Sentía como mis mejillas se teñían de rojo ante aquél cumplido. Pero no debía de prestarle atención, Jun estaba borracho, más que yo, pero lo estaba. Siempre, siempre, él encontraba una ocasión para flirtear conmigo, y no podía negar que ese juego me gustaba, pero el dejarme llevar ese día sería algo imperdonable para ambos.

- Claro que no, y ahora, anda, vamos a dormir- musité poniéndome de pie. Eran pasadas las dos de la madrugada y no iba a dejar que Jun manejase en ese estado. El aludido me miró confuso antes de ponerse de pie
- Lo que usted diga, Majestad- Jun se tambaleó un poco, dejando escapar una risilla tonta. Me acerqué a él, para impedirle que se cayera; eso sólo hizo que él me dedicara una sonrisa algo burlona- Gracias, Ninomi…
- Bien, bien, ahora vas a burlarte de mí- le miré con el entrecejo fruncido- No es gracioso, J
- No pelees tanto, te vas a arrugar- puso uno de sus dedos en mis labios, sin dejar de sonreír. Sentía el corazón latirme apresuradamente, estaba algo nervioso por la cercanía entre ambos… Jun era muy atractivo y el tenerle así, tan cerca de mí, era demasiado tentador, pero si me alejaba bruscamente de él, podría caerse y eso era exactamente lo que quería evitar.
- Jun, estás ebrio, lo mejor es que vayas a dormir- musité en cuanto retiró los largos y torneados dedos de mis labios.
- ¿Contigo?-
- No, tu en la habitación de invitados, y yo en la mía- contesté entre dientes
- Ah, aburrido- hizo un puchero, haciéndome reír inevitablemente
- Vamos, ¡a la cama!- exclamé poniéndome a su lado y rodeando su cintura con uno de mis brazos. Él caminaba a mi lado, aferrado a mis hombros
- ¿Sabes? Eres mi mejor amigo en Arashi… Desde que te conocí siempre me has caído bien, enano cascarrabias- y ahí venía con lo que decía cada vez que estaba borracho- A pesar de que pasabas de mí al principio, yo siempre quise ser tu amigo y no sabes lo feliz que me hace el poder compartir estas cosas contigo…

Me detuve al oír aquellas palabras.

La sinceridad con la que mi compañero las dijo, fue tal, que sentí un estremecimiento. Al mirarle a los ojos, él sólo se limitó a asentir.
- ¿Lo dices en serio?-
- Por supuesto, jamás te mentiría, Nino- me miró a los ojos fijamente, como si me dejase ver en ellos cuan verídico era lo que decía.

Lentamente, fue acortando la distancia entre nuestros rostros; sabia que aquello era un error, que no debíamos hacer eso, pues éramos amigos y los amigos no hacían lo que el y yo estábamos a punto de hacer. 
- J… esto es incorrecto…- murmuré con voz queda
- No lo es, y lo sabes- susurró mientras rozaba sus cálidos labios contra los míos, llevó la mano libre hasta una de mis mejillas.
- Somos amigos-
- Nino, llevo demasiado tiempo deseando hacer esto, por favor, no me lo niegues…- mordió mi labio inferior con suavidad; su aliento chocaba contra mi boca, incitándome, enloqueciéndome, deseándole…

Cerré los ojos y llevé la otra mano hasta su estrecha cintura; quizás mañana me arrepentiría y quisiera matarme, pero me dejaría llevar por lo que sentía en aquél momento.
Asentí con lentitud, sintiendo la abrasadora sensación de sus labios contra los míos; Jun me besaba con necesidad, con una insaciable urgencia, como si estuviese sediento de mí. Correspondí a su beso, atrayéndolo por completo hacia mí, olvidándolo todo, solamente disfrutando de él.

Jun me llevó hasta la pared, dejándome aprisionado entre ella y su sólido cuerpo, mientras nuestras bocas continuaban devorándose mutuamente; una de sus manos descendió hasta mi cintura, acariciándome con lentitud mientras yo llevaba los brazos hasta su cuello, rodeándole con ellos. Un suave jadeo se escapó de mis labios, y en ese momento la lengua de Jun se abrió paso entre ellos, adentrándose en mi boca, explorándola, recorriendo cada milímetro de ella y dejándola rozar delicadamente contra la mía.

Sus fuertes manos me tomaban por la cintura, apegándome por completo contra él… Volví a jadear en cuanto sentí su erección rozar contra mi entrepierna; mordí su labio inferior con brusquedad al separarme de él. Me resultaba increíble que tan sólo por un beso me pusiera así, sabía que deseaba a Jun, pero jamás imaginé la intensidad de lo que sentía.

- Debemos dormir…- susurré con la respiración levemente agitada
- Pero, Nino- protestó- ¿No quieres?- volvió a rozar su miembro erecto contra mi cuerpo, haciéndome gemir por lo bajo
- Si quiero, claro que quiero… Pero hoy no, estás ebrio y quiero que estés totalmente consiente de lo que vamos a hacer.- sentencié con una sonrisa
- Vale- contestó como niño regañado. Sonreí al verle y deposité un suave beso en sus perfectos labios
- Te permitiré dormir conmigo al menos, ¿si?-
- De acuerdo- esbozó una sonrisa antes de tomar una de mis manos, dirigiéndonos a mi habitación
- ¿Qué no estabas tan borracho que no podías caminar?- inquirí al verle tan “lúcido” de repente.
- ¿Olvidaste que soy un buen actor?- le miré con los ojos entrecerrados, riendo sin poder evitarlo
- Eres un imbécil… mañana no haremos nada por mentiroso- ambos nos miramos y volvimos a sonreír, sabiendo que mañana eso si ocurriría y que nuestra relación seguiría siendo tan especial como siempre.

¿O quizá un poco más?

viernes, 7 de diciembre de 2012

Be with you 8


Las cursivas son flashback :3


- ¿Qué está pasando con el grupo en estos momentos?

- ¿Va a regresar Matsumoto-san o abandonó el grupo para siempre?

- ¿Habrán cambios de ahora en adelante?

Escuchar todas aquellas preguntas producía una sensación extraña en mi estómago. Kitagawa se encontraba en un extremo de la mesa, en silencio, oyendo todo y sin opinar ni una sola palabra al respecto.

Sho se encontraba totalmente desenvuelto, contestando la mayoría de las preguntas, como siempre, haciéndonos las cosas más llevaderas.

- Sabemos que están ansiosos por conocer lo que está ocurriendo, pero, no podemos contestar tantas preguntas al mismo tiempo, ¿no?- rió suavemente, causando la risa de los presentes.
Antes de entrar a la entrevista, Kitagawa nos dio una breve explicación de lo que haríamos durante este período sin J, por lo tanto, era lo que teníamos que explicar, pero los periodistas estaban algo intensos y preguntaban cosas de más.
- ¿Continuarán las grabaciones de los programas?- preguntó un señor regordete con lentes.
- Claro que si, nos tomaremos unos días de descanso pero en unas... ¿Dos semanas?...- miré a Kitagawa algo confuso y éste asintió- En dos semanas estaremos al aire. Habrá algunos cambios, pero volveremos con los acostumbrados programas de siempre- contesté con la más falsa de las sonrisas
- ¿Existe la posibilidad de que Matsumoto-san regrese al grupo?- inquirió una joven de pelo largo, alzando su teléfono con una mano.
- Por supuesto, la ausencia de MatsuJun es temporal... Dentro de poco estará nuevamente con nosotros, lo hemos dejado claro durante toda la entrevista- respondió Sho esbozando una amable sonrisa
- Bien, entonces si Matsumoto-san estará de vuelta en el grupo y todo eso... ¿Existe una relación amorosa entre el y Ninomiya-san? Y si existe, ¿continuarán juntos después de todo eso? ¿No creen que la prensa merece saber lo ocurrido con ustedes dos?- preguntó una voz masculina al fondo. Mascullé por lo bajo, sintiéndome incapaz de responder a aquella interrogante.
- Lo siento, pero no estamos aquí para hablar de temas personales... Estamos aquí para hablar de nuestro trabajo y creo que lo que pase con MatsuJun y Nino pertenece a su privacidad, tema que no se va a tocar por respeto a ambos- fue la sorpresiva respuesta de Ohno.

No volví a responder ninguna pregunta... El nudo en mi garganta crecía a cada momento y me impedía siquiera hablar, las lágrimas se encontraban agolpadas en mis ojos, pero aún continuaba negado a derramarlas. El agujero en mi pecho iba haciéndose enorme a cada segundo e iba sintiéndome cada vez más perdido. El alivio que sentí cuando la entrevista se dio por terminada, fue incomparable.

Me puse de pie con rapidez y me alejé de allí, dejando a mis compañeros atrás; necesitaba estar a solas, no escuchar más su nombre, salir de aquél edificio que lo único que hacía era recordármelo a cada instante; poder refugiarme en mi apartamento por décadas, si era posible.

Fui hasta el estacionamiento y me subí al auto, sin pensar en nada más; sólo quería alejarme, olvidar que todo esto estaba ocurriendo y que Jun no estaba pasándola fatal por mi culpa.



- Es el cuarto mensaje que dejo en tu contestadora, Aiba y yo nos hemos cansado de visitarte, hace tres días que no se de ti, ¿y sabes? Tenemos cosas que hablar, hay trabajo por hacer y si continúas ahí, metido en tu madriguera, no podremos hacer nada y...- suspiró pesadamente antes de continuar- Estoy preocupado por ti, ¿vale? Llámame y aunque sea dime que estás bien, Ninomi... Esperaré por tu llamada...

Miré al teléfono y emití un largo suspiro, llevaba tres días desconectado del mundo, en donde los cigarrillos, la DS y mi guitarra eran mi única compañía. Me había mantenido al margen de todo y de todos, ¿para qué? Para tratar de sentirme menos miserable, y lamentablemente, no lo había logrado.

El encender el televisor para escuchar la noticia de Jun en todas partes me ponía fatal, no ponía la radio porque no quería escuchar nuestras canciones; pero a pesar de estar "al margen" de las cosas, el recuerdo de Jun era como un fantasma que me perseguía todo el tiempo, durmiendo conmigo, sentado conmigo, sin darme chance siquiera a respirar...

Me encontraba sentado en el suelo de la sala, tocando la guitarra para mí mismo; tenía por costumbre hacerlo cuando me encontraba estresado por algo o simplemente cuando estaba aburrido. Estaba intentando componer una canción nueva para su solo del último cd, y según cómo iban sus avances, pronto estaría lista.

Al escuchar el sonido de la puerta abrirse, esbocé una sonrisa; sabía de quien se trataba. Hoy era nuestro día libre y sabría que él iría a verme. Sonrió al verme y se sentó a mi lado, observándome en silencio mientras continuaba tarareando la canción al ritmo de la música.

- Llegaste temprano- dije después de detenerme, Jun alzó una ceja y se encogió de hombros, totalmente despreocupado
- Sabía que estarías haciendo esto y no me contuve. Sabes de sobra que me encanta escucharte cantar- contestó en voz baja

Sonreí al escucharle, llevando una mano hasta una de sus mejillas, atrayendo su rostro hacia el mío. Suspiré en cuanto nuestros labios estuvieron unidos, acariciando los del otro con suavidad; Jun me quitó la guitarra, dejándola a un lado... Sus fuertes manos estrecharon mi cintura, uniendo nuestros cuerpos por completo mientras nuestras bocas continuaban fundiéndose en aquél interminable beso.

- Mejor me detengo o terminaremos haciendo otra cosa que no es música...- susurré contra sus labios y sonreí, alejándome un poco de él
- Ehm, sí, creo que es lo más sensato- Jun rió y se apoyó sobre un brazo- ¿tocas Doko ni demo aru ta?
- No está terminada aún.-
- Anda Nino, toca aunque sea un poco, ¿si?- me miró suplicante y sonrió complacido al ver que asentía con lentitud.

Comencé a tocar los acordes de esa canción y a cantar la poca letra que tenía aun, sintiendo la mirada de Jun recorrerme por completo mientras lo hacía. A pesar de que me apenara un poquito hacerlo sólo para él, aquellos momentos a su lado eran muy importantes para mí...

- ¡Ya basta Nino! ¡Deja de atormentarte!- exclamé para apartar de mi cabeza aquellos pensamientos. Dejaría de estar encerrado, e iba a llamar a Sho, el ponerme a trabajar me ayudaría a distraerme y a no pensar tanto en él.

Y así hice, al llamarlo, éste se apareció media hora después en mi apartamento, e hizo una mueca al verme.

- Luces horrendo- comentó antes de entrar, dejándome sorprendido
- Hola Sho, ¿cómo estás? Yo me encuentro genial... Gracias por preguntar y por tan caluroso saludo- ironicé cerrando la puerta detrás de mí.
- Lo siento, pero es que, en serio, te ves mal... Tienes ojeras, estás algo pálido, ¿No estarás enfermo o algo así?
- No, no lo estoy- fui arrastrando los pies hasta la sala, acostándome en el sofá
- ¿Y cuánto tiempo tienes sin limpiar?- inquirió
- Tres...
- ¡Pero serán tres siglos! Mira todos esos papeles regados, ¿qué es lo que te pasa, Nino?- dijo Sho dirigiéndome una mirada cargada de preocupación
- ¡No seas payaso! Son solo tres días, y deja la exageración, quien te escuchara pensará que estoy ahogándome entre la basura- puse los ojos en blanco y suspiré; Sho se cruzó de brazos, totalmente incrédulo
- Y cualquiera que te escucha a ti cree que estás en tu mejor momento-
- Quizás no lo esté, pero, ya basta de hacértelas de súper mamá conmigo... Tengo veintisiete y se perfectamente que hacer con mi vida- contesté incorporándome en el sofá, sintiéndome algo molesto
- Me da igual, seguiré haciéndolo de todos modos...- continuó hablando mientras se dirigía a la cocina nuevamente- Ve a darte una ducha en lo que limpio tu desastre y pido algo de comer para ti; luces fatal y necesitas tener fuerzas para trabajar-
- No voy a librarme de ti, ¿cierto?- inquirí antes de subir las escaleras
- No-
- Bien, regreso en unos minutos...- musité en voz baja.
Quizás me sintiera un poco agobiado por los constantes cuidados de Sho, pero en el fondo me sentía agradecido de que no me dejase solo, y sabía que aunque el no dijese nada, también lo sentía.


Los días después de la partida de Jun trascurrían lentos, al menos para mí.

A pesar de tener la distracción del trabajo, planear los próximos programas, fotos para algunas revistas, y alguna que otra entrevista; continuaba pendiente a él, continuaba pensando en Jun, extrañándole más cada día que pasaba. Los demás también le echaban de menos, aunque no me dijesen nada para evitar que me pusiese "mal", y bueno, Ohno y yo continuábamos algo distanciados… Aquello me tenía un tanto desconcertado, bueno, a mí y a los demás, pues tanto Aiba como Sho, sentían la tensión entre nosotros y sabía que aquello no les gustaba para nada.

Observé con gesto cansado a Aiba mientras trataba de explicar un juego nuevo para Vs Arashi, los demás le escuchaban con suma atención, a diferencia mía, que sólo quería hacerme un ovillo allí mismo y dormir. Me sentía cansado, llevaba todo el día planeando, ofreciendo ideas y probando juegos; en otra ocasión hubiese estado feliz haciendo aquello, pero, dadas las circunstancias, lo hacía simplemente por no estar en casa.

-  Aiba, Aiba, está demasiado complicado… ¿No sería mejor poner un juego clásico?- inquirió Sho
- ¡Perfecto! Sería genial si ponemos uno que tenemos mucho sin jugar- contestó Riida con una sonrisa
- ¿Falling Pipe?- musitó Aiba alzando las cejas
- A mi me parece bien... Pero ese no es que tengamos tanto tiempo sin jugarlo- 
Me puse el rostro entre las manos, escuchándoles en silencio, y sintiéndome un poco más agotado; deseoso de que aquella reunión llegase a su fin.
- ¿Por qué dijiste ese juego?- quiso saber Ohno
-  Porque es uno de los favoritos de MatsuJun…- el rostro de Aiba pasó de la alegría a la tristeza en un segundo al mencionar aquél nombre.
 Y lo comprendía; realmente echaba de menos a Jun. A pesar de que estaba llamándole la atención en ocasiones, siempre estaba encima de él, de sus cosas, y eso Aiba lo agradecía bastante.

- ¿Estás de acuerdo?- escuché que preguntaba Aiba
- ¿Ah?- dije distraído- Creo que... Que si- respondí mecánicamente antes de ponerme de pie- Necesito aire, ya… ya vengo- musité casi en susurro, saliendo con rapidez de aquella habitación. No quería ponerme así cada vez que mencionaban algo relacionado con Jun, pero es que no podía evitarlo; le echaba demasiado de menos y odiaba que los miembros del staff continuasen como si nada, como si él nunca hubiese estado.
Entendía que ellos debían de hacer su trabajo como siempre, pero, actuar como si Jun no fuese parte del grupo era algo muy cruel de su parte, o al menos, así era como lo veía yo.

Al salir de la estación televisora, me dirigí hacia el estacionamiento. Daría una vuelta, iría a un lugar tranquilo a pensar, a distraerme, a descansar.
En cuanto me subí al auto, no tenía idea de hacia donde iría, más no me importaba. A final de cuentas, hiciera lo que hiciera, siempre pensaba en lo mismo.


By Jun


El silencio reinaba en aquella habitación, a excepción del constante sonido de las manecillas del reloj al pasar un segundo más. Miré hacia el techo, soltando un suspiro; me encontraba hastiado, sólo tenía cinco días allí y ya quería desesperadamente regresar a Japón.

La televisión me aburría, los libros no lograban entretenerme del todo, y para completar, no podía recibir más de una llamada de teléfono por día. Simplemente era un asco. Agregándole a todo aquello, el hecho de que tampoco podía salir y que estaba custodiado todo el tiempo por cámaras de vigilancia. 

Me encontraba viviendo en un edificio con diseño moderno, a las afueras de Seúl. Estábamos en el último nivel, y cuando digo “estábamos”, es porque no estaba solo; a pesar de que “vivía solo” en aquél cómodo apartamento, justo a mi lado estaban dos policías, los cuales controlaban todos mis movimientos; y cámaras en el pasillo, las escaleras, todo aquello para vigilarme.

El sonido del timbre me hizo ponerme de pie, yendo con lentitud hacia la puerta. Sabia de sobra de quien se trataba, pues las personas tenían estrictamente prohibido subir hasta allí, a menos que tuviesen permiso. Al abrir me encontré con Ban Midõ, uno de los policías a mi cargo.

- Matsumoto-san- saludó ladeando un poco la cabeza- Disculpe por mi intromisión, pero en estos días le he visto algo… ¿Pensativo?- alcé una ceja, cruzándome de brazos- Se que no es para nada fácil su situación, y se me ocurrió una idea- los labios del pelinegro se curvaron en una leve sonrisa
- A ver, ¿y cuál es la brillante idea?- inquirí 
- Salir un rato a comer, sé que a lo mejor a usted eso no le interesa, pero… Es mejor que estar ahí encerrado- se encogió de hombros mientras hablaba
- ¿Y por qué tanto interés en “ayudarme”?- volví a preguntar
- Porque ya que vamos a ser sus carceleros durante tres meses, lo menos que podríamos hacer es llevarnos bien, ¿no cree?-

Me quedé pensativo durante unos segundos… Después de todo, Midõ tenía razón, y quizás si nos llevábamos bien, ellos podrían ayudarme.

- Viéndolo desde ese modo, tiene razón. Iré a cambiarme, en un rato nos vemos- esbocé una leve sonrisa antes de cerrar la puerta.

Era la primera vez que tenía este tipo de acercamiento con mis custodios, y no estaba mal el intentarlo; prefería estar más en compañía, a veces estar solo todo el tiempo no era bueno y mucho menos cuando era observado durante todo el día.

Mientras me ponía unas prendas de vestir más presentables, me di cuenta de que Midõ tenía razón al decir que estaba pensativo… No podía apartar a Nino de mi cabeza; no sabía como estaba y la incertidumbre me mataba, le echaba de menos terriblemente, a él, y a los demás. Extrañaba los chistes sin gracia de Sho, las constantes metidas de pata de Aiba y las imitaciones de Ohno
.
También extrañaba no escuchar la risa de Nino, dormir a su lado y escuchar su risilla a media noche; echaba de menos no sentir su calidez, nuestras discusiones por cualquier nimiedad y sobre todo, extrañaba no escuchar un “te amo” de sus labios.

Palabras que yo nunca le dije.

Era en este momento en el que entendía el significado de sus palabras y cuando moría por decirle lo que sentía por él, decirle cuanto significaba para mí y que cada día a su lado era vacío… Y esperaba que pronto pudiese decírselas.

martes, 4 de diciembre de 2012

Again


Género: Shonen ai.
Pareja: Matsumiya
Extensión: Drabble
N.A: Comienzo diciendo que esto es cursipendejo nivel Dios xD y que las cursivas son flashback.




Estaba totalmente convencido de que aquél día sería el peor de toda mi existencia...

Tenía una importantísima propuesta de trabajo y debía de ir a una entrevista, deseaba encarecidamente un puesto en aquella empresa de diseño, había sido mi sueño desde muy chico y me había quemado las pestañas en la Keio estudiando por cuatro años para conseguirlo, hasta que por fin se habían fijado en mi potencial. Aquél día iba a demostrarles que estaba hecho para pertenecer a ese mundo.

Pero ya todo estaba comenzando mal.

Mi auto comenzó a fallar justo antes de irme, por lo que debía de tomar el metro para llegar, y las oficinas de Sky Entrerprises estaban al otro lado de la ciudad. Definitivamente, iba a llegar con retraso.

Con un largo suspiro, salí del auto con el maletín en mano, tratando de ser lo más rápido posible, no podía perder aquella entrevista, si lo hacía, iba a perder la única oportunidad de ser alguien importante, de seguir enorgulleciendo a mis padres, la oportunidad de crecer como profesional, y no, no quería ser ningún perdedor.


El metro abarrotado de gente, más personas entrando, y los minutos trascurriendo con una rapidez impresionante. Una niña de algunos tres años dejó caer su biberón sobre mí, salpicando el saco de mi impecable traje gris con leche.
- ¡Maldición!- exclamé entre dientes, la niña me miró apenada, mientras su madre abría los ojos, escandalizada por lo ocurrido
- Perdón señor, ¡mil perdones!- dijo con una mirada suplicante- Me distraje un segundo y mire el desastre que causó Aya-chan. ¡Discúlpate con él, Aya!
- Gomen ne- musitó la pequeña de pelo negro y ojitos azules. Esbocé una sonrisa y con dificultad, acaricié su cabello, restándole importancia a lo ocurrido.
- No te preocupes, todo está bien- volví a sonreír.


Llegué con retraso a la entrevista de trabajo, pisoteado, algo despeinado, arrugado y apestoso a leche. A pesar de que si lograron atenderme, me miraban con reticencia durante toda la entrevista, y finalmente, me despidieron con la típica frase: "Le llamaremos en seguida";  y esperaba que al menos en mi caso, si lo hicieran.

- Este día ha sido una completa mierda...- dije por lo bajo al salir del edificio de Sky Enterprises, rogándole a los dioses o a quien fuere que me diesen una oportunidad.
Mientras caminaba hacia algún sitio donde comer, no me había dado cuenta de que los cordones de uno de mis zapatos se había desatado y lo pisé, cayendo de la manera más ridícula en plena calle, sintiéndome como el mayor idiota sobre el planeta.

Verdaderamente, aquél no era mi día en lo absoluto.

Me puse de pie rápidamente, ignorando las risillas que escuchaba a mí alrededor y me metí al primer restaurante que encontré a mano. Terminé comiendo un plato de ramen y pensé en irme ya mismo a casa, para no pasar más vergüenza por el día de hoy.

Al salir del restaurante, miré hacia el cielo y me di cuenta de que comenzaba a nublarse; este sería el colmo, que comenzase a llover y yo sin paraguas. 

En efecto, así fue; comenzó a llover mientras esperaba un taxi, y no pasaba ninguno. Me encontraba empapado de la cabeza a los pies, justo cuando vi que uno se detenía frente a mi, esbocé una sonrisa de alivio, pero una chica embarazada también esperaba a mi lado, y por cortesía, debí cedérselo a ella.
- Claro Jun, como eres todo un caballero, ahora te mojarás más aún...- musité ya enojado conmigo mismo.

Luego de un rato bajo la lluvia, pequeño auto rojo se detuvo frente a mí. Me quedé mirándole con curiosidad hasta que vi que su conductor bajaba un poco el cristal de la ventana.
- Se enfermará ahí afuera, entre, voy a darle un aventón a su casa...

Me quedé dubitativo, debatiéndome si entrar o no, pero en verdad no quería seguir mojándome más, así que, entré de una vez, agradeciéndole la vida a ese desconocido.
Al sentarme en el asiento, me fijé en mi salvador... Era un muchacho de pelo rubio dorado, con apariencia de niño y con un abrigo bastante colorido, éste esbozó una sonrisa al verme y sus ojos castaños tenían un brillo de inocencia, cosa que me pareció muy enternecedora.

- ¿Te encuentras bien, aparte de mojado?- inquirió sin dejar de sonreír
- Creo que si- contesté en voz baja- Mil gracias por esto, descuida que te pagaré por los daños ocasionados a tu auto- dije refiriéndome al haber mojado el asiento.
- Claro que no, sólo hago un bien, no tienes que pagarme... Es que me dio penita verte ahí parado y todo empapado- contestó el chico volviendo a sonreír- Ahora te llevaré a tu casa para que no pilles una neumonía...
- Gracias...- me detuve al no saber su nombre
- Ninomiya- dijo con voz clara.


Estaba totalmente convencido de que aquél día sería el peor de toda mi existencia...

Y lo fue. Fue uno de los peores días que pude tener, pero conocí a la persona que hace todo en mi vida tenga sentido. Nunca imaginé que aquél día infernal, Nino llegaría a mí, a cambiarlo todo con su hermosa sonrisa, a hacerme feliz a cada segundo.

Volvería a vivir ese día con tal de volver a conocerle otra vez...
Volvería a enojarme con tal de verle sonreír de esa manera otra vez....
Volvería a enamorarme de él, otra vez.


- ¡Tadaima!- canturreó Nino al entrar a mi apartamento, sacándome de mis pensamientos- Traje la cena así que no te preocupes por nada...- observaba como dejaba las cajas de pizza sobre el desayunador y me sonreía- Decidí comprar dos cajas de pizza pues se que una caja no basta para ti... Oye J, ¿sucede algo?- me miró con el ceño fruncido y se acercó hasta mí
- No, no pasa nada-
- La pizza es de doble queso, pensé que te gustaría... ¿No te gusta?- se sentó a mi lado e hizo un puchero involuntario.
- Claro que si, no te preocupes Nino, está todo bien- tomé su rostro por la mejilla y lo miré a sus hermosos ojos antes de besarlo con ternura- Sólo estaba pensando en el día en que te conocí...
- ¿Ah si? ¿Y qué pensaste?- inquirió Nino con una sonrisa, ahora más relajado
- En que fue un día desastroso, que fue una total mierda, pero llegaste tú y lo cambiaste todo- Nino se sonrojó levemente y negó con la cabeza
- Como siempre, tú y tus cursilerías- arrugó la nariz y comenzó a reír- Pero así te adoro... -suspiró y tomó mi mano con delicadeza- Para mi también fue un día horrible y tu lo convertiste en el mejor de mi vida... -dijo antes de darme un pequeño beso en los labios- ¡Y ahora, a cenar! ¡La pizza va a enfriarse!

Nino se puso de pie y fue hasta la cocina, sacando los platos y los vasos mientras tarareaba una canción. Él no era tan demostrativo a la hora de hablar sobre nuestros sentimientos, pero sabía que él me amaba tanto como yo a él.