martes, 7 de mayo de 2013

Be With You 15


* Las cursivas son flashback.
* Creo que este capítulo sobrepasa los niveles de la cursilería x.x



En cuanto Ashiya se fue, me encontraba algo nervioso; el corazón me latía alborotado en el pecho y no podía siquiera estar sentado. Estaba inquieto, y la razón había sido mi conversación con ella.

En mis manos se encontraba la tarjeta que ella me había entregado; con la dirección de J. Suspiré y la guardé en uno de mis bolsillos, pensando en qué haría, en cómo me iría y en qué le diría a mi madre para poder marcharme.

Tomé mi abrigo antes de salir de casa a dar una vuelta; necesitaba hacer algo para calmar mis nervios y caminar sería lo mejor. Mientras iba por las tranquilas calles del vecindario no dejé de pensar en J ni un segundo, preguntándome internamente cuál sería su reacción al verme.

Había un desorden en la sala de mi apartamento, los chicos se hallaban allí y habíamos ordenado pizza, la cual la acompañamos con cerveza. Las latas de cerveza se encontraban amontonadas sobre la mesa, al igual que las cajas de pizza. Aiba eructó, causando la risa de los presentes.

- Chicos, necesito hacer una confesión…- anunció
- Después de semejante eructo, creo que no tienes nada que decir- contestó J con una risilla. Sho rio con el comentario
- No le hagas caso a MatsuJun, cuéntanos Aiba-chan, ¿qué quieres confesar?- preguntó Sho-chan antes de tomar un poco de su cerveza
- Si, si, dejen que Masaki se exprese- comenté
- No es que yo esté por ahí espiando a nadie, pero…- Aiba suspiró sonoramente- Pero vi a Jun y a Nino besándose hace días en los vestidores de la agencia- sentí como las mejillas me ardían y comenzaba a sentirme mareado- Yo de verdad no los vi porque quise, de hecho pensaba ponerme algo de ropa allí y…- se detuvo.
Un silencio sepulcral nos acogió a todos de repente; hasta que J se animó a hablar.
- Bueno Aiba, tampoco es para que te pongas así; sólo estábamos besándonos, no asesinando a nadie…
- ¡J!- le reprendí, pegándole en uno de los brazos; Ohno esbozó una sonrisa al verme
- Nino, pero si es la verdad- volvió a centrar su atención en Aiba, esbozando una sonrisa- Bueno, Aiba… chicos… supongo que lo mejor es confirmar lo que ya sospechaban, ¿no?- Sho asintió, conteniendo la risa- Nino y yo estamos saliendo desde hace poco tiempo… Aiba, de verdad, lamento que te hayas enterado de esa manera…
- ¿¡En serio!?- le interrumpió el aludido, lanzándose sobre nosotros para abrazarnos- ¡Omedetou!
- Hasta que al fin lo admitieron- dijo Ohno con una enorme sonrisa- Espero que no se maten mutuamente y se quieran mucho, de verdad, felicidades.
- ¡Nino, Ya lo sabía, pero escucharlo de los labios de MatsuJun lo hizo mucho más emocionante!- exclamó Sho con alegría
- Ahora dense un besito, ¿ne?- comentó Aiba con su estridente risa
- ¡Por supuesto que no! No pienso besar a nadie- negué con la cabeza, comenzando a reír; J tomó una de mis manos, entrelazando sus dedos con los míos, haciéndome sonrojar levemente. A pesar de que los chicos nos gastarían bromas de por vida, pero me sentía feliz de que ya no teníamos que ocultar lo que sentíamos frente a ellos…

Sonreí al recordar aquél momento, deteniéndome justo en frente a un parque. Me senté en un banquillo que se encontraba desocupado, lanzando un enorme suspiro. Habían pasado ya dos años que había sucedido aquello, y aún continuaba recordándolo como si fuese ayer. Imaginaba que al igual que yo, J también lo recordaba, sólo esperase que él también sintiese la nostalgia que yo sentí y que sus sentimientos por mi continuasen intactos.


Días después…

- ¿Estás seguro de que eso es lo que quieres hacer? El marcharte de casa no evitará que siempre estemos encima tuyo todo el tiempo…- suspiró por enésima vez
- Lo sé Mana-chan, pero, de verdad, tengo que irme- contesté cerrando la maleta, alzando la vista para encontrarme con sus preocupados ojos castaños.
- Kazu… - dijo en voz baja
- Debo hacerlo- musité para zanjar el tema.
- ¿Sakurai-san sabe esto? ¿Sabe que te vas de la casa?- preguntó
- A ver…- me pasé una mano por la cara, sintiéndome algo frustrado- Te diré la verdad. Esto no lo sabe absolutamente nadie y por más que te niegues, pienso hacerlo…- Manami se acercó más a mí, expectante- Me voy a Corea, voy a ver a J… cuando Ashiya vino, me hizo entrar en razón, y en realidad, creo que es lo que ambos necesitamos…
- ¿De verdad Kazu? ¿Irás a verlo? – inquirió esbozando una sonrisa. Asentí- ¡Wow! ¡No puedo creerlo!
- Sí, me voy dentro de unos días… tengo miedo de no poder llegar a él, pero, haré lo que sea. No regresaré a Japón sin verle-
- Si es así, claro que te dejo ir- Manami me abrazó con fuerza- Ashiya-san tiene toda la razón. Nuestros hermanitos lo que necesitan es verse para poder ser completamente felices en medio de este infierno…
- Gracias…- susurré correspondiendo a su abrazo, algo embargado por la emoción.
- Sólo quiero que seas feliz, enano-
- Ya lo soy. Gracias por apoyarme en esto… y no le digas a nadie a donde voy, ¿vale?- dije cuando nos separamos
- Entendido. Les diré que estás con Ashiya-san, así no me mataran cuando sepan que te deje ir…
- De acuerdo- sonreí- Ahora a terminar de empacar y…- me detuve- ¿Mana? ¿Te atreves a venir conmigo?
- ¿Ser tu compañera en esta aventura? ¡Por supuesto que quiero!- gritó antes de volver a abrazarme- Tengo que empacar, comprar el vuelo, pensar en una buena excusa para mamá, comprar cosas para el viaje, arreglarlo todo en el trabajo…
- Ya, calma- reí- tienes unos días para ello.
- Los hermanos Ninomiya en Corea… de solo pensarlo, me emociono. Gracias Kazu, ¡eres el mejor hermano en todo el mundo!- exclamó antes de besarme en la mejilla e irse corriendo a su habitación.

Jamás en mi vida me había encontrado tan nervioso…


Durante el vuelo no pude comer nada, a pesar de los intentos de mi hermana por conversar conmigo y hacerme reír, continuaba con los nervios a flor de piel. Me encontraba aterrado, no sabía cuál sería la reacción de J al verme, y no quería que fuese negativa, pues lo conocía, sabía que me diría que era un tonto al haber ido a visitarlo así tan abruptamente.
- Todo va a salir bien, tranquilízate un poco…- susurró mi hermana con una sonrisa mientras subíamos hacia nuestra habitación en el hotel. El cual se encontraba a solo cuadras de él.

A sólo unas cuadras de distancia del amor de mi vida…

- Eso espero. Creo que me encuentro cansado, eso es todo…- repuse esbozando una sonrisa forzada. En ese momento el elevador abrió sus puertas y el botones nos dejó frente a nuestras respectivas habitaciones; las cuales estaban comunicadas por una puerta (por órdenes de Mana-chan, así podría “vigilarme” para que no cometiera ninguna “imprudencia”).
- ¿Cuándo irás a verle?- preguntó en cuanto nos quedamos a solas. Ella en su habitación, y yo en la mía, con la puerta entre ambas, abierta.
- Mañana-
- ¡Ganbatte! Te irá súper. Kazu. No tengas miedo- sonrió
- Gracias- asentí- Ahora voy a darme una ducha y a dormir un poco, me encuentro algo cansado…
- Yo creo que daré una vuelta por los alrededores. Si necesitas algo, me llamas, ¿vale?- volví a asentir.
- Vale.


Aquella noche, después de despertar, y comer algo para cenar, me vestí y bajé a la calle para dar una vuelta por los alrededores. Me acomodé la gorra negra mientras caminaba, observando las casas y los enormes edificios del tranquilo vecindario, deteniéndome justo en frente de uno en particular…

- ¿Qué estarás haciendo en estos momentos?...- susurré alzando la vista, mirando hacia la última planta. En donde él se encontraba.- Mañana… mañana nos volvemos a ver, J. Te lo juro…- añadí con un largo suspiro antes de alejarme de allí con pasos lentos.


Al día siguiente, mientras tomaba el desayuno en la habitación, la puerta contigua a la habitación de Manami se abrió y ella atravesó el umbral con una gran sonrisa y con una barra de granola en la mano libre.
- Buenos días hermanito, ¿qué tal te va?- canturreó alegremente antes de sentarse en la cama, observándome con expresión soñadora.
- Bien, me encuentro bien…- respondí antes de darle una mordida a mi tostada- Te veo de muy buen humor, ¿a qué se debe?- inquirí
- Pues, me siento feliz porque cuando te cuente esto sé que vas a amarme más de lo que ya lo haces- alcé una ceja
- Ah sí… ¿Y qué hiciste Mana-chan?-
- Resulta que anoche, cuando saliste por ahí, me fui detrás de ti- confesó dándole una mordida a su granola. La observé de hito en hito
- ¿Qué hiciste qué?-
- Bueno, estaba preocupada por mi hermano menor…- musitó a modo de defensa
- En serio te pasas…- murmuré mirándola con los ojos entrecerrados
- ¿Me dejarás explicarte o no?- levantó una de sus arregladas cejas y sonrió
- Bien.
- El caso es que, cuando vi el recorrido que hiciste, me di cuenta de que te detuviste en el edificio en donde se encuentra Matsumoto-kun, y yo- se señaló a si misma- En un acto de buena hermana mayor, fui a investigar hoy de qué manera tienen a tu chico allí…- sonrió con autosuficiencia- El caso es que investigué que él está en el último nivel, sólo hay dos apartamentos ocupados allí, y uno de ellos es el de Matsumoto-kun…
- Eso ya lo sabía, Ashiya-san me lo contó- dije limpiándome la comisura de los labios
- Sí, pero sé que no sabes que él está custodiado y vigilado en exageración… hay policías en todo el lugar. Incluso hasta en las escaleras…- lancé un silbido, y mi hermana asintió con lentitud
- Joder, ¿cómo demonios podré acercarme allí?- murmuré frustrado
- Es ahí en donde yo entro en acción- señaló mi hermana ensanchando la sonrisa- Estuve hablando con uno de los guardias de seguridad que tienen en la escalera, ya sabes, utilicé mis encantos para sacarle información, y bueno, me invitó a comer esta tarde, pues los custodios de Matsumoto-kun salen con él para almorzar por ahí, así que esa es tu oportunidad hermanito, sino pueden hablarse en ese intervalo de tiempo, entonces tendrás que esperar a que él regrese a Japón…
- Es muy arriesgado…- murmuré por lo bajo- Pero lo intentaré. Quizás corro con suerte y J llega a verme. Mil gracias Manami, eres un sol. De verdad, no sé qué haría sin ti…
- Ah hermanito, sólo lo hago porque quiero verte feliz- Manami sonrió y volvió a darle una mordida a su granola- Pero ya sabes, debes de ser súper rápido y discreto, pues nadie debe verte allí, sino ya sabes la que se armará si Kitagawa-sama sabe que estás aquí en Corea.
- ¿Crees que no sé qué me estoy jugando la vida estando aquí?-
- Pero bueno, lo hecho está hecho. Así que, vamos a hacerlo- asentí vigorosamente
- Claro, no me iré de aquí sin ver a J, se lo debo a ambos- dije en voz baja
- Perfecto hermanito, entonces…- se puso de pie- Te dejo terminar tu desayuno, yo iré a buscar algo que ponerme y te avisaré más tarde, pues sería lo mejor que estuvieses por los alrededores antes de que yo llegue al edificio, así subes sin levantar sospechas- asentí nuevamente
- De acuerdo… -suspiré- ¿Mana?- le llamé antes de que ella saliese de la habitación
- ¿Si?-
- Gracias por ayudarme de esta manera…
- Shh, no tienes que agradecérmelo. Te lo mereces Kazu, mereces ser feliz. Siempre te lo he dicho; y no me importaría salir a almorzar con un tipo feo y tonto con tal de que mi hermanito pueda volver a sonreír como antes. Por ti lo haría un millón de veces, pues sé que si estuvieses en mi posición, harías lo mismo…- esbozó una dulce sonrisa.

Sentí como los ojos se me llenaban de lágrimas e incliné el rostro para que mi hermana no me viese tan emocional. Ella salió de la estancia, dejándome a solas; fue entonces cuando me puse de pie, tratando de calmar los agitados latidos de mi corazón. Había perdido el apetito y me encontraba con los nervios a flor de piel… no era para menos, después de dos meses volvería a ver a J, y ya me daba igual si me reclamaba y me decía que era un estúpido; pues lo único que yo quería era sentir sus fuertes abrazos otra vez, que me apretase contra él y me dijese que todo iba a salir bien.


Me encontraba en la planta baja del edificio, en un descuido de unos minutos del guardia de seguridad en la puerta había logrado entrar, y solo me quedaba esperar a que el chico con el que Mana saldría, bajase. Ella me dijo que me enviaría un mensaje de texto en cuanto se encontrara con él, así, que todo era cuestión de esperar.

Estaba agachado, debajo de la escalera. Al escuchar unos pasos, agudicé el oído, dándome cuenta de que solo era una persona; unos dos minutos después, recibí un mensaje de mi hermana mayor. Así que salí de mi escondite y comencé a subir las escaleras con rapidez, sintiendo como él corazón me latía alborotado en el pecho a medida que iba acercándome más y más a mi destino.

Al llegar al último nivel, observé las escaleras totalmente desiertas; con un suspiro de alivio, me detuve en el último peldaño, observando el pasillo sin sacar mucho la cabeza, pues suponía que debían de haber cámaras allí. Ahora sólo me costaba rogarles a los dioses que nadie llegase hasta que pudiese ver a Jun.


Las manecillas del reloj marcaban las 2:24 de la tarde. Llevaba diez minutos allí y me encontraba más aterrado a cada minuto trascurrido, pues suponía que pronto alguien iría a vigilar ese lugar y yo tendría que irme.

- Maldición, J… ¿Dónde estás?- murmuré entre dientes, observando el pasillo nuevamente. Volví a esconderme contra la pared, de repente, se escucharon unas voces masculinas de la nada; supuse que era porque habían llegado en el ascensor. Escuché unas risas y luego, le escuché… sin duda, no tenía que verlo para saber que estaba allí.

No contuve las ganas de verlo, así que, lo más discretamente posible, ladeé un poco el rostro y el corazón me dio un vuelco. Ahí estaba él, llevaba unos jeans negros, converse del mismo color; una camiseta azul celeste y una gorra negra, por la cual se escapaban algunos rebeldes mechones de pelo, el cual le había crecido, al parecer. Se había quitado los lentes de sol y sentí como las piernas me flaquearon al verle sonreírle a uno de los hombres que le acompañaban.

Uno de ellos era alto, de la misma estatura de J, con el tono de piel un poco oscuro; tenía el pelo negro, corto y algo despeinado, nariz recta, labios prominentes y las cejas bastante pobladas y algo descuidadas. El otro chico era un poco más joven y el más bajo de los tres, con el corto pelo en un tono castaño claro, llevaba lentes y una dulce sonrisa que me recordó mucho a Aiba-chan.

J alzó la vista, mirando hacia donde yo me encontraba. Con rapidez, volví a esconderme contra la pared… ¿me habría visto? Por un lado esperaba que sí, pues eso me facilitaba aún más las cosas. Pero al notar que nadie dijo nada, al parecer, nadie me había visto.
Tenía una idea y la pondría en práctica; rogaba internamente que aquello no me fallase… Con el corazón, literalmente, en la boca, tomé mi móvil y lo dejé caer. Este rodó dos peldaños hacia abajo, y segundos después, escuché sus voces nuevamente.

- ¿Qué fue eso?- inquirió uno de los dos
- Puedo ir a ver- respondió una voz desconocida
- Iré a ver yo- musitó J
- No creo que sea conveniente, Matsumoto-san- escuché que alguien contestó. Crucé los dedos de la mano derecha, para que dejasen que fuese Jun.
- Me hacen sentir como un completo inútil, ustedes esperen aquí, iré a ver…- unos pasos se acercaban, los escuchaba más, más, más cerca. Mordí mi labio inferior con tanta fuerza que me estaba haciendo daño, pero aquello no me importó en lo más mínimo.

Al ladear el rostro, me encontré cara a cara con Jun. Éste se quedó paralizado al verme, totalmente inexpresivo y conmocionado.

- ¿Pasa algo, Matsumoto-san?-
- No… fue solo el perrito del apartamento de abajo, nada más- se inclinó, fingiendo anudarse los cordones y siseó por lo bajo- ¿¡Qué buscas aquí!?-
- Vine a verte, J…- susurré con un hilo de voz
- Deberías irte, si te descubren…
- Lo sé, me meteré en un lio, pero…- suspiré y bajé aún más la voz- necesitaba verte…
- ¿Todo bien, Matsumoto-san?- inquirió uno de sus custodios
- Sí, ya voy…- fingió anudarse el otro zapato- Nino, vete, si te descubren te mataran. Dame un número a donde llamarte, rápido…
- Tengo mi teléfono, ¿llámame si? Necesito hablarte- susurré
- Vale, ¡ahora vete!- exclamó mirándome suplicante. Asentí y tomé mi móvil con rapidez, bajando las escaleras apresuradamente, con cuidado para que no escuchasen mis pasos; al encontrarme dos niveles más abajo, me detuve, sintiendo como las emociones se agolpaban en mi pecho.

¡Lo había visto! Había visto a J finalmente.

Ahora lo único que esperaba era que cumpliese a su promesa y que encontrásemos un método para que nos viésemos y pudiésemos hablar. Pero al menos lo había tenido frente a mí por unos segundos, aquello me hizo sentir reconfortado.

Fue entonces cuando entendí que Ashiya tenía razón, lo único que podía hacerme sentir vivo, superar esta horrible depresión y sonreír nuevamente era Jun. Y la sensación de felicidad que me embargaba en aquél momento no hizo más que confirmármelo.

6 comentarios:

  1. Ya quiero saber que se van a decir por favor espero la continuación ERES LA MEJOR

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    1. Les prometo conti super super pronto, no se imaginan lo que harán este par para volverse a ver...
      Gracias por tomarte tiempo en pasar por aquí y leer esta fic :D

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  2. Siiiiiii!! por fin!! aunque solo fue 1 minuto
    de estar tan cerca *0* que mi corazon dejo de latir en ese momento fhgdsf kyaaaaaaah!! X__X
    fue tan emocionante que estaba como Nino toda nervios@ >////<

    ahora POR FAVOR!! Iza no tardes mucho que me quedare pelona y sin uñas apiadate de mi onegai! *-* jejeje

    arigatou!! por el capitulo<3333

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    1. Hontou? Tanto te emocionó? D:
      Gosh! Y yo que pensaba que esa escena había quedado medio rara :s
      Para que no te quedes pelona subiré la conti pronto, créeme, te quedarás así :O cuando veas lo que hará Nino por verse con J por más rato -se cubre la boca con ambas manos- Ya no doy más spoilers x.x

      Gracias por continuar leyendo Kana-chan :D

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    2. Pues como no me va emocionar iza
      si todo lo sucedido con ellos y el sufrieminto es algo que nose puede olvidar ;o; asi que ver a nino tomar valor para ir a verlo fue dfjhsgfsh kyaah! >///< jajaja bueno ya sabes q vivo mucho los fics XDD jajaj

      pero con ese spoiler(?) ya estoy mas desesperada *se le empieza caer el cabello* XDD jajaja

      GANBATTE!! IZA \o/

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  3. OMG Por fin se vierooooooon *O*
    no lo puedo creer están así de cerca para arreglar las cosas!
    Aunque espero que no empeoren ><
    waaaa desde que nino comenzó a subir las escaleras yo también comencé a morder mi labio hasta el punto de dañarme XDDDD es que los nervios me inundaban, sentía que moriría si nino veía a J y así fueeee me dio mi infarto >//////<
    Iza no puedes dejarlo ahí quiero conti!!!! gambatte!

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