jueves, 2 de mayo de 2013

Radioactive


Género: Lime.
Personajes: Young Arashi.
Parejas: Yama Pair, Matsumiya.
Extensión: One Shot.



- ¡Hagan silencio chicos!- siseó Ohno causando que la risa de los presentes fuese más fuerte. Nino se cubrió los labios con una mano, observando como Sho y Aiba reían, literalmente, rodando por el suelo.
- No debieron tomar tantas margaritas- puntualizó Jun, tratando de sonar serio
- ¡Shh! ¡Ya basta, vamos a jugar!- exclamó Sho con una sonrisa, sentándose correctamente en el suelo. Se encontraban en la habitación de Ninomiya, en un prestigioso hotel en Hawaii; aquella noche después de terminar de trabajar, fueron al bar del hotel y tomaron algunas margaritas, no tantas como querían, pues, aun eran considerados menores de edad. Le habían pagado a un mesero para que les sirviera unas cuantas, y este era el resultado… después de unos cuantos tragos, estaban bastante animados y a punto de jugar la botella.

La idea había sido de Aiba, el cual dijo que no era nada malo que fuese entre ellos, ya que no podían invitar a nadie más por estrictas órdenes de Johnny, así que, habían terminado de esta manera. Aunque, para el mayor de los miembros del grupo, no parecía hacerle tanta gracia aquello.

- Bien, comencemos con esto- Aiba soltó una risotada, tomando la botella plástica de agua con la mano diestra, poniéndola a girar. Esta dio unas cuantas vueltas, deteniéndose justo entre Sho y Ohno. Jun, al ver eso, comenzó a reír.
- Chuu, chuu- canturreó por lo bajo
- ¿Estás seguro de que quieres, Sho-chan?- inquirió Satoshi, algo apenado
- Por… por supuesto Ohno. Venga, que solo vamos a darnos un simple beso; no es nada del otro mundo, nos conocemos desde hace unos años…- respondió el castaño esbozando una sonrisa mientras se ponía en cuclillas, apoyándose del suelo con ambas manos para quedar más cerca de Satoshi. El mayor le imitó, dejando su rostro a escasos centímetros del de Sho.

- Tienes razón, no es nada del otro mundo- comentó antes de besarlo con lentitud. El eco de las risas de los chicos volvió a escucharse mientras Sho correspondía al beso, suspirando al sentir la suavidad de los labios del mayor y conteniendo las ganas de llevar una mano hasta su melena y hundir los dedos en ella. Ohno mordisqueó su labio inferior antes de separarse, esbozando una sonrisa.

- Lamento no haber traído mi cámara- musitó Aiba en voz baja, causando la risa de los presentes.

Habían acordado como regla, que cada vez que uno recibiera un beso, se rotarían, para que así no quedasen las mismas parejas; habían repetido el proceso alrededor de siete veces más, intentando contener las carcajadas al ver las expresiones de la pareja que resultaba escogida.


Ya en la décima ronda, Ohno tomó la botella, dejándola en el suelo.

- Ya esta es la última, a ver quiénes serán los “afortunados” en besarse…- todos corearon un “Uhh”, observando detenidamente la botella, la cual giraba en torno a ellos, deteniéndose finalmente entre Jun y Nino.

- Hora de chuu entre los más pequeños- comentó Sho volviendo a reír. Jun esbozó una sonrisa algo incomoda, sabía que estaba expuesto a que eso sucediera en ese juego, pero no esperaba que el destino fuese tan cruel y permitiera que pasara.
- Vamos Jun-kun, terminemos con el juego…

Jun pasó la lengua por sus labios, tratando de contener los nervios. No entendía porque se había puesto así de un momento a otro, si había besado a Sho minutos antes y no le había sucedido nada. “Claro, porque Nino te gusta, ¡baka!”, le dijo una voz mental.

Nino se inclinó hasta él, quedando a gatas en el suelo, esbozando una tierna sonrisa que le derritió hasta los huesos. Jun se acercó un poco más a él, rompiendo la distancia entre sus bocas y rozando sus labios con los de Nino en un delicado beso. Como era de esperarse, el eco de las risas de Sho y Aiba resonaba a su lado, más al menor no le importó.

Sintió que el mundo se detenía mientras Nino correspondió a su beso, llevando una de sus manos hasta la mejilla del pelinegro, en un intento para que no se separara de él, pero Jun rompió la magia, separándose lentamente de Nino, con las mejillas totalmente sonrojadas.


Después de concluir con aquel extraño juego, Jun se fue hasta su habitación, recordando aquel beso una y otra vez; aun podía sentir la calidez de sus labios y la forma en que se movían contra los suyos. Cerró los ojos y suspiró, dejándose caer en la cama.

- ¿Por qué lo hice?...- susurró para sí mismo, frustrado.

A pesar de haber disfrutado de aquél momento al máximo, ahora se sentía arrepentido…

Se sentía arrepentido porque quería más de él, porque deseaba estrecharlo en sus brazos y besarlo hasta dejarlo sin sentido, porque ese simple beso había desencadenado en él un deseo voraz hacia su compañero.

Moría por deslizar su lengua en su deliciosa y dulce cavidad, embriagarse con el sabor de sus delicados y tibios labios, acariciar cada contorno de su piel hasta que le pidiese que se detuviera…

Pero eso no estaba correcto. Es por ello que se arrepentía de haberse dejado llevar; ahora cada vez que estuviese cerca de Nino tendría que contener las enormes ganas y aquél incontrolable deseo que recién surgía en su interior.

Obligándose a mantener la cordura, Jun se puso de pie y se dio una ducha, se dejó el pelo húmedo y simplemente se puso la ropa interior y un pantalón de pijama azul noche, yéndose nuevamente a la cama, a tratar de conciliar el sueño y dejar de estar pensando aquellas cosas indecorosas con Ninomiya.


Cuando estaba comenzando a relajarse y a quedarse dormido, escuchó que alguien llamaba a su puerta. Jun levantó la cabeza, entrecerrando los ojos, preguntándose internamente quien podría ser. Se levantó de la cama y fue lentamente hasta la puerta, sorprendiéndose al encontrar a Nino detrás de ella.

Iba con una camiseta blanca algo desgastada, la cual le quedaba un poco grande, pantalones de satín, con un divertido y singular estampado de Mario y Luigi. Estaba algo despeinado, y lanzó un largo suspiro al verle.

- Nino… ¿sucede algo?- inquirió el más alto en voz baja, mirándole con sincera preocupación- ¿Volvió a trabarse tu Game Boy?
- No realmente- negó con la cabeza- ¿Puedo entrar un segundo?
- Claro-
Jun se hizo a un lado, así que el mayor entró a la habitación, cerrando la puerta detrás de sí. Quedando uno en frente del otro… Nino alzó la vista, encontrándose con los penetrantes ojos del menor, que le observaban confusos en ese momento.
- No sé qué demonios estoy buscando aquí…- susurró débilmente- Pero no podía dormir. No podía dejar de pensar en ti, y… -sus mejillas se tiñeron de carmesí- En ese beso…
- ¿Estás hablando en serio, Kazunari?...- inquirió acercándose al más bajo, dejando su cuerpo atrapado entre la puerta y el suyo propio. Nino asintió, intentando no concentrarse en los agitados latidos de su corazón.

El mayor levantó la cabeza, estremeciéndose levemente en cuanto sus labios rozaron contra los de Jun, saboreándose, entregándose y disfrutándose mutuamente. Se sorprendió al sentir como sus bocas encajaban a la perfección, conteniendo un jadeo en cuanto la intrépida lengua del menor se coló entre sus labios, recorriendo cada milímetro de su cavidad como si le perteneciera.

Jun apoyó ambas manos contra la puerta, mientras el beso iba cobrando más intensidad; a cada segundo trascurrido se volvía más húmedo, más apasionado, y aquello le estaba enloqueciendo a ambos. Nino mordisqueó el labio inferior del más alto con algo de brusquedad mientras lo atraía más hacia él, dejándolo por completo acorralado contra la puerta.

- Nino…- susurró con dificultad- Creo que deberíamos parar…
- Pero, creí que tú…- protestó haciendo un puchero
- Sí, yo también deseo comerte besos y llegar muchísimo más lejos- ambos sonrieron- Pero aquí no, cualquiera podría descubrirnos y… no creo que sea lo correcto.
- Como siempre, tú siempre tan correcto-
- Prometo que cuando lleguemos a Tokyo, las cosas serán diferentes- musitó en voz baja, volviendo a sonreír
- Bueno, entonces, supongo que debo irme a dormir…- Jun dejó ambas manos en la puerta, impidiéndole el paso.
- No irás a ninguna parte. Te quedaras a dormir aquí, conmigo- sentenció- Claro, si tú lo deseas…- añadió algo apenado
- De acuerdo. Vamos a dormir, Matsumoto…- pero las palabras murieron contra los labios del mayor, que había vuelto a tomar posesión de su boca, tomando su rostro por la barbilla mientras ambos volvían a sumergirse en la deliciosa sensación de unir sus labios en aquél maravilloso e interminable beso.

2 comentarios:

  1. kyaaaaaaaaaaaaaah!!
    estoy tontamente feliz porque necesitaba un matsumiya y como siempre mi corazon esta
    brincando por este shot kyaaaaah!! sjhdgsd X___x aunque debo admitir que ese juego me hubiera matado desde la primera ronda *empieza alucinar* ♥¬♥ pero el beso de yama tan lindos >3< pero divertido al imaginarme las risas de los demas XD y el beso sakumoto kyah! >3<
    ahora nino es tan afortudano de dormir con jun pero llegando a tokyo no solo eso van hacer omg! hsfgsjfgasdjfga X__X

    MUCHAS GRACIAS! iza como siempre me dejas encantada con tus escritos<3 :D

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    1. Waaaaah, gracias Kana-chan, a mi me hace feliz hacer felices a las machumiya lovers felices~
      Al principio no quería seguir con este shot, pero luego al terminarlo, hasta a mi me enamoró <3

      Gracias por leer :'3

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