Me disculpo por no actualizar mucho, pero en estos días mi mente no está cooperando. Espero que les guste esto ^^
Género: Lemon
Pareja: Matsumiya, Ohmiya
Extensión: One Shot
Detestaba
sobremanera ese tipo de reuniones.
Pero
debía de soportarlas por el trabajo, no podía escaquearme y tenía que estar allí, compartiendo con los
inversionistas de la empresa, sonreírle a sus esposas y decirles lo elegantes
que lucían aquella noche, fingir que estaba interesado en algunas
conversaciones no relacionadas con el trabajo y soportar los constantes
flirteos, miradas lascivas y comentarios sugerentes por parte de las demás
féminas.
En
resumidas cuentas, esta “fiesta” era una reverenda mierda.
La
realidad del asunto era que estaba allí por dos razones: la primera, pues; por
ser uno de los accionistas mayoritarios de la empresa publicitaria, era
obligatoria mi presencia allí. Hubiese resultado muy descortés de mi parte, el
no ir a aquella fiesta. El segundo y más importante motivo, tenía nombre y
apellido…
En
un extremo de la habitación se hallaban él y su flamante novio, Ohno Satoshi, uno
de los mejores publicistas en la empresa; quien disfrutaba de andar
exhibiéndole como si fuese un monito de feria. Ambos me miraron desde donde se
encontraban, y Ohno levantó ligeramente su copa de Martini, brindándome una
sonrisita socarrona. “Presumido de mierda”, dije para mis adentros.
No
podía evitar ponerme celoso cuando los veía juntos, a pesar de que estaba consciente
de que mi relación con Nino era sólo sexo, y no estaba enamorado de él, era
simplemente egoísmo, quería que solamente estuviese sólo conmigo porque él me
pertenecía.
Lo
había conocido el año pasado en un evento de la empresa, y como él era el
asistente personal de Ohno, nos veíamos casi a diario. Una enorme atracción
sexual fluyó entre nosotros al conocernos y de inmediato nos dejamos arrastrar
por ella; éramos amantes desde hacía ya algunos meses, y me había obsesionado
por completo con él. Era mi juguetito favorito; me encantaba ver la cara que
ponía cuando le embestía, como restregaba su trasero contra mí buscando más.
Era insaciable en la cama y por eso estaba como loco detrás de él.
Nino
me dedicó una pícara sonrisa antes de secretearle algo a su pareja, segundos
después se alejó de su lado, caminando hacia el servicio de los hombres. Estaba
retándome, y yo para nada iba a perder ese juego.
Dejé
el vaso de whisky sobre la barra, caminando con decisión hasta los aseos,
encontrándome con él al apenas entrar; se mordió el labio inferior mientras se
lavaba las manos, esperando a que dos tipos que se hallaban allí también, se
fueran.
-
Tremenda fiesta, ¿eh?- comentó cerrando el grifo con la mano izquierda,
dirigiéndose hasta el secador
-
Sí, algo- murmuré con sarcasmo- ¿Y tú? ¿Cómo la estás pasando?
- ¿Tu
qué crees? Aburrido a más no poder, me abruman las conversaciones de Ohno y sus
colegas-
- Te
entiendo, yo también me aburro- contesté apoyándome contra el lavamanos,
poniendo los ojos en blanco
- ¿Entonces
por qué viniste?- inquirió volviéndose
hacia mí
- ¿Por
qué viniste tú?- Nino alzó una ceja
- No
conteste una pregunta con otra pregunta, Matsumoto-san…- volvió a sonreír, esta
vez acercándose un poco más hasta mí
-
Vine a verte, sabía que estarías aquí-
Pasó
la lengua por sus delgados y perfectos labios, curvándolos en una seductora
sonrisa que me erizó la piel; lo deseaba, deseaba hacerlo mío ya mismo, y me
importaba una mierda si Ohno se encontraba a unos metros de nosotros.
No
debía ser tan débil, sabía que Nino estaba provocándome, pero cuando se trataba
de él, no podía contenerme, y sabía que él tampoco. Podía jurar que él estaba
tan o más ansioso que yo, lo sentía en sus gestos y en el bajo tono de su
aterciopelada voz.
Rompí
la distancia entre nuestros cuerpos, quedando frente a él, acariciando sus
labios con un dedo delicadamente, debatiéndome mentalmente si dejarme llevar
por mis bajos instintos o esperar a que pudiésemos encontrarnos en otro lugar.
- Yo
vine por la misma razón…- susurró alzando la vista para verme a los ojos.
Mascullé una maldición y lo tomé por una mano con algo de fuerza,
arrastrándolo, literalmente hasta uno de los cubículos y cerrando la puerta con
brusquedad en cuanto estuvimos dentro- ¿Por qué me traes acá?- añadió
- Me
entraron ganas de jugar, y no quiero quedarme así-
-
Pero, Jun, Ohno podría…
-
Shh, shh, shh…- siseé por lo bajo, dejando un dedo sobre sus labios para
acallarle- Me importa muy poco lo que pueda hacer tu noviecito… ¿O vas a
decirme que no tienes ganas?
Nino
me miró en silencio, apartando mi mano de su boca y atrayéndome hacia él,
dejando nuestros rostros a escasos centímetros. Su tibia respiración chocaba
contra mis labios, incitándome a eliminar la corta distancia entre nuestras
bocas.
Posé
una de mis manos en sus mejillas, tomando posesión de sus labios en un ardiente
beso, Nino me correspondió de la misma manera, sorprendiéndome en cuanto su
lengua se abrió paso en mi boca, recorriendo cada milímetro de ésta con
agilidad, rodeando mi cuello con sus brazos mientras nuestras lenguas se
entrelazaban una y otra vez, en una lucha por ver cuál de los dos dominaría los
labios del otro.
Cerré
los ojos, sintiendo una leve corriente recorrer toda mi espina dorsal, mientras
me inclinaba un poco más para profundizar el beso, dejando que mis manos se
pasearan por el contorno de su estrecha espalda, deteniéndolas finalmente en su
trasero, y apretándole con fuerza mientras lo restregaba contra mi entrepierna.
Ninomiya dejó escapar un quedo gemido contra mis labios, haciendo que me
endureciera un poco más.
No
podía hacerle todo lo que tenía en mente, pues nos encontrábamos en un lugar público
y estábamos propensos a ser descubiertos. Aquello me excitaba a más no poder,
pero al mismo tiempo me preocupaba un poco; si me encontraban en aquella
situación podría perder mi trabajo.
Las
pequeñas manos de Nino acariciaban mi cabello, hundiendo sus dedos en él con
delicadeza, las respiraciones de ambos habían comenzado a tornarse agitadas, y
detuvimos el beso para buscar un poco de oxígeno.
- J,
debo irme… Mañana nos vemos- susurró sin aliento, dispuesto a separarse de mí,
pero en un rápido movimiento lo tomé por la muñeca, impidiéndole que diera un
paso más
- No
irás a ningún lado hasta que resuelvas este problema- musité dándole una mirada
significativa a mi bastante notoria erección.
-
Pero es que Ohno…
-
Maldita sea, ¿qué no habías venido a verme? – espeté con dureza, pero al mismo
tiempo no muy alto para que nadie más nos escuchase, halándolo con brusquedad
hacia mí- Ese imbécil podrá dormir contigo esta noche y no voy a darme una
ducha fría, ni a tener sexo con alguien más que no seas tú para saciar las
ganas- dije antes de besarlo con fuerza. Me daba rabia cada vez que mencionaba
el nombre de Ohno cuando estaba conmigo, más cuando ambos sabíamos que
queríamos hacerlo.
Tiré
de su labio inferior con brusquedad mientras comenzaba a acariciar su miembro
por encima de la tela de los pantalones, Nino suspiró y dejó sus manos contra
mi pecho, tratando de contener los jadeos. Incliné el rostro, besando su cuello
con delicadeza y desabotonando sus pantalones, bajándolos finalmente de un
tirón; sintiéndolo estremecer.
Esbocé
una sonrisa al escucharlo gemir por lo bajo, apoyándose contra la pared, al
mismo tiempo en que introducía una mano bajo sus boxers, acariciando su dureza
con firmeza, regalándole vigorosas sacudidas que le hicieron gemir nuevamente. Subí
nuevamente hasta su rostro, besándole en los labios sin dejar de masturbarle;
no me importaba nada, salvo escucharle y verle tan mal.
-
Jun- gimió- ¡hazlo ya, joder! – exclamó por lo bajo, aferrándose a mi cuerpo y
mordiendo su labio con fuerza para contener otro gemido. Tenía las mejillas
sonrosadas, el pelo algo despeinado y un brillo de lujuria en sus hermosos ojos
castaños.
- ¿Nino?
¿Estás por aquí? – la voz de Ohno nos hizo detenernos, ambos guardamos
silencio, hasta que él finalmente salió del lugar, diciéndole a otra persona
que lo buscaría afuera
-
Están buscándote – dije con diversión apretando la punta de su miembro con algo
de brusquedad– ¿vas a ir?
-
Sabes que no lo haré, no en estas condiciones...-
Tomó
mi rostro por las mejillas, dándome un beso lento, húmedo e intenso, que hizo
que un millón de sensaciones se arremolinaran dentro de mí, y que me
endureciera más, si aquello era posible. Le deseaba al punto de sentir dolor, y
no podía esperar más para poseerlo.
Dejé
de masturbarle, bajando el cierre de mis pantalones, liberando finalmente mi
endurecido miembro; Nino pasó la lengua por sus labios y sonrió con malicia antes
de darse media vuelta, apoyándose contra la pared con ambas manos.
- ¿No
quieres prepararte primero?- inquirí susurrándole al oído, acariciando
suavemente uno de sus glúteos, escuchándole suspirar sonoramente antes de negar
con la cabeza
- No
tenemos tiempo, además, te deseo… Ahora- su voz sonó ligeramente temblorosa
Aquello
fue suficiente para hacerme perder la poca cordura que tenía; tomé sus caderas
con fuerza, penetrándole de una sola estocada, sintiendo mi sexo apretado entre
sus estrechas y deliciosas paredes. Cerré los ojos y me mordí el labio inferior
para contener un gemido, obligándome a mí mismo a no moverme aun, pues no quería
lastimar aún más a mi pequeño Kazu.
La
respiración de él sonaba ligeramente agitada, apoyó ambas manos contra las
baldosas del baño; observé como entrecerraba los ojos, pasándose la lengua por
los labios. Estaba conteniéndose para no gritar por el dolor, así que me
incliné a besar su delicado cuello, limitándome sólo a rozar los labios y mi
lengua por su tersa piel, llevando una mano hasta su erecto miembro,
regalándole delicadas caricias, moviendo la mano por todo el contorno de su
pene, sintiéndolo estremecer.
Comenzó
a mover las caderas con lentitud, soltando un leve gemido cada vez que me
enterraba en él. Tenía que hacer uso de todo mi autocontrol para no dejarle
marcas, moría de ganas por mordisquearlo, succionar su piel para contener mis
propios gemidos… Unas voces en el exterior del cubículo me hicieron darme
cuenta de que no estábamos solos, así que llevé la mano libre hasta los labios de Nino, sin
dejar de penetrarle con lentitud, mordiendo mis labios con brusquedad para no
hacer ningún ruido.
Minutos
después, los más largos de mi vida, nos encontramos nuevamente a solas, con
nuestra temperatura corporal por los cielos, excitados y jadeantes a más no
poder, me encontraba totalmente sudado, más aquello no me importaba, lo único
que importaba en este momento era continuar aprisionado por las deliciosas
paredes de mi amante. Dejé de masturbarle y coloqué ambas manos sobre su
espalda baja, aumentando el ritmo en las embestidas, quería más de él…
Nino
ladeó el rostro, besándome en los labios febrilmente mientras yo continuaba
penetrándole con saña, saliendo y hundiéndome dentro suyo con rapidez; esta vez
era yo quien no podía contener mis gemidos, me estremecía cada vez que entraba
en su cuerpo, como mi pene quedaba atrapado en su cálido interior, como él
arqueaba la espalda, retorciéndose del placer mientras le poseía. Apreté sus
caderas con una mano y con la otra comencé a tirar de su pelo con brusquedad,
preso de la lujuria, enloquecido por sus gemidos, saciando mis ganas por él.
La
música en el exterior resonaba en todo el lugar, opacando el eco de gemidos que
se escuchaba en aquél cubículo, siendo la banda sonora de aquél momento. Sólo
entonces, nos dejamos llevar, dándole rienda suelta a nuestros jadeos,
moviéndonos al unísono frenéticamente, deseosos de que aquella increíble y
deliciosa sensación no terminase nunca.
-
J…- ronroneó contra mi boca, tirando de mi labio inferior con brusquedad
mientras volvía a deshacerse en gemidos y suspiros, apoyándose de la pared con
una mano, mientras con la otra sacudía su miembro con rapidez, jadeando sin
parar, con una sádica sonrisa en sus labios de puro de gusto. Puse una mano
sobre la suya, disminuyendo el ritmo en las embestidas, convirtiéndolas en
suaves estocadas que me hicieron perder el control; ambos estábamos al límite y
a juzgar por expresiones de Nino, sabía que estaba a punto de estallar.
Entrelazó
sus dedos con los míos, acompasando nuestros movimientos en un delicioso
vaivén; la música continuaba sonando, escuchábamos personas reír en el
exterior, totalmente ajenas a lo que sucedía en aquel lugar. Mordí mi labio
inferior, arqueando la espalda levemente mientras sentía mi cuerpo explotar
ante tan intenso orgasmo, Nino, sin dejar de acariciar su falo, continuó
moviendo las caderas por unos segundos, lanzando un prolongado gemido cargado
de placer mientras su esencia caía sobre su mano y las baldosas, dejando
evidencias de lo sucedido segundos antes.
-
Ohno va a matarme…- musitó mirándose en el espejo nuevamente, acomodándose la chaqueta
en color azul oscuro
- No
pensaste en eso cuando estábamos…- me detuve al escuchar unos pasos; un chico
de baja estatura, lentes y el pelo recogido en una coleta entró a los aseos.
-
Claro, a ti no te importa porque no tienes pareja- suspiró con pesadez- Bueno,
iré a buscarle, en el camino me inventaré una excusa…- ambos nos miramos a
través del espejo, él esbozó una divertida sonrisa, al igual que yo. Era pura
fachada, le importaba un bledo si Ohno estaba o no molesto con él.
-
Buena suerte, Ninomiya-kun… Si no logras encontrarle, ya sabes, puedes
llamarme- le guiñé un ojo antes de hacer una ligera reverencia y salir de allí.
La fiesta se encontraba en pleno apogeo, pero yo no tenía deseos de quedarme
ahí, estaba sudado y quería darme una ducha, además, ya había conseguido lo que
quería. Y algo me decía que a mitad de la noche, él iría a verme.
Y no
estaba en lo absoluto equivocado…
A
las tres horas, Nino estaba apoyado contra el quicio de la puerta, sonrió
ampliamente al verme.
- ¿Qué
estás haciendo aquí?-
-
Hola, me encuentro genial, ¿y tú?- respondió sarcástico, entrando a mi
apartamento, quitándose la chaqueta y desanudándose la corbata- Ohno y yo nos
peleamos, creo que estamos a punto de
terminar. ¿Puedo pasar la noche aquí?
- ¿Se
pelearon por mi culpa?- inquirí con diversión, cerrando la puerta a mis
espaldas
- No
exactamente, dudo que sospeche de lo nuestro siquiera. Es solo que…- suspiró-
estoy harto de él y su apático comportamiento. Es un presumido de mierda que se
cree la gran cosa, vale, soy su novio, pero tampoco soy su alfombra- alcé ambas
cejas al escucharle.
-
Puedes quedarte el tiempo que gustes, por mí no hay problema…- Nino volvió a sonreír,
ahora un poco más relajado
-
Gracias J, no tenía donde ir- dijo en voz baja, acercándose lentamente hacia mí
-
Sabes que cuentas conmigo para lo que sea- dije en cuanto estuvimos uno en
frente del otro- Viniste a hacer otras cosas aparte de pasarte la noche aquí,
¿verdad?- susurré en voz baja, rozando mi nariz contra la suya
- A
repetir lo sucedido en los sanitarios…- musitó con delicadeza, rodeando mi
cuello con sus brazos.
-
Entonces considérate afortunado, porque yo también tengo muchas ganas de
repetir- respondí en voz baja antes de besarle, llevándolo hasta el sofá,
dispuesto a comenzar aquello desde ese preciso momento.
kyaaaaah!! dsghdhsdg ♥///♥
ResponderEliminarmis amores deseandose el uno al
otro no tiene precio <33333
pero pena por mi ohno que le ponen el cuerno >.< aunque no estaria mal si lo invitaran a jugar tambien fjgdhfg *3*
ay matsumiya ya se aman aunque todavia no lo digan *-*
Gracias iza! me gusto muchooo!
espero q la inspiracion te llegue muy fuerte pronto, ya que sere feliz si eso sucede xD
Ganbatte! ;)
waaaaaaaaaaa!!
ResponderEliminarmi matsumiya son tannn hot asfgjkldfghjk
pero pobre ohno nisiquiera se da cuenta xDDDDDDDD
aunque creo que ne este fic se lo merecia...waaaaaaa odio a la gente sobrada.
Me gusto mucho este fic!!!
Kyaaaaaaaaaaa!!
ResponderEliminarme encantan son tan sexys!! >////<
pobre de ohno, que ni cuenta se ha dado
pero pero J es mejor y más hot para kazu *O*
el hecho de que haya sido en los sanitarios me hace deliraaaar hfdjhsklaskdjh gracias Iza, haces completos mis fines de semana XDD
Esperaré con ansias uno nuevo o más de be with you *u* gambare!!