Género: Lemon.
Pareja: Sakumiya.
Extensión: One Shot.
- No, detente… me estas haciendo
cosquillas…- suspiró incómodo- Sho… en serio, ¡para!- exclamó por enésima vez,
intentando prestarle atención al libro que tenía entre las manos
- Pero Nino, no estoy
haciéndote nada…- susurró el mayor contra el oído del castaño, dejando una de
sus manos en su estrecha cintura
- No, sólo estás besándome
en el cuello, y necesito concentrarme con esto… ¡Debo aprenderme estas líneas!-
Nino intentó ponerse de pie y las manos de Sho le impidieron moverse. Se
encontraban sentados en el sofá, Nino tenía la espalda apoyada del pecho del
mayor, leyendo el guion de su último dorama, pero Sho le impedía tanto moverse
de allí, como memorizarse sus líneas.
- Estoy completamente seguro
de que te sabes esas líneas- protestó el pelinegro reprimiendo una sonrisa-
Además, es que me encuentro aburrido y no tengo nada qué hacer…
- Pues ve a ver el
televisor, pasan pelis muy buenas a esta hora-
- No…- canturreó el mayor-
Prefiero quedarme aquí, contigo- añadió abrazándolo por la cintura- ¿Que no
quieres que esté aquí contigo? Que cruel eres, Ninomiya- protestó haciendo un
puchero que hizo al menor sonreír.
- Vale, quédate, pero en
silencio y sin darme besos- ladeó el rostro para mirarlo- ¿Entendido?
- ¡Si, capitán!- Sho volvió
a sonreír, apoyando el rostro en uno de los hombros de Kazunari
Nino, al ver que Sho parecía
dispuesto a “cooperar”, se enfrascó en su lectura, aprendiéndose las
interminables (y hasta un poco aburridas) líneas de aquél guion. Hasta que
sintió el tibio aliento del mayor chocar contra la piel de su cuello y una de sus manos acariciar lentamente el
contorno de su cintura, haciéndole estremecer. Nino mordió su labio inferior y
cerró el libro con fuerza antes de hablar.
- ¿Qué es lo que quieres
Sho?- preguntó con voz clara
- Entretenernos un poco…
luces aburrido leyendo el guion y yo tengo ganas…- Nino dio un respingo al
sentir punta de la lengua de Sho rozar contra el lóbulo de su oreja con una
delicadeza casi surreal.
- Prometes dejarme trabajar
si…- suspiró- ¿Lo hacemos?
- Sí…- susurró el pelinegro
introduciendo una mano bajo la estrecha camiseta de Kazunari, acariciando su
pecho con suavidad. Llevó la mano libre hasta su barbilla para besarlo en los
labios con dulzura, apenas dejando que sus bocas se rozasen; nada de
profundidad, un simple y delicado beso que estaba haciendo que los sentidos de
Ninomiya se alterasen. Dejó el libro olvidado en una esquina del sofá,
entregándose por completo a aquel beso, dejando escapar un débil jadeo en
cuanto la lengua de Sho se abrió paso en sus labios, recorriendo cada
centímetro de su cavidad hasta encontrar su objetivo… ambos jadearon en cuanto
sus lenguas comenzaron a acariciarse entre sí, en una sensual danza que sólo
hacia llevarlos más hasta la excitación.
Separaron sus labios solo
por unos instantes, pues Nino se volvió hacia Sho y se sentó a horcajadas sobre
él, volviendo a besarse con desenfreno. El mayor llevó una mano hasta el pelo
de Ninomiya, hundiendo sus dedos en él mientras sus labios continuaban en
aquella batalla por ver cual dominaba los del otro. Sho mordió el labio
inferior del menor y descendió hasta su cuello, regalándole dulces y delicados
besos, mientras Nino acariciaba su pecho con ambas manos.
El tiempo pareció detenerse
para aquellos seres que sólo deseaban sentir el calor de la piel del otro; el castaño
subió la camiseta de Sakurai con lentitud, arrojándola al suelo en cuanto el
tonificado torso del mayor estuvo al descubierto; entonces fue Nino quien se
inclinó esta vez a regalarle intensos besos al cuello de su chico, esbozando
una débil sonrisa al escucharle respirar con dificultad. Sabía que aquel era
uno de sus puntos débiles y que le encantaba sentir delicados besos en ese
lugar.
Sho dejó escapar un débil
jadeo y tomó al menor por las caderas, apretándolo contra su dureza, haciendo
que ambos profirieran un gemido de puro gusto. Nino mordisqueó su cuello por
última vez y volvió a tomar posesión de los labios del pelinegro, rodeando su
cuello con los brazos mientras disfrutaba de aquella deliciosa fricción, era
exquisito sentir como su magnífica erección se apretaba contra su propio
miembro, el cual se encontraba duro a más no poder. Si continuaban así, tendría
un orgasmo en cualquier momento y eso no estaba dentro de sus planes.
Los jadeos de Nino rompieron
el silencio sepulcral que antes había en la estancia, Sho se encontraba preso
del placer simplemente por ver al más bajo tan mal; se encontraba con las
mejillas sonrosadas y los labios entreabiertos mientras gemía sin tregua.
Desesperando un poco más al mayor, el cual moría por poseerlo ya mismo.
- Vamos a la cama, quiero metértela
ya…- susurró sin aliento y Kazunari sonrió con picardía antes de asentir y
ponerse de pie, al igual que Sho. Mientras se dirigía hasta la habitación iba
desabotonándose los pantalones y caminando con lentitud; haciendo un leve
contoneo de caderas que hacía que su trasero se viese más apetitoso al andar.
Sakurai mordió su labio inferior, sin apartar la vista de Nino y se desnudó en
cuanto llegó a la alcoba… Ésta se encontraba en penumbras, la fría brisa de la
noche movía delicadamente las cortinas, haciendo que la luz de la luna
penetrase en la habitación y bañase la tersa piel del menor.
- ¿Qué estás esperando, Sho?
¿Que no tenías ganas de jugar?- inquirió en voz baja y mirándolo retador,
esbozando una sonrisa en cuanto Sho se acercó hasta él y lo arrojó hacia la
cama, colocándose sobre él segundos después.
Un segundo dedo acompañó al
que antes se encontraba en el interior de Kazunari, llevándolo a otro nivel. Se
encontraba en la cúspide y sólo quería quedarse allí y sentir… sus gemidos eran
cada vez más constantes, más altos, mas alborotados mientras Sho continuaba
estimulando su endurecido falo, regalándole caricias lentas, mordisqueando su
labio inferior con saña y tirando de él con los dientes.
- Sho… ya basta… -gimió-
- ¿Ya no quieres más?-
inquirió el mayor con una sonrisa socarrona, sabiendo perfectamente cuál sería
la respuesta.
- Métemela ya- pidió con las
mejillas totalmente ruborizadas. No era dado a tener ese vocabulario, pero
dadas las circunstancias… le importaba un bledo decir groserías- Onegai Sho…- añadió
suplicante antes de volver a gemir.
Aquello fue suficiente para
que el mayor perdiese la poca cordura que tenía hasta el momento. Retiró los
dedos de la dilatada entrada de Ninomiya y soltó su miembro, tomando las
piernas del menor con delicadeza, rodeando su propia cintura con ellas y
dejando las manos a cada lado de su cabeza, inclinándose a besarle en los
labios con dulzura.
El castaño llevó una mano
hasta la dureza de Sho, propinándole delicadas sacudidas antes de llevarlo con
lentitud hasta su entrada; fue entonces cuando ambos movieron las caderas al unísono
y volvieron a gemir. Nino al sentir aquella
agradable intromisión, y Sho, por sentirse aprisionado entre las
deliciosas paredes del más bajo.
Ambos se miraron a los ojos
mientras se convertían en uno solo, sincronizando sus movimientos, haciendo que
oleadas de placer los arrollaran a ambos. Sakurai se encontraba mordiendo su
labio inferior, conteniendo los roncos gemidos que amenazaban con salir de su
garganta, deleitándose al ver los gestos de su chico; el cual entreabría los
labios y gemía una y otra vez, dejándose llevar por la intensidad del momento.
Una fina capa de sudor cubría
la espalda, brazos y rostro del mayor; Nino se encontraba con el flequillo
pegado a la frente por la misma razón, ambos presos de la lujuria, entregándose
por completo a aquel maravilloso momento. Sho cerró los ojos con fuerza,
apoyando las manos del respaldo de la cama, regalándole sádicas embestidas al
menor, mientras gemía sin importarle nada el hecho de ser escuchados; Nino por
su parte, llevó una mano hasta su pene, regalándose rápidas sacudidas que le
hicieron arquear la espalda, moviendo las caderas al ritmo que el mayor
marcaba. Posó la mano libre en la espalda del pelinegro, clavando sus uñas en
ella por las fuertes sensaciones que se arremolinaban en su interior y se
concentraban en su entrepierna.
Con un quedo jadeo, el mayor
se incorporó levemente, tomando una de las piernas de Kazunari y apoyándola
sobre su hombro, regalándole feroces estocadas, esbozando una sonrisa cargada
de malicia al ver que el menor se encontraba al límite. Nino acrecentó la
rapidez en las caricias que se regalaba a si mismo, moviendo las caderas con
urgencia; se conocía, y sabía que estaba a punto de estallar, y a juzgar por
los gestos de su pareja, él también se encontraba igual.
La luna era la única testigo
de lo que ocurría en aquella oscura habitación, era la única testigo del amor
que se profesaban mediante besos, caricias, susurros y gemidos. El castaño dejó
de masturbarse, arqueando la espalda nuevamente, retorciéndose por el placer
mientras le daba rienda suelta a sus gemidos, sintiendo como su cuerpo se desvanecía
en pequeñas partículas esparcidas en la brisa nocturna. Cerró los ojos con
fuerza, se sentía flotando, delirando bajo la intensa sensación de aquel
maravilloso y arrebatador orgasmo que lo dejó sin sentido. Sho, por su parte,
se dejó arrastrar también, gimiendo una
y otra vez el nombre de su amante, aferrándose a él como si su vida dependiese
de ello mientras derramaba su esencia dentro de Ninomiya. Tomó su pierna con
delicadeza y la bajó de sus hombros, inclinándose a besarlo en los labios; fue
un largo, intenso y profundo beso que les robó el aliento.
Aún continuaban tirados en
la cama, ambos en silencio, intentando normalizar sus respiraciones, cuando
Nino se acercó un poco más hasta Sho, abrazándolo con fuerza y escondiendo el
rostro en su cuello.
- ¿Qué pasa? ¿Ya es hora de
ir a memorizar tus líneas?- inquirió en voz baja
- En estos momentos lo que
menos me interesa es leer el guion…- contestó en un susurro apenas audible. Sho
rio por su respuesta
- ¿Entonces qué quiere hacer
Ninomiya-kun?-
- Quedarme aquí, contigo y
no pensar en nada más- sonrió y besó su mejilla con suavidad
- Y eso que estabas
echándome, mandándome a ver pelis en el televisor- Nino le regaló una mirada
reprobatoria y luego sonrió
- Entonces míralas, pero
aquí conmigo- puntualizó abrazándolo mas fuerte sin dejar de sonreír
- De acuerdo, entonces veámoslas
juntos- extendió la mano hasta la mesilla de noche y tomó el mando a distancia,
encendiendo el televisor. Miró al menor nuevamente y le dio un dulce beso en la
frente, sintiéndose enternecido por la manera peculiar en que Nino siempre le pedía
las cosas y al final el siempre terminaba cediendo, pues, a final de cuentas,
siempre era su chico quien tenía el control.
SAKUMIYA!!! ♥////♥
ResponderEliminarkyaaaaah! fue tan lindo
la manera de los dos es tan peculiar
que eso los hace ver tan lindos >0<
aunque que manera de demostrar su amor *O*
Muchas Gracias! Iza por el shot <333
ah!! me encanto, el final "a final de cuentas, siempre era su chico quien tenía el control" jajaja como adoro esta parejita, me imagina a so kya~ me encanto :D
ResponderEliminarSiempre he pensado que Nino es el tipo de persona que al final siempre obtiene lo que quiere xd
EliminarGracias por la visita y por tu comentario, ojalá estés por aquí más seguido~
Fuaaaaaaaaaa *derrame Nazal* waaaaaaa que tiernoooooo shocito con el Nari <3 waaaaa pero nino ha hecho lo que yo imagino hacer cada que veo la espalda de Sho enterrarle las uñas waaaaa me facinoooooooooo *u* lo ameee
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