Esto lo escribí para desahogar un enojo hace un tiempito, y no sabía que quedaría tan... fogoso?
Género: Lemon
Pareja: Matsumiya
Extensión: One shot
Sentía calor, esa incómoda sensación de la tela de la camiseta pegarse a mi espalda, la cual me impedía estar tranquilo. Detestaba horriblemente estos días del verano, ya que me pasaba todo el día sudado, como pavo dentro del horno; añadiéndole a todo esto el aburrimiento que me estaba matando... Simplemente, este día era un completo asco.
No era para nada agradable estar sentado como idiota en la pequeña librería de mi tía, pero para que no dijesen que era un "vago sin aspiraciones que le importaba un bledo ser alguien en la vida y que no quería trabajar", me encontraba aquí sentado, en un establecimiento pequeño, sin computadora, sin un aire acondicionado y sin nadie que me entretuviera.
Felicidades Jun, eres un completo idiota.
Tomé el vaso de refresco que descansaba a mi lado, un intento idiota para combatir el calor... Si esta mierda continuaba así, me iba a largar.
- Disculpe... ¿podría ayudarme?- escuché que dijo una delicada voz, demasiada para ser de un chico. Solté la pajilla y alcé la vista para ver a quien se encontraba frente a mí...
Era un chico, de algunos diecisiete o al menos así me parecía. Llevaba el cabello negro un poco alborotado, pantalones negros bastante ajustados a la cadera, una camiseta azul turquesa y encima una sudadera negra. Al parecer no tenía calor para llevar tanta ropa; al mirar su cara, me fijé en sus ojos, de un color castaño claro, enormes, brillantes y escrutaban todo con curiosidad.
- Ayudarle... ¿ exactamente en qué?- le respondí poniéndome de pie. El muchacho se encogió un poco e inclinó el rostro, aquél gesto me pareció muy adorable
- Verá, es que... tengo pocos días en... Tokyo y... y...- balbució
- ¿Y?- lentamente salí del mostrador, quedándome frente a él. Ahora podía notar que era muchísimo más pequeño que yo
- Y estoy perdido señor... Me... Me gustaría que me ayudase a volver a mi casa- informó con las mejillas sonrojadas.
- Bien, ¿quieres que te ayude a retornar a tu casa?- me crucé de brazos, él alzó el rostro y nos miramos a los ojos. Extrañamente sentí una descarga eléctrica recorrer mi cuerpo; "vamos Jun, cálmate, es solo un chiquillo extraviado".
- Si, si no es mucha molestia...-
- Vale, en primer lugar, no me llames señor. Me haces sentir como viejo decrépito y en segundo lugar, podría ayudarte, pero... Yo no hago favores así por así- me acerqué un poco más a él y aspiré el aroma de su pelo. ¿Qué diablos me estaba pasando con él? Era apenas un desconocido, tierno, pero un desconocido; y no comprendía porque de repente me entraron ganas de jugar con él.
- Lo siento- sonrío apenado y mordió su labio inferior- pero es que como no se quien es, ni como se llama, le digo señor- se encogió de hombros- ¿Entonces va a ayudarme sí o no?
- Estoy considerándolo...- pasé la lengua por mis labios y sonreí.
¿Sería capaz de abusar de aquél muchachito perdido, tan inocente y hermoso?
¿Sería capaz de llevármelo a la habitación de atrás y hacerle mil y una cosas?
¿Iba a ser posible que a cambio de ayudarle le iba a pedir una sesión de sexo apasionado?
Sí, era capaz de eso y más.
- Bueno, si no puede yo puedo entenderlo...- retrocedió lentamente, pero tomé uno de sus brazos con fuerza, impidiéndole que diera un paso más. Él me miró interrogante y yo esbocé una leve sonrisa
- No dije que no pudiera hacerlo. Sólo dije que lo consideraría- respondí en voz baja, sin soltarle el brazo y sacándole del establecimiento. Pensándolo bien, iba a llevarle a un sitio mucho mejor que el cuartito trasero de la librería.
El chico caminaba detrás de mi en silencio. Al llegar a mi casa, él me miró extrañado y alzó una ceja, no dije nada y simplemente le empujé suavemente hasta adentro
- ¿Qué se supone que hacemos aquí?- inquirió mirando todo el lugar con un poco de temor e incomodidad
- Pues, ayudándote... ¿O no quieres este tipo de ayuda?- susurré en su oído, colocándome detrás suyo
- Ehm... yo...- musitó con una débil voz. Sonreí y posé mis manos en sus caderas, atrayéndolo totalmente hacia mí- Pero si no te conozco, ni tu a mí... No sabes mi nombre...
- Eso es lo de menos, Matsumoto Jun, un placer- contesté antes de rozar mis labios contra la tersa piel de su cuello. De verdad que estaba loco, mira que hacer esto con alguien que no conocía, pero es que sentía una necesidad casi animal de follármelo.
- Ninomiya...- suspiró- Kazunari desu...-
- Lindo nombre Ninomiya-kun- pasé la lengua por su cuello y comencé a succionarla con suavidad, mientras mis manos acariciaban sus caderas y una de ella descendía lentamente por su entrepierna. Con delicadeza, frotaba la palma de mi mano contra su miembro, el cual despertaba cada vez más con las atenciones que le dedicaba. De sus hermosos labios se escapaban algunos suaves gemidos.
- Gracias Jun, y... puedes decirme Nino- gimió nuevamente. Suspiré y lo tomé con fuerza de las caderas, restregándole contra mi erección; escuchándole jadear suavemente... Lo hice volverme hacia mí y sonreí
- ¿Quieres mi ayuda entonces, Nino?- susurré rozando mis labios contra los suyos, eran tan suaves, tan delicados, moría por probarlos; quería arrancarle la ropa allí mismo y...
Su respuesta fue mejor de la que esperaba, tomó mi rostro por las mejillas y me besó en los labios apasionadamente, fue su lengua la que se introdujo en mi boca en busca de la mía, acariciándola con suavidad mientras nuestros labios se fundían en aquél beso. Sin separarme de él, fui llevándolo hasta la sala y le empujé suavemente en el sillón, quitándome la camiseta antes de colocarme sobre él.
Volví a capturar sus labios, besándole con ardor mientras lo despojaba de sus prendas; me deshice de su sudadera y su camiseta, acariciando su pecho desnudo con un mano. Nino mordió mi labio inferior y llevó sus manos hasta mis pantalones, desabotonándolos y bajándolos con ansiedad. Descendí mis besos hasta su cuello nuevamente y le imité, quitándole los pantalones y los boxers, dejándolo desnudo por completo. Sin dejar de besar su cuello, comencé a masturbarle con rapidez, deleitándome con la suavidad de su piel, sus suaves gemidos y con el aroma que desprendía su cuerpo.
Podía sentir su pureza, el aura de inocencia que le rodeaba, y eso me hacía desearlo más, no tenía que decirme que era su primera vez con un hombre, pues eso era más que obvio, e iba a enloquecer si no lo hacía mío ya mismo.
Otro gemido entrecortado salió de sus labios, cerré los ojos y contuve un jadeo, aquél jodido muchachito me tenía en un grado de excitación muy alto, cosa que ninguno de mis experimentados "amigos" hubiesen logrado. De su miembro comenzaban a salir algunas gotitas del líquido pre-seminal y Nino movía las caderas al ritmo que le marcaba mi mano, totalmente cegado por la excitación.
- Oh... sí... No pares...- susurraba mientras gemía repetidas veces, sin dejar de mover las caderas, pidiendo más. Dejé de besar su cuello y con la mano libre, humedecí uno de mis dedos con los propios fluidos que emanaban de mi erección... Dirigí mi mano hasta su virginal entrada, penetrándole con lentitud. Nino emitió un quejido y apretó uno de mis brazos con fuerza- Despacio por favor... es mi primera vez...- añadió
- Relájate, no voy a hacerte daño, lo prometo...- dije con una sonrisa antes de besarle en los labios, sin dejar de masturbarle con una mano y de penetrarle con la otra, lentamente introducía y sacaba mi dedo de su estrecha entrada, mientras mi amante gemía por lo bajo. Aumenté el ritmo de las sacudidas a su pene y le penetré con un segundo dedo, moviéndolo en forma circular, jadeando contra sus labios de tan solo sentir su estrechez envolver mis dedos, de sentirlo vibrar debajo de mí y de escucharle tan mal.
Segundos después, mi mano se vio llena de sus fluidos, entonces la intercambié por la otra, volviendo a penetrarle con dos dedos, sintiendo como Nino se dilataba un poco más y como movía las caderas en busca de más fricción; entonces comprendí que estaba listo.
Retiré la mano de su entrada y rodeé mi cintura con sus piernas, ambos nos miramos y sonreímos antes de que comenzase a penetrarle con lentitud, Nino alzó las caderas para recibirme y ambos gemimos al unísono en cuanto estuve dentro de él por completo. Yo por sentirme aprisionado entre sus paredes y él por el dolor, ya que al ver su rostro, tenía los ojos cristalizados... Era tan exquisitamente estrecho, pero tuve que contener las enormes ganas de moverme con rapidez, pues no podía causarle más dolor; me mantuve quieto por un momento, regalándole caricias y suaves besos, para distraerle un poco.
- Estoy listo...- dijo minutos después con una tímida sonrisa
- ¿Estás seguro?- inquirí antes de besarle en los labios con delicadeza
- Si, hazlo ya- sonreí por su impaciencia y comencé a mover las caderas, penetrándole con lentitud, mordiendo mi labio inferior para contener algunos gemidos. Nino volvió a cerrar los ojos, moviendo las caderas a mi ritmo y acariciando mi espalda baja; tenía los labios entreabiertos, las mejillas sonrosadas, el cabello más alborotado aún y se veía totalmente adorable. El verle así solo hacía incrementar más mis ganas por él; así que aumenté el ritmo de las embestidas, adentrándome por completo en su interior.
Nuestros cuerpos lucían perlados por el sudor, la temperatura había aumentado súbitamente, a tal grado que sentía la estancia en llamas; el flequillo se pegaba a mi frente y aun solo deseaba oirle gemir así, de aquella manera tan desaforada mientras le penetraba con rapidez, clavándome cada vez más dentro suyo con cada estocada; estaba a punto de perder el control, y sabía que él también a juzgar por el volumen de sus jadeos.
Tomé una de sus piernas y la levanté hasta ponerla sobre mi hombro, apoyé mis manos en su pelvis y volví a regalarle rápidas y profundas embestidas, Nino puso un brazo sobre su cara, tapándose los ojos mientras mordía su labio inferior con fuerza, estremeciéndose con cada embestida, arqueando la espalda cada vez que penetraba en él. Aquello era simplemente hermoso.
Llevé una mano hasta su desatendido miembro, masturbándole con lentitud al tiempo que disminuía la velocidad, propinándole suaves estocadas. Nino contrajo sus paredes, al parecer estaba conteniéndose para no llegar aún, pero al hacer eso me ponía peor a mí. Apreté su dureza y deslicé la mano por toda su longitud con rapidez, entonces ahora nos encontrábamos ambos gimiendo como posesos, él volvió a contraer sus paredes, y no pude soportarlo más, con un gruñido sentí como mis fluidos se derramaban en su interior, entonces él esbozó una leve sonrisa y gimió nuevamente, corriéndose por segunda vez en mi mano.
Lentamente bajé su pierna de mi hombro y me incliné sobre él, dándole un rápido beso antes de dejarme caer sobre él, tratando de encontrar algo de aire.
- No es el tipo de ayuda que quería... Pero, igual gracias- murmuró minutos después
- Siempre que la quieras, solo tienes que volverte a perder e ir a la librería- respondí con una fingida sonrisa inocente
- ¿Eres un idiota, sabías?-
- Me lo han dicho, así que...- con delicadeza me levanté para no hacerle daño- supongo que la respuesta es sí- ambos reímos
- ¿Me ayudarás a regresar a casa? Han de estar preocupados por mí...- lo vi hacer un puchero y asentí. ¿Cómo le iba a decir que no a una carita asi?
- Por supuesto, pero con una condición...
- ¿¡Otra!?- exclamó- pensaba que esta era la condición
- No, es que nos veamos otra vez- expliqué mientras alzaba una ceja y me acercaba nuevamente hacia él
- Iba a pedirte justamente lo mismo...- comentó antes de que nos besáramos nuevamente en los labios.
- ¡Jun!... ¿Jun? La cena ya está lista- sentí como me arrebataban el libro con brusquedad
- Ya voy. Podías haber dicho por favor al menos- protesté mientras me ponía de pie
- Odio cuando te llamo y no respondes, me esforcé demasiado para prepararte la cena y tu ahí tirado leyendo no me hacías caso- ahí estaba de nuevo ese puchero adorable que tanto amaba, a pesar de este año y tres meses con él, no podía resistirme a sus pucheritos y siempre terminaba haciendo lo que quería.
- Lo siento, no volverá a pasar, lo prometo- levanté la mano derecha y sonreí
- Así está mejor, ahora vamos a cenar- me tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los míos- A pesar de que seas un imbécil la mayor parte del tiempo, te amo...
- Yo también te amo, enano berrinchoso- contesté antes de besar el dorso de su mano y dirigirnos hacia el comedor, el de la casa que compartíamos desde hacía algunos siete meses.
Y aunque esto no se lo dijese nunca por vergüenza, sabía que la compartiríamos por muchísimo tiempo más.
wooooooo eso fue tan HOT !!!
ResponderEliminarahora menos podre concentrarme para mi examen de mañana xDDDD
waaaaaaaaaa amo el matsumiya, y este me encanto....nino tan lindo y jun tan sdfghjkasfghjk...
espero que continies pronto con be with you, me estoy jalando los pelos X.X
-gracias por compartir :D
byesss!!
Hahahaha; espero que si te hayas podido concentrar para tu examen y te deseo suerte :3
EliminarA mi también me encantó esta historia... Nino tan inocente y Jun tan malvado x3
Muy prontito subiré el capi 7 de Be with you, no quiero que te quedes calva por mi culpa D:<
kyaaaaaaaaah!! gfahsfgas *explota nariz*
ResponderEliminaromg! fue fue tan tan sdfsafs kuuuuuuuuu~~~
excitante!!! X______x
Me Encanto!! como siempre mi matsumiya son tan sexy´s aunque mi Nino tan lindo que quiero comerlo a besos >////< pero estoy feliz de que Jun se lo aya comido todito *¬*
Gracias!! iza ♥ espero que te enojes pronto para que nos brindes otro matsumiya muy lemonso XD jajaja ntc :P
y veo que juliet tambien se jala los pelos x be with you asi que ya tienes a 2 lectoras que a lo mejor quedan calvas XD jajaja Ganbatte! :D
Ay dios mio! Pero que buen lemon te haz mandado aquí *---*
ResponderEliminarMi mente ha volado con cada detalle x.x
Waaaaaaaaaaaah!!!! En serio cada drabble tuyo me hace inmensamente feliz <3 SOY TU FAN (?) XD